/ viernes 5 de marzo de 2021

Mujeres: Nada nos detiene

Pese a la pandemia por Covid-19, las mujeres han seguido adelante en la lucha por sus derechos

Aunque la emergencia sanitaria provocó que todos tuviéramos que encerrarnos en nuestras casas, a las mujeres eso no las detuvo. Por diferentes medios, presenciales o electrónicos, ellas han seguido adelante en la lucha por sus derechos, denunciando los actos de violencia machista, la discriminación y, de nuevo, la doble jornada a la que se ven sometidas.

Políticas, indígenas, abogadas, afanadoras, médicas, agricultoras, maestras, artistas, terapeutas, activistas, estudiantes, periodistas, profesionistas o no, todas, desde su trinchera, reconocen que la pandemia de Covid-19 representa un obstáculo en el avance de sus demandas, pero que es obvio que no las cancela.

Así, con mayores o menores medidas de seguridad e higiene, todas se aprestan a no dejar pasar la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Nada nos detiene

Andrea Medina Rosas: Por Covid, la justicia no importa

Se llama Andrea Medina Rosas. Su profesión: abogada. Pronto cumplirá 45 años. Ha luchado para impulsar los derechos humanos, especialmente los de las mujeres, para tener acceso a la justicia. Hoy precisa: toda la a suspensión y demora en el acceso a la justicia fortalece la impunidad social.

Existe un rezago “fortísimo” en la operación de la justicia en México debido a la pandemia por Covid 19. Para el gobierno actual, apunta, los encargados de aplicar la ley no son prioridad. Ni siquiera están contemplados en la estrategia de vacunación anticovid que lleva a cabo la administración federal.

Las áreas de operación de justicia en temas como discriminación o violencia contra las mujeres siguen siendo sectores con recursos disminuidos, a algunos de sus miembros se les paga por honorarios, muchos han muerto debido al virus, denuncia en la entrevista.

Experta para la ONU en materia de género, Medina Rosas relata que cuando jovencita empezó a estudiar Derecho, no existía ni la mitad de leyes que ahora se han conseguido en el país, para la defensa de las mujeres.

Rosario Ortiz Magallón: La pandemia nos ha regresado a la casa

Los derechos de las trabajadoras, siempre pospuestos, siempre en litigio, muestran hoy un panorama aterrador a cuasi de la crisis sanitaria. Se perdió todo lo avanzado en una década, tal como diagnosticó la Comisión Económica para América Latina. Aterrador el impacto en el trabajo informal, aterrador el golpe a los derechos. Además está frenada la reforma laboral con perspectiva de las mujeres. Tampoco se ha conseguido el trabajo de decente.

Rosario Ortiz Magallón, dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, teje una conversación tupida de recuerdos, con un horizonte de la fragilidad para las trabajadoras de la industria maquiladora y describe como se desvanece el derecho de las mujeres para estar en el espacio público, un logro ligado a la autonomía, en ingreso y desarrollo, eje constructor de una relación familiar más igualitaria.

Muy alarmada dice que la pandemia nos ha hecho regresar a la casa, el teletrabajo que se ha convertido en una nueva forma de control laboral. Dice que la CEPAL, concluyó lo que “nosotras ya lo sabíamos”, intuíamos, pero las sindicalistas y sus organizaciones no tienen herramientas para investigar toda la dimensión del impacto, de esa década pérdida, en apenas 12 meses.

Ana Razo Pérez: Desde la escuela se normaliza la violencia

La escuela a distancia tiene malas noticias. Si antes el sistema no ayudaba a cerrar las brechas de desigualdad, hoy, con esta crisis sanitaria, plantea para las niñas mexicanas un enorme desencanto, porque en situaciones de crisis, una niña o una joven tiene el doble de probabilidades de no volver a la escuela. Eso es devastador. Así lo dice Ana Razo Pérez, integrante de la Red de Mujeres por la Educación.

Agrega que esa, que es una crisis doble, sanitaria y de deserción, sumada la manera como se decidió no interrumpir el servicio escolarizado, sin tomar en cuenta las diferencias, socio económicas y sociales de los hogares, sin saber quién tiene o no una computadora, por ejemplo, sumó una enorme carga a las madres, en quienes se centra la responsabilidad de la prole, se sumaron pocos incentivos para aprender.

En una charla ordenada, interrumpida por su genuina preocupación de qué les pasará a las niñas por la deserción escolar, que ya era un problema, habló extensamente sobre cómo la escuela no ha considerado, nunca, las diferencias entre mujeres y hombres.

