-Daños: Lozoya al fiscal general
-Ruiz Esparza, al Congreso
Los Grupos parlamentarios del Congreso establecen sus reuniones plenarias de trabajo para revisar las Agendas legislativas en el próximo Periodo Ordinario de Sesiones. Comienzan los forcejos para organizar el orden del gobierno interno conforme a la fuerza que representan.
Ante comisiones de la Permanente compareció el secretario de comunicaciones y transportes, Gerardo Ruíz Esparza, se reconoció como “responsable” para “deslindar responsabilidades” ¿?, del fatal accidente del socavón por dar la cara ante vecinos, pero derivó la “sanción” con la intención de “ordenar” (¿?) al Congreso, ceda sus facultades (Const 108 a 112) de “juicio de procedencia y tribunal de sentencia” para que en su lugar proceda la Secretaria de la Función Pública y sea la que actúe; ¿omisión, ignorancia, o manipulación?
El Coordinador de los senadores tricolores, Emilio Gamboa Patrón, arranca con desmesura al reclamar la Presidencia de la Mesa Directiva y de la Junta de Coordinación Política para su partido, el PRI, en base a un acuerdo suscrito en los inicios de la LIII Legislatura, 2012, Acuerdo circunstancial debido a los cambios de estructura, composición y contenido de las fracciones legislativas cambiaron hasta carecer de vigor.
El presidente del Senado, Pablo Escudero Morales, llama a dialogar, a la vez; el coordinador del PAN, Fernando Herrera, frena la intentona de romper el equilibrio de los mandos de gobierno por un solo partido, e insiste en impedir el “pase automático” del Procurador a Fiscal General.
El PRI, por el principio de alternancia, dispone del acceso a la Presidencia de la Mesa Directiva del Senado donde la propuesta del queretano Enrique Burgos, es inobjetable por decanato, conocimiento, persuasión, madurez y carácter, de aprobarse sería una Presidencia fraterna acorde con la mejor tradición
parlamentaria .
Las fracciones legislativas disputan los órganos de gobierno, la tendencia favorece al PRI en el caso de la Presidencia de la Mesa Directiva del Senado, en virtud de que la correlación de fuerzas ha cambiado, así resulta que el tercer partido con mayor número de legisladores es el PT-Morena con 15 senadores y no el PRD con 8 senadores, por lo que una vicepresidencia y el control del Instituto Belisario Domínguez corresponderá al agrupamiento del senador Manuel Bartlett Díaz, como ha sido reclamado conