/ viernes 24 de mayo de 2024

#SOY / Bodas LGBTQ+: No todo lleva los colores del arcoíris

La wedding planner Pamela Herrera habla de la discriminación que existe actualmente a la hora de organizar una boda para la comunidad. Aunque por otro lado, es uno de los negocios más rentables actualmente

Como en todo encuentro nupcial, los imprevistos están a la orden del día pero en una boda LGBTQ+ el reto es mayor.

“No sólo te enfrentas a que el juez de acuerdo a su ideología, cancele o te diga que no realiza la boda, sino que algunos banqueteros te ofrecen un presupuesto, pero al enterarse de que se trata de una boda gay te aumentan el precio o simplemente te cancelan”, dice la wedding planner Pamela Herrera, quien cuenta con una trayectoria de 20 años en la organización de eventos.

Para la experta, el negocio es redituable cuando se trata de una boda LGBTQ+ porque, dice, los miembros de la comunidad gastan más que una pareja heterosexual, ya que les gustan la moda y las tendencias.

“En una ocasión, en la boda de una pareja, uno de ellos me pidió que las peonias fueran traídas exclusivamente de Nueva York, porque quería un tipo de flor que sólo vendía una florería de esa ciudad; yo le dije que en el mercado de Jamaica las podía conseguir y no quiso”.

También se ha enfrentado a la discriminación al buscar el lugar donde será la fiesta, sobre todo al tratarse de jardines en casa. “Algunas personas que rentan sus casas me han dicho, ‘Yo no quiero bodas raras en mi casa’, pero eso no es todo, el sentimiento es muy fuerte, es algo muy emotivo porque ha habido ocasiones en las que la familia de alguno de ellos no está de acuerdo con su condición y no hay un solo invitado de su lado.

“Por otro lado, a la hora de bailar su canción en la pista, se nos eriza la piel cuando vemos que el novio o la novia baila con su mamá o su papá, son sentimientos muy fuertes porque celebran un triunfo en sus vidas, un triunfo de aceptación y de inclusión. Actualmente la discriminación ya es menos, este tipo de bodas para mí es una caja de Pandora en cuestión de negocio porque la comunidad invierte mucho en los detalles, quieren abarcar todo y hay muchos proveedores que dicen ‘Ah, pues si es boda gay no van a querer color’, y te encuentras con parejas que dicen ‘tengo que contratar a un florista que sea gay, pero la verdad es que no es necesario, porque muchos proveedores que estamos dispuestos a trabajar con todos”.

Pamela ha llevado a cabo la producción de bodas de destacados personajes del mundo de la moda y de otros ámbitos, como fue la unión del artista plástico Héctor de Anda y el diseñador Jesús Ibarra, una boda que se realizó el 9 de octubre de 2010, donde se dieron cita importantes personajes de la sociedad mexicana.

“Fue una boda especial, Elisa Salinas les prestó su casa, fue de las primeras bodas LGBTQ+ que realizaban en México. En aquel entonces mucha gente me decía, ‘en serio vas a organizar una boda gay’ y yo les respondía ‘y ¿por qué no?’. Te encuentras con muchos comentarios como ‘ya no te vuelvo a contratar por hacer ese tipo de bodas’. Cuando organicé esa boda subí una foto a Facebook de los novios, ellos aparecían de espaldas agarrados de la mano, ni siquiera dándose un beso, y fue un caos, recibí comentarios como ‘qué asco, no te vuelvo a contratar…’”.

Cuando llega una pareja gay a pedirme que organice su boda, los atiendo como a cualquier persona, para mí no hay diferencia. Cada vez es menos, pero sigue habiendo mucho rechazo

A pesar de la información que actualmente se difunde sobre la inclusión, el pensamiento hacia el matrimonio de personas del mismo sexo continúa siendo un tabú.

En 2006 se aprobó en la que era en aquel entonces la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) la Ley de Sociedad de Convivencia, publicándose en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (GODF) el Decreto de Ley de Convivencia para el Distrito Federal, el 16 de noviembre. El 16 de marzo de 2007 se celebró la primera unión entre personas del mismo sexo.

“Después organicé una boda de una pareja de mujeres, estuvo padrísima, nos costó mucho trabajo, fue en el Desierto de los Leones. Fue todo un tema porque hay hasta jueces que no se prestan, conseguir el juez fue complicado y nos costó mucho trabajo encontrar el lugar.