Wendy Figueroa Morales: Violencia en casa, sin respuesta oficial

La pandemia encendió todas las alarmas sobre la violencia familiar y todas las violencias machistas, sólo en 2020, la Red Nacional de Refugios, atendió a más de 40 mil mujeres y niñas y las llamadas de auxilio crecieron 39 por ciento. 25 de cada cien vivieron intentos de feminicidio, mientras que el gobierno banalizó esta doble pandemia y no supo, no pudo o no quiso atenderla, dice sin ambages Wendy Figueroa Morales, directora de esa red.

En una ilustrativa y amplia conversación, la también psicóloga con años atajando esta problemática, aclara “no estamos contra este gobierno, estamos en contra la corrupción y el machismo”, plantea que este problema humano debía ser prioritario para el Estado, donde no cabe la impunidad y es de tal magnitud que no nos queda más que “resistir y persistir”, por eso se necesitan los refugios.

No es una es cuestión de cifras y estadísticas, ni de la policía, sino de la vida concreta se seres humanos. Aunque ayuda saber que el 40 por ciento de las mujeres asesinada, habían denunciado un proceso de violencias previas, psíquica, sexual o física. No obstante resulta superficial que anuncien: “bajo el 0.1 por ciento”, y afirma e “no queremos que se disminuyan los índices queremos erradicar las violencias”.

Felicitas Martínez Solano: La doble carga para las mujeres sigue

La pandemia de Covid-19 es un desastre para la región de la montaña de Guerrero, “porque todos los pueblos bajábamos a vender a las cabeceras municipales: café, canela, jamaica; hoy es temporada de venta, porque la cosecha es en diciembre. Y todo eso no se puede vender por el asunto de la pandemia. A pesar de que la radio daba información. No se solucionó”.

En una conversación fluida y trastocadora, Felicitas Martínez Solano, indígena me’phaa, dirigente comunitaria y líder internacional, deja oír su voz y escuchándola puedes ver y sentir cómo la nueva situación le ha cambiado la vida, a ella y a los pueblos indígenas.

“Los primeros meses en el pueblo hubo una restricción, desgraciadamente como muchos hermanos y hermanas estaban en (la Ciudad de) México, trabajando en restaurantes o como meseros. Así, regresaron al pueblo, pero el pueblo no los aceptó ‘si ustedes están contagiados allá se quedan’”.

Josefina Chávez Rodríguez: El feminismo no para

Quien piense que la pandemia inmovilizó a las feministas “yo me puedo soltar a carcajadas, la verdad hubo una pausa. Pero el feminismo se siguió moviendo en el contexto de la pandemia, no ha parado, es de otra naturaleza, no para, hace acciones simbólicas, de solidaridad y apoyo, con acciones callejeras, obliga a una revolución sexual y plantea un profundo cuestionamiento al sistema.

“Yo creo” que esa fue una constante, se ve en otros países de América Latina y Europa, porque las mujeres “estamos a la cabeza de las luchas sociales en todo el mundo”, que ya cimbró al feminismo institucional.

Optimista, emocionada habla Josefina Chávez Rodríguez, directora de la revista Cuadernos Feministas fundada en 1997, para generar un debate de ideas, luego de la aparición del movimiento zapatista en 1994, donde las indígenas se revelaron feministas y hoy se suman al nuevo movimiento, que se llamó la primavera violeta.

Más de 70 mil mujeres que participan con candidaturas están desprotegidas: Martha Tagle

Más de 70 mil mujeres que participan con candidaturas en el proceso electoral, que termina con la votación el 6 de junio, están desprotegidas, se enfrentan a las estructuras de sus partidos, tienen menos recursos y buscan ser elegidas en un escenario de violencia política. Todo ello en medio de la dificultad mundial generada por el Covid19.

Así lo dice la diputada Martha Tagle Martínez, en una conversación amable, donde se mostró preocupada porque hasta el día de la votación no habrá condiciones para levantar el confinamiento.

Entrevistada en sus oficinas de San Lázaro, hace cuentas de cómo vislumbraron las legisladoras los impactos de la pandemia en la economía de las mujeres; dificultades de todo orden, de ¿cómo desarrollar acciones legislativas? ¿Cómo armar propuestas y diálogos? con el gobierno, las empresarias y otros sectores. Lo cierto, dice, es que ahora se están profundizando las desigualdades.

Hay una sensación de que no hay mañana: Patricia Olamendi

El recuento de los daños por el impacto de la pandemia en las mujeres será enorme cuando termine, pero todavía “no vemos una luz en el camino”. La doble crisis sanitaria y económica generó un retroceso en programas e instituciones que se construyeron para el avance de las mujeres durante más de 30 años, afirma la jurista Patricia Olamendi Torres.

