Restaurante italiano se vistió de manteles largos para presentar nueva y sofisticada imagen

Una experiencia llena de sabor vivieron los invitados al prestigiado restaurante Alfredo Di Roma quienes conocieron su nueva cara

Redacción

  · viernes 4 de mayo de 2018

Mauricio Chiecchio, Katherine Fong, Fernando Torres y Fabrice Bottois / Laura Lovera

Después de 22 años de su llegada a México, el restaurante italiano por excelencia se vistió de manteles largos para presentar su nueva y sofisticada imagen. La historia de Alfredo Di Roma, cuna del mundialmente famoso Fettuccine all´Alfredo, inició cuando Alfredo Di Lelio, joven apasionado de la gastronomía, comenzó su odisea en un pequeño restaurante propiedad de sus padres. Años después, y derivado del nacimiento de su hijo, encontró el camino que lo hiciera famoso gracias a su Fettuccine hecho a base de sémola ligera, mantequilla casera y queso parmesano de primera calidad que, a la fecha, se mantiene como uno de los platillos más aclamados de la cocina italiana.

Con los años, la tradición pasó de padre a hijo y de hijo a nieto, y fue así como Alfredo II, orgulloso heredero de la dinastía, amplió las fronteras de su imperio hasta llegar a México y en noviembre de 1996 Alfredo Di Roma abrió sus puertas en el hotel Presidente InterContinental que ha sido su hogar durante 22 años en los cuales ha deleitado a millones de comensales con exquisitos platillos, creación del Chef Mauro Chiecchio, quien ha estado al frente de la cocina desde la apertura del restaurante.

Después de una primera exitosa etapa de vida, Alfredo Di Roma cerró brevemente sus puertas para dar paso a una extensa remodelación que cambió completamente la cara del restaurante: espacios más amplios, una decoración sobria y sofisticada, la incorporación de una terraza y una barra donde los comensales podrán observar la preparación de pasta fresca y cocteles, son algunas de las novedades más sobresalientes. El arquitecto Rafael Sama, Director de Sama Arquitectos, fue el encargado del proyecto de remodelación que tomó cerca de 3 meses.

Los cambios se hacen notar desde la entrada. La Cava, con más de 1,500 etiquetas, es la encargada de dar la bienvenida a los comensales. El interior del restaurante es sofisticado, predomina la madera y una decoración sobriadonde se perciben algunos cuadros de la historia del restaurante. En la parte central, se colocó una barra donde se elaborará y empaquetará pasta fresca para llevar, además de realizar preparaciones en vivo (show cooking) de alimentos y bebidas.