“Cuando voy con el novio o la novia a buscar lugares para hacer el evento, nos dan unas fechas, pero cuando se enteran de que será una boda LGBTQ+ nos dicen que ya no hay lugar; no te dicen el motivo, pero me doy cuenta. Por eso le digo a los novios al hacer la planeación que no digamos que será una boda gay, y se asombran por eso. Y eso no lo entiendo, los miembros de la comunidad tienen el mismo derecho a casarse al igual que la comunidad hetero”.

Pamela dice que los prejuicios no sólo están presentes en nuestro país, sino que se trata de una cuestión que preocupa y que se da en todo el mundo.

A pesar de la información que actualmente se difunde sobre la inclusión, el pensamiento hacia el matrimonio de personas del mismo sexo sigue siendo un tabú

“La presión social es cada vez más. Yo soy una empresa pequeña, después de la pandemia surgieron muchos wedding planners, y empresas de banquetes. Y debo saber cómo manejar estos retos sobre la inclusión.

Hice la boda de una modelo que tiene que llevar una doble vida porque su familia no la acepta, esa boda fue muy padre porque teníamos miedo de que no llegara nadie. Pero de verdad, la gente tiene que entender que es amor. Cuando llega una pareja gay a pedirme que organice su boda, los atiendo como a cualquier otra persona, para mí no hay diferencia. Cada vez es menos, pero sigue habiendo mucho rechazo”.

Pexels

La vestimenta

Desde un detalle de encaje, hasta un traje con cauda o velo, tonos blancos y uno de ellos de gris o negro para distinguirse del otro, son parte del sueño que toda novia o novio de la comunidad sueña con llevar puesto en una de esas ocasiones.

“Me ha tocado que los dos van de traje, uno de blanco y uno de color oscuro. Ellas por lo regular van de vestido de novia, me llaman más la atención las mujeres que los hombres. Después se cambian, pero a la hora de la ceremonia por lo regular, usan el atuendo nupcial tradicional.

“En una ocasión un novio llevaba una flor de tul, o alguno va maquillado y el otro no; se nota la diferencia. Hay unos que saben y están al tanto de las flores y el otro no… Las mujeres son más especiales, es más difícil planear el evento”.

Otro de los desafíos para la wedding planner es realizar bodas gay en los estados de la República por el tradicionalismo y las ideas conservadoras que aún existen en la provincia de nuestro país.

“Es todo un tema hacer bodas en los diferentes estados, si aquí en Ciudad de México es un tabú, en provincia es aún más complicado. En Acapulco no, porque es donde más bodas hay, pero en Oaxaca y Querétaro es muy difícil. Me hablaron recientemente para hacer una boda en León, mi hermano vive allá y me recomendó. Era la boda de dos chavos, al final los dos se tuvieron que ir a casarse a Puerto Vallarta, a causa de todo el “NO” con el que se toparon, desde las familias, hasta los lugares para hacer la fiesta.


Uno de los desafíos para la wedding planner es realizar bodas gay en los estados de la República, por el tradicionalismo y las ideas conservadoras que aún existen en varios lugares


Ellos temían que no fuera nadie a su boda, yo les decía que claro que los invitados llegarían, a una boda llega todo el mundo, pero en provincia el rechazo es aún más fuerte que aquí. Creo que todo es cuestión de respeto, la gente no respeta”.

El concepto de la boda depende mucho de la pareja, hay unas muy tradicionales que hacen la ceremonia y la fiesta, hay algunas que como lo mencionamos quiere que se distinga al que siempre quiso casarse, y realizan la entrada nupcial tradicional como lo hacen las novias.

“Un caso también especial fue la unión entre Manuel y Jorge, al igual que el caso de las novias anterior, las familias de los dos estaban en contra de su matrimonio, no fueron los papás de ninguno de los dos, ambos muy jóvenes. A uno de ellos le ofrecieron una superchamba en Australia, y decidieron casarse e irse a Australia, fue una boda muy emotiva, fueron las hermanas de uno de ellos y de parte del otro no fue nadie de su familia, este último se notaba triste… Por un lado feliz, por la idea de casarse e irse a otro país, pero por otro la idea de saber que no había nadie de su familia fue muy fuerte para él. Tuvimos que agilizar los tiempos en cuestión de logística porque al final ellos dirían unas palabras, pero cuando vimos que no había nadie de su familia, cancelamos el discurso”.

La empresaria confiesa que en esos casos debe convertirse en psicóloga, y de alguna forma apoyar no sólo en cuestión de organización sino en la parte emocional.

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“Es muy padre, porque te pones a pensar en todo lo que han vivido y lo difícil que fue llegar a este día, son bodas muy emotivas y con una gran historia detrás”.