Lo dijo durante una charla serena en la que examinó la situación para la mitad de la población; para ella, la pregunta será no saber si habrá mañana.

Hoy vivimos, dijo, una etapa, “tan difícil”, en la cual crecieron y se agudizaron todos los problemas y necesidades de la mitad de la población, y que según su análisis este gobierno no consideró esenciales.

Violencia y sobrecarga, la calidad de vida de las mujeres: Dulce María Sauri

Todas las mujeres y las diputadas fueron atravesadas en todos aspectos, por la situación inédita, crítica, generada por el Covid. Se dificultó el trabajo legislativo, se alteró la vida de las mujeres, y aunque representan el 40 por ciento de los contagios, ello no significa que estén mejor.

De larga vida política y la primera gobernadora de Yucatán, la presidenta de la Cámara de Diputados, la cámara de la paridad, explica cómo las legisladoras, no obstante todo lo que parecía imposible, aprobaron cosas importantes, como el Sistema Nacional de Cuidados que ahora espera su aprobación en el Senado.

En una conversación, la legisladora detalla como aprendieron sobre la marcha, a apropiarse de la tecnología para continuar con el trabajo legislativo, cómo la pandemia no permitió el despliegue necesario para asegurar los avances.

El sistema de salud discrimina a las mujeres: Mónica Jasis

La pandemia puso en sus términos al sistema de salud, jerárquico, discriminatorio y misógino, donde las mujeres no cuentan, por eso tienen hijos en sus casas o a la intemperie, creció la muerte materna, cerraron los servicios ginecológicos, se olvidaron de la violencia obstétrica y se anularon los programas para cánceres femeninos, “esto es un retroceso”, dice la médica Mónica Jasis, desde Baja California Sur, responsable del Centro de Mujeres y consejera del Instituto Nacional de las Mujeres.

Para la especialista en Salud Pública, encima se multiplicaron los embarazos no deseados, sobre todo por la violencia en casa. Sin embargo, médicos y hospitales se resisten a cumplir con la norma 046 que los obliga a realizar un aborto cuando hay violación. La norma está integrada a la ley general de víctimas. Tener un hijo por violación, es una condena, dijo, y eso se llama embarazo forzado, que resulta de la violencia sexual. Esa norma es nacional, y se resisten a cumplirla.


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Aunque la emergencia sanitaria provocó que todos tuviéramos que encerrarnos en nuestras casas, a las mujeres eso no las detuvo. Por diferentes medios, presenciales o electrónicos, ellas han seguido adelante en la lucha por sus derechos, denunciando los actos de violencia machista, la discriminación y, de nuevo, la doble jornada a la que se ven sometidas.

Políticas, indígenas, abogadas, afanadoras, médicas, agricultoras, maestras, artistas, terapeutas, activistas, estudiantes, periodistas, profesionistas o no, todas, desde su trinchera, reconocen que la pandemia de Covid-19 representa un obstáculo en el avance de sus demandas, pero que es obvio que no las cancela.

Así, con mayores o menores medidas de seguridad e higiene, todas se aprestan a no dejar pasar la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Nada nos detiene

Andrea Medina Rosas: Por Covid, la justicia no importa

Se llama Andrea Medina Rosas. Su profesión: abogada. Pronto cumplirá 45 años. Ha luchado para impulsar los derechos humanos, especialmente los de las mujeres, para tener acceso a la justicia. Hoy precisa: toda la a suspensión y demora en el acceso a la justicia fortalece la impunidad social.

Existe un rezago “fortísimo” en la operación de la justicia en México debido a la pandemia por Covid 19. Para el gobierno actual, apunta, los encargados de aplicar la ley no son prioridad. Ni siquiera están contemplados en la estrategia de vacunación anticovid que lleva a cabo la administración federal.

Las áreas de operación de justicia en temas como discriminación o violencia contra las mujeres siguen siendo sectores con recursos disminuidos, a algunos de sus miembros se les paga por honorarios, muchos han muerto debido al virus, denuncia en la entrevista.

Experta para la ONU en materia de género, Medina Rosas relata que cuando jovencita empezó a estudiar Derecho, no existía ni la mitad de leyes que ahora se han conseguido en el país, para la defensa de las mujeres.

