Los efectos del alcohol pueden ser funestos cuando no se asumen con responsabilidad, para algunos puede parecer divertido, pero para otros es una pesadilla.
El pasado fin de semana, el semanario médico New Scientist publicó un extraño caso, un hombre estadounidense de 46 años de edad padecía los efectos del estado de ebriedad, sin tomar una sola gota de alcohol.
El hombre comenzó a tener confusión mental, mareos y pérdida de memoria en el año 2011, sus problemas lo orillaron a renunciar a su trabajo.
La primera pista de su malestar fue tiempo después; el sujeto sufrió un accidente de tránsito y fue detenido, se negó a una prueba de alcoholemia y fue hospitalizado.
Ahí encontraron que tenía un nivel de alcohol en la sangre de 200mh/dL, equivalente a beber aproximadamente 10 bebidas alcohólicas, lo suficiente para inducir confusión, desorientación, deterioro del equilibrio y dificultad para hablar.
Después de ser dado de alta del hospital, el hombre buscó tratamiento en una clínica en Ohio. En las pruebas médicas, la mayoría de las lecturas parecían normales, pero cuando analizaron sus heces, identificaron la presencia de Saccharomyces cerevisiae (levadura de cerveza) y un hongo relacionado.
Un caso similar sucedió en el año 2013, cuando un hospital publicó la historia de un hombre con unos malestares similares. Los doctores de ese caso fueron los investigadores Barbara Cordell y el Dr. Justin McCarthy y llamaron a ese malestar como el “síndrome de fermentación intestinal”.
Ellos descubrieron que el paciente tenía una infección en su interior con el hongo Saccharomyces cerevisiae, y que al consumir almidón, la levadura se fermentó junto a los azúcares convirtiéndolo en etanol… y en esencia su sistema digestivo preparaba cerveza.
Finalmente, luego de descubrir su malestar, los especialistas de la Universidad de Richmond lograron tratar la microflora intestinal del hombre para revertir los efectos, a través de una combinación de terapias antifúngicas y probióticos.