En la parte religiosa recomienda buscar algún ritual simbólico, y actualmente existen personas dentro de este ámbito que apoyan a dar la bendición a la pareja, entre otras opciones.



Como en todo encuentro nupcial, los imprevistos están a la orden del día pero en una boda LGBTQ+ el reto es mayor.

“No sólo te enfrentas a que el juez de acuerdo a su ideología, cancele o te diga que no realiza la boda, sino que algunos banqueteros te ofrecen un presupuesto, pero al enterarse de que se trata de una boda gay te aumentan el precio o simplemente te cancelan”, dice la wedding planner Pamela Herrera, quien cuenta con una trayectoria de 20 años en la organización de eventos.

Para la experta, el negocio es redituable cuando se trata de una boda LGBTQ+ porque, dice, los miembros de la comunidad gastan más que una pareja heterosexual, ya que les gustan la moda y las tendencias.

“En una ocasión, en la boda de una pareja, uno de ellos me pidió que las peonias fueran traídas exclusivamente de Nueva York, porque quería un tipo de flor que sólo vendía una florería de esa ciudad; yo le dije que en el mercado de Jamaica las podía conseguir y no quiso”.

También se ha enfrentado a la discriminación al buscar el lugar donde será la fiesta, sobre todo al tratarse de jardines en casa. “Algunas personas que rentan sus casas me han dicho, ‘Yo no quiero bodas raras en mi casa’, pero eso no es todo, el sentimiento es muy fuerte, es algo muy emotivo porque ha habido ocasiones en las que la familia de alguno de ellos no está de acuerdo con su condición y no hay un solo invitado de su lado.

“Por otro lado, a la hora de bailar su canción en la pista, se nos eriza la piel cuando vemos que el novio o la novia baila con su mamá o su papá, son sentimientos muy fuertes porque celebran un triunfo en sus vidas, un triunfo de aceptación y de inclusión. Actualmente la discriminación ya es menos, este tipo de bodas para mí es una caja de Pandora en cuestión de negocio porque la comunidad invierte mucho en los detalles, quieren abarcar todo y hay muchos proveedores que dicen ‘Ah, pues si es boda gay no van a querer color’, y te encuentras con parejas que dicen ‘tengo que contratar a un florista que sea gay, pero la verdad es que no es necesario, porque muchos proveedores que estamos dispuestos a trabajar con todos”.

Pamela ha llevado a cabo la producción de bodas de destacados personajes del mundo de la moda y de otros ámbitos, como fue la unión del artista plástico Héctor de Anda y el diseñador Jesús Ibarra, una boda que se realizó el 9 de octubre de 2010, donde se dieron cita importantes personajes de la sociedad mexicana.

“Fue una boda especial, Elisa Salinas les prestó su casa, fue de las primeras bodas LGBTQ+ que realizaban en México. En aquel entonces mucha gente me decía, ‘en serio vas a organizar una boda gay’ y yo les respondía ‘y ¿por qué no?’. Te encuentras con muchos comentarios como ‘ya no te vuelvo a contratar por hacer ese tipo de bodas’. Cuando organicé esa boda subí una foto a Facebook de los novios, ellos aparecían de espaldas agarrados de la mano, ni siquiera dándose un beso, y fue un caos, recibí comentarios como ‘qué asco, no te vuelvo a contratar…’”.

Cuando llega una pareja gay a pedirme que organice su boda, los atiendo como a cualquier persona, para mí no hay diferencia. Cada vez es menos, pero sigue habiendo mucho rechazo

A pesar de la información que actualmente se difunde sobre la inclusión, el pensamiento hacia el matrimonio de personas del mismo sexo continúa siendo un tabú.

En 2006 se aprobó en la que era en aquel entonces la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) la Ley de Sociedad de Convivencia, publicándose en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (GODF) el Decreto de Ley de Convivencia para el Distrito Federal, el 16 de noviembre. El 16 de marzo de 2007 se celebró la primera unión entre personas del mismo sexo.

“Después organicé una boda de una pareja de mujeres, estuvo padrísima, nos costó mucho trabajo, fue en el Desierto de los Leones. Fue todo un tema porque hay hasta jueces que no se prestan, conseguir el juez fue complicado y nos costó mucho trabajo encontrar el lugar.

“Cuando voy con el novio o la novia a buscar lugares para hacer el evento, nos dan unas fechas, pero cuando se enteran de que será una boda LGBTQ+ nos dicen que ya no hay lugar; no te dicen el motivo, pero me doy cuenta. Por eso le digo a los novios al hacer la planeación que no digamos que será una boda gay, y se asombran por eso. Y eso no lo entiendo, los miembros de la comunidad tienen el mismo derecho a casarse al igual que la comunidad hetero”.