Rosario Ortiz Magallón: La pandemia nos ha regresado a la casa

Los derechos de las trabajadoras, siempre pospuestos, siempre en litigio, muestran hoy un panorama aterrador a cuasi de la crisis sanitaria. Se perdió todo lo avanzado en una década, tal como diagnosticó la Comisión Económica para América Latina. Aterrador el impacto en el trabajo informal, aterrador el golpe a los derechos. Además está frenada la reforma laboral con perspectiva de las mujeres. Tampoco se ha conseguido el trabajo de decente.

Rosario Ortiz Magallón, dirigente del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, teje una conversación tupida de recuerdos, con un horizonte de la fragilidad para las trabajadoras de la industria maquiladora y describe como se desvanece el derecho de las mujeres para estar en el espacio público, un logro ligado a la autonomía, en ingreso y desarrollo, eje constructor de una relación familiar más igualitaria.

Muy alarmada dice que la pandemia nos ha hecho regresar a la casa, el teletrabajo que se ha convertido en una nueva forma de control laboral. Dice que la CEPAL, concluyó lo que “nosotras ya lo sabíamos”, intuíamos, pero las sindicalistas y sus organizaciones no tienen herramientas para investigar toda la dimensión del impacto, de esa década pérdida, en apenas 12 meses.

Ana Razo Pérez: Desde la escuela se normaliza la violencia

La escuela a distancia tiene malas noticias. Si antes el sistema no ayudaba a cerrar las brechas de desigualdad, hoy, con esta crisis sanitaria, plantea para las niñas mexicanas un enorme desencanto, porque en situaciones de crisis, una niña o una joven tiene el doble de probabilidades de no volver a la escuela. Eso es devastador. Así lo dice Ana Razo Pérez, integrante de la Red de Mujeres por la Educación.

Agrega que esa, que es una crisis doble, sanitaria y de deserción, sumada la manera como se decidió no interrumpir el servicio escolarizado, sin tomar en cuenta las diferencias, socio económicas y sociales de los hogares, sin saber quién tiene o no una computadora, por ejemplo, sumó una enorme carga a las madres, en quienes se centra la responsabilidad de la prole, se sumaron pocos incentivos para aprender.

En una charla ordenada, interrumpida por su genuina preocupación de qué les pasará a las niñas por la deserción escolar, que ya era un problema, habló extensamente sobre cómo la escuela no ha considerado, nunca, las diferencias entre mujeres y hombres.

Wendy Figueroa Morales: Violencia en casa, sin respuesta oficial

La pandemia encendió todas las alarmas sobre la violencia familiar y todas las violencias machistas, sólo en 2020, la Red Nacional de Refugios, atendió a más de 40 mil mujeres y niñas y las llamadas de auxilio crecieron 39 por ciento. 25 de cada cien vivieron intentos de feminicidio, mientras que el gobierno banalizó esta doble pandemia y no supo, no pudo o no quiso atenderla, dice sin ambages Wendy Figueroa Morales, directora de esa red.

En una ilustrativa y amplia conversación, la también psicóloga con años atajando esta problemática, aclara “no estamos contra este gobierno, estamos en contra la corrupción y el machismo”, plantea que este problema humano debía ser prioritario para el Estado, donde no cabe la impunidad y es de tal magnitud que no nos queda más que “resistir y persistir”, por eso se necesitan los refugios.

No es una es cuestión de cifras y estadísticas, ni de la policía, sino de la vida concreta se seres humanos. Aunque ayuda saber que el 40 por ciento de las mujeres asesinada, habían denunciado un proceso de violencias previas, psíquica, sexual o física. No obstante resulta superficial que anuncien: “bajo el 0.1 por ciento”, y afirma e “no queremos que se disminuyan los índices queremos erradicar las violencias”.

Felicitas Martínez Solano: La doble carga para las mujeres sigue

La pandemia de Covid-19 es un desastre para la región de la montaña de Guerrero, “porque todos los pueblos bajábamos a vender a las cabeceras municipales: café, canela, jamaica; hoy es temporada de venta, porque la cosecha es en diciembre. Y todo eso no se puede vender por el asunto de la pandemia. A pesar de que la radio daba información. No se solucionó”.

En una conversación fluida y trastocadora, Felicitas Martínez Solano, indígena me’phaa, dirigente comunitaria y líder internacional, deja oír su voz y escuchándola puedes ver y sentir cómo la nueva situación le ha cambiado la vida, a ella y a los pueblos indígenas.

“Los primeros meses en el pueblo hubo una restricción, desgraciadamente como muchos hermanos y hermanas estaban en (la Ciudad de) México, trabajando en restaurantes o como meseros. Así, regresaron al pueblo, pero el pueblo no los aceptó ‘si ustedes están contagiados allá se quedan’”.

