/ viernes 29 de diciembre de 2017

2017: Un año difícil

por Jorge A. Lumbreras Castro

El año 2017 será recordado por diferentes situaciones, la mayoría negativas para la nación mexicana, la relación bilateral con los Estados Unidos (EU) se ha visto vulnerada por una externalidad que pareciera sacada de una historia del pasado, por tesis de otra era o si se quiere, de los acervos de la estupidez política.

El gobierno de EU de forma deliberada y sistemática ha lanzado una campaña contra nuestro país en diversos frentes. En lo económico planteó renegociar el Tratado de Libre Comercio, el mismo que permitió a México, EU y Canadá generar una plataforma global de producción, comercialización y servicios frente a otros bloques económicos; en migración se levantaron muros visibles e invisibles, se activaron los prejuicios, se movilizó a sectores sociales y de opinión pública contra las personas migrantes, y se gestiona el proyecto para construir la obra más inútil de la historia reciente de los EU: un muro de concreto y acero.

Solo la fortaleza financiera acumulada por México durante los últimos 20 años le ha permitido sortear las presiones en el tipo de cambio, en la inversión extranjera directa, en la inflación, en la balanza comercial y en la balanza de pagos, no sin saldos negativos.  Nuestros funcionarios económicos y financieros son de los mejores del mundo, eso hay que decirlo, porque son personas las que toman decisiones frente a entornos difíciles y complejos a los que se incorporó la irracionalidad de un gobierno que considera que puede vivir en una isla en plena era de la globalización.

 

La delincuencia organizada cobró su mayor saldo en México, el número de homicidios será el más alto desde que se mide ese indicador debido a la creciente demanda de drogas sintéticas y derivadas del opio en los Estados Unidos, a la masa de armas que entran desde ese país al territorio nacional, al consumo interno de drogas duras, y al déficit en nuestra institucionalidad en materia de seguridad pública, que se resumen en lo siguiente:

a) sin mando único; b) sin policías en más de la mitad de los municipios del país; c) sin estandarización de los regímenes de seguridad social, salarios y sistemas de protección a los policías de México; d) sin cuarteles, uniformes, armamento y equipo que respondan a una política pública de seguridad; c) sin una clase política con claridad sobre qué hacer para enfrentar a la delincuencia; d) sin reformas al sistema de justicia penal acusatorio donde no ameritan la prisión preventiva oficiosa una serie de delitos que se cometen con violencia ni la portación de armas; y, e) ya con una Ley que da certeza jurídica a las acciones de las Fuerzas Armadas en las estrategias y acciones en materia de seguridad interior, hasta que recién se aprobó una en medio de paradojas y tensiones políticas.

Los partidos políticos estructuraron sus candidatos a la Presidencia sin métodos reales de selección, la cultura autoritaria regresó, no se sabe cómo, la simple elección entre elites cobró vigencia en México, y los espacios para la ciudadanía se eliminaron. La simulación de democracia interna en los partidos políticos ni siquiera se intentó.

Así las cosas, y pese a todo lo anterior, el país camina, avanza, y se posiciona como una de las economías más poderosas del mundo, grandes sectores de la clase política mantienen su responsabilidad con el país, sin embargo, otros sectores se encaminan por la falta de sentido político, por vaciar la vida partidista de significados, y por el duelo de posiciones antes que de ideas.

La lumpenización de la política es el saldo de 2017, y los riesgos de regresión están a la vista ante una sociedad que se percibe agraviada, molesta y harta de las secuencias negativas que prevalecen en México.

jorgealumbrerascastro@gmail.com

El Sol de León

por Jorge A. Lumbreras Castro

El año 2017 será recordado por diferentes situaciones, la mayoría negativas para la nación mexicana, la relación bilateral con los Estados Unidos (EU) se ha visto vulnerada por una externalidad que pareciera sacada de una historia del pasado, por tesis de otra era o si se quiere, de los acervos de la estupidez política.

El gobierno de EU de forma deliberada y sistemática ha lanzado una campaña contra nuestro país en diversos frentes. En lo económico planteó renegociar el Tratado de Libre Comercio, el mismo que permitió a México, EU y Canadá generar una plataforma global de producción, comercialización y servicios frente a otros bloques económicos; en migración se levantaron muros visibles e invisibles, se activaron los prejuicios, se movilizó a sectores sociales y de opinión pública contra las personas migrantes, y se gestiona el proyecto para construir la obra más inútil de la historia reciente de los EU: un muro de concreto y acero.

Solo la fortaleza financiera acumulada por México durante los últimos 20 años le ha permitido sortear las presiones en el tipo de cambio, en la inversión extranjera directa, en la inflación, en la balanza comercial y en la balanza de pagos, no sin saldos negativos.  Nuestros funcionarios económicos y financieros son de los mejores del mundo, eso hay que decirlo, porque son personas las que toman decisiones frente a entornos difíciles y complejos a los que se incorporó la irracionalidad de un gobierno que considera que puede vivir en una isla en plena era de la globalización.

 

La delincuencia organizada cobró su mayor saldo en México, el número de homicidios será el más alto desde que se mide ese indicador debido a la creciente demanda de drogas sintéticas y derivadas del opio en los Estados Unidos, a la masa de armas que entran desde ese país al territorio nacional, al consumo interno de drogas duras, y al déficit en nuestra institucionalidad en materia de seguridad pública, que se resumen en lo siguiente:

a) sin mando único; b) sin policías en más de la mitad de los municipios del país; c) sin estandarización de los regímenes de seguridad social, salarios y sistemas de protección a los policías de México; d) sin cuarteles, uniformes, armamento y equipo que respondan a una política pública de seguridad; c) sin una clase política con claridad sobre qué hacer para enfrentar a la delincuencia; d) sin reformas al sistema de justicia penal acusatorio donde no ameritan la prisión preventiva oficiosa una serie de delitos que se cometen con violencia ni la portación de armas; y, e) ya con una Ley que da certeza jurídica a las acciones de las Fuerzas Armadas en las estrategias y acciones en materia de seguridad interior, hasta que recién se aprobó una en medio de paradojas y tensiones políticas.

Los partidos políticos estructuraron sus candidatos a la Presidencia sin métodos reales de selección, la cultura autoritaria regresó, no se sabe cómo, la simple elección entre elites cobró vigencia en México, y los espacios para la ciudadanía se eliminaron. La simulación de democracia interna en los partidos políticos ni siquiera se intentó.

Así las cosas, y pese a todo lo anterior, el país camina, avanza, y se posiciona como una de las economías más poderosas del mundo, grandes sectores de la clase política mantienen su responsabilidad con el país, sin embargo, otros sectores se encaminan por la falta de sentido político, por vaciar la vida partidista de significados, y por el duelo de posiciones antes que de ideas.

La lumpenización de la política es el saldo de 2017, y los riesgos de regresión están a la vista ante una sociedad que se percibe agraviada, molesta y harta de las secuencias negativas que prevalecen en México.

jorgealumbrerascastro@gmail.com

El Sol de León