Pamela dice que los prejuicios no sólo están presentes en nuestro país, sino que se trata de una cuestión que preocupa y que se da en todo el mundo.

A pesar de la información que actualmente se difunde sobre la inclusión, el pensamiento hacia el matrimonio de personas del mismo sexo sigue siendo un tabú

“La presión social es cada vez más. Yo soy una empresa pequeña, después de la pandemia surgieron muchos wedding planners, y empresas de banquetes. Y debo saber cómo manejar estos retos sobre la inclusión.

Hice la boda de una modelo que tiene que llevar una doble vida porque su familia no la acepta, esa boda fue muy padre porque teníamos miedo de que no llegara nadie. Pero de verdad, la gente tiene que entender que es amor. Cuando llega una pareja gay a pedirme que organice su boda, los atiendo como a cualquier otra persona, para mí no hay diferencia. Cada vez es menos, pero sigue habiendo mucho rechazo”.

Pexels

La vestimenta

Desde un detalle de encaje, hasta un traje con cauda o velo, tonos blancos y uno de ellos de gris o negro para distinguirse del otro, son parte del sueño que toda novia o novio de la comunidad sueña con llevar puesto en una de esas ocasiones.

“Me ha tocado que los dos van de traje, uno de blanco y uno de color oscuro. Ellas por lo regular van de vestido de novia, me llaman más la atención las mujeres que los hombres. Después se cambian, pero a la hora de la ceremonia por lo regular, usan el atuendo nupcial tradicional.

“En una ocasión un novio llevaba una flor de tul, o alguno va maquillado y el otro no; se nota la diferencia. Hay unos que saben y están al tanto de las flores y el otro no… Las mujeres son más especiales, es más difícil planear el evento”.

Otro de los desafíos para la wedding planner es realizar bodas gay en los estados de la República por el tradicionalismo y las ideas conservadoras que aún existen en la provincia de nuestro país.

“Es todo un tema hacer bodas en los diferentes estados, si aquí en Ciudad de México es un tabú, en provincia es aún más complicado. En Acapulco no, porque es donde más bodas hay, pero en Oaxaca y Querétaro es muy difícil. Me hablaron recientemente para hacer una boda en León, mi hermano vive allá y me recomendó. Era la boda de dos chavos, al final los dos se tuvieron que ir a casarse a Puerto Vallarta, a causa de todo el “NO” con el que se toparon, desde las familias, hasta los lugares para hacer la fiesta.


Uno de los desafíos para la wedding planner es realizar bodas gay en los estados de la República, por el tradicionalismo y las ideas conservadoras que aún existen en varios lugares


Ellos temían que no fuera nadie a su boda, yo les decía que claro que los invitados llegarían, a una boda llega todo el mundo, pero en provincia el rechazo es aún más fuerte que aquí. Creo que todo es cuestión de respeto, la gente no respeta”.

El concepto de la boda depende mucho de la pareja, hay unas muy tradicionales que hacen la ceremonia y la fiesta, hay algunas que como lo mencionamos quiere que se distinga al que siempre quiso casarse, y realizan la entrada nupcial tradicional como lo hacen las novias.

“Un caso también especial fue la unión entre Manuel y Jorge, al igual que el caso de las novias anterior, las familias de los dos estaban en contra de su matrimonio, no fueron los papás de ninguno de los dos, ambos muy jóvenes. A uno de ellos le ofrecieron una superchamba en Australia, y decidieron casarse e irse a Australia, fue una boda muy emotiva, fueron las hermanas de uno de ellos y de parte del otro no fue nadie de su familia, este último se notaba triste… Por un lado feliz, por la idea de casarse e irse a otro país, pero por otro la idea de saber que no había nadie de su familia fue muy fuerte para él. Tuvimos que agilizar los tiempos en cuestión de logística porque al final ellos dirían unas palabras, pero cuando vimos que no había nadie de su familia, cancelamos el discurso”.

La empresaria confiesa que en esos casos debe convertirse en psicóloga, y de alguna forma apoyar no sólo en cuestión de organización sino en la parte emocional.

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“Es muy padre, porque te pones a pensar en todo lo que han vivido y lo difícil que fue llegar a este día, son bodas muy emotivas y con una gran historia detrás”.

En la parte religiosa recomienda buscar algún ritual simbólico, y actualmente existen personas dentro de este ámbito que apoyan a dar la bendición a la pareja, entre otras opciones.



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