Josefina Chávez Rodríguez: El feminismo no para

Quien piense que la pandemia inmovilizó a las feministas “yo me puedo soltar a carcajadas, la verdad hubo una pausa. Pero el feminismo se siguió moviendo en el contexto de la pandemia, no ha parado, es de otra naturaleza, no para, hace acciones simbólicas, de solidaridad y apoyo, con acciones callejeras, obliga a una revolución sexual y plantea un profundo cuestionamiento al sistema.

“Yo creo” que esa fue una constante, se ve en otros países de América Latina y Europa, porque las mujeres “estamos a la cabeza de las luchas sociales en todo el mundo”, que ya cimbró al feminismo institucional.

Optimista, emocionada habla Josefina Chávez Rodríguez, directora de la revista Cuadernos Feministas fundada en 1997, para generar un debate de ideas, luego de la aparición del movimiento zapatista en 1994, donde las indígenas se revelaron feministas y hoy se suman al nuevo movimiento, que se llamó la primavera violeta.

Más de 70 mil mujeres que participan con candidaturas están desprotegidas: Martha Tagle

Más de 70 mil mujeres que participan con candidaturas en el proceso electoral, que termina con la votación el 6 de junio, están desprotegidas, se enfrentan a las estructuras de sus partidos, tienen menos recursos y buscan ser elegidas en un escenario de violencia política. Todo ello en medio de la dificultad mundial generada por el Covid19.

Así lo dice la diputada Martha Tagle Martínez, en una conversación amable, donde se mostró preocupada porque hasta el día de la votación no habrá condiciones para levantar el confinamiento.

Entrevistada en sus oficinas de San Lázaro, hace cuentas de cómo vislumbraron las legisladoras los impactos de la pandemia en la economía de las mujeres; dificultades de todo orden, de ¿cómo desarrollar acciones legislativas? ¿Cómo armar propuestas y diálogos? con el gobierno, las empresarias y otros sectores. Lo cierto, dice, es que ahora se están profundizando las desigualdades.

Hay una sensación de que no hay mañana: Patricia Olamendi

El recuento de los daños por el impacto de la pandemia en las mujeres será enorme cuando termine, pero todavía “no vemos una luz en el camino”. La doble crisis sanitaria y económica generó un retroceso en programas e instituciones que se construyeron para el avance de las mujeres durante más de 30 años, afirma la jurista Patricia Olamendi Torres.

Lo dijo durante una charla serena en la que examinó la situación para la mitad de la población; para ella, la pregunta será no saber si habrá mañana.

Hoy vivimos, dijo, una etapa, “tan difícil”, en la cual crecieron y se agudizaron todos los problemas y necesidades de la mitad de la población, y que según su análisis este gobierno no consideró esenciales.

Violencia y sobrecarga, la calidad de vida de las mujeres: Dulce María Sauri

Todas las mujeres y las diputadas fueron atravesadas en todos aspectos, por la situación inédita, crítica, generada por el Covid. Se dificultó el trabajo legislativo, se alteró la vida de las mujeres, y aunque representan el 40 por ciento de los contagios, ello no significa que estén mejor.

De larga vida política y la primera gobernadora de Yucatán, la presidenta de la Cámara de Diputados, la cámara de la paridad, explica cómo las legisladoras, no obstante todo lo que parecía imposible, aprobaron cosas importantes, como el Sistema Nacional de Cuidados que ahora espera su aprobación en el Senado.

En una conversación, la legisladora detalla como aprendieron sobre la marcha, a apropiarse de la tecnología para continuar con el trabajo legislativo, cómo la pandemia no permitió el despliegue necesario para asegurar los avances.

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La pandemia puso en sus términos al sistema de salud, jerárquico, discriminatorio y misógino, donde las mujeres no cuentan, por eso tienen hijos en sus casas o a la intemperie, creció la muerte materna, cerraron los servicios ginecológicos, se olvidaron de la violencia obstétrica y se anularon los programas para cánceres femeninos, “esto es un retroceso”, dice la médica Mónica Jasis, desde Baja California Sur, responsable del Centro de Mujeres y consejera del Instituto Nacional de las Mujeres.

Para la especialista en Salud Pública, encima se multiplicaron los embarazos no deseados, sobre todo por la violencia en casa. Sin embargo, médicos y hospitales se resisten a cumplir con la norma 046 que los obliga a realizar un aborto cuando hay violación. La norma está integrada a la ley general de víctimas. Tener un hijo por violación, es una condena, dijo, y eso se llama embarazo forzado, que resulta de la violencia sexual. Esa norma es nacional, y se resisten a cumplirla.


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