Parrillas argentinas se vuelcan a las entregas

Los restaurantes en Argentina buscan platillos alternativos para que la comida no pierda calidad al llegar a la casa de los comensales

Reuters

  · jueves 21 de mayo de 2020

Empleados del restaurante Don Julio, en Argentina, mantienen servicio como carnicería para tener ingresos en la pandemia

BUENOS AIRES. La postal de la parrilla Don Julio es habitualmente la de decenas de clientes, tanto nativos como comensales de todas partes del mundo, haciendo fila a medida que avanza la noche para conseguir una codiciada mesa en el restaurante de Buenos Aires especializado en asado.

Pero al igual que otros populares locales de comida, las sillas en Don Julio están vacías hace casi dos meses por una cuarentena nacional contra el coronavirus y, para seguir abierta, ahora está funcionando como una carnicería de alta calidad.

Pablo Rivero, el dueño de Don Julio, dijo que el objetivo es mantener vivos la atmósfera y espíritu de la parrilla.

"Eso es lo último que tenemos que perder y no lo vamos a perder", explicó Rivero, quien señaló que el cambio fue la manera que encontraron de atravesar la cuarentena que mantiene cerradas los locales gastronómicos, pero permite la actividad de establecimientos como almacenes, carnicerías y supermercados.

"La idea de la carnicería es brindarle a la gente el Don Julio posible", dijo Rivero, que explicó que no estaban realizando entregas de comida cocida debido a que es difícil mantener la calidad, pero que se está diseñando un plan para expender comida para su consumo en la vía pública.

“Con el proyecto de 'street food' podríamos ocupar a todos en alguna actividad que pueda representar un ingreso de dinero hasta que empiece la actividad nuevamente", señaló Rivero, que emplea a 100 personas y que actualmente están trabajando en la carnicería o en la remodelación del restaurante.

La Cabrera es otra popular parrilla de Buenos Aires y, al igual que el restaurante Don Julio, sus veredas están vacías desde que se implementó el aislamiento social obligatorio en Argentina el 20 de marzo, que fue extendido en la capital del país por lo menos hasta el 24 de mayo.

"Estamos en un momento complicado, donde no hay turismo y (el público) nacional no sale por la cuarentena", dijo Gastón Riveira, dueño de La Cabrera, que explicó que ha transformado el restaurante en "una fábrica de comida donde estamos fabricando comida para entregar a las casas".

Las entregas, con base en un menú limitado, vienen con instrucciones para asegurar que los alimentos sean consumidos en el nivel de calidad más cercano al de un restorán.

"Tratamos de que sea lo más parecido posible. Por eso muchos de los cortes que elegimos (...) les dejamos el hueso para que también el hueso ayude a la 'jugosidad', a que sea un aporte de sabor y que también nos ayude a mantener la temperatura", dijo Riveira.

La pandemia del coronavirus ha recortado la demanda global de carne bovina de Argentina, debido al cierre de muchos restaurantes en Europa y en Asia, comentó el presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC, Mario Ravettino.

"Generalmente mandamos productos premium a la Unión Europea y a Estados Unidos, y hoy todo lo que es la cadena de hotelería y restaurantes están cerrados, motivo por el cual estamos paralizados", comentó Mario Ravettino, presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC, que agrupa a los frigoríficos que exportan el producto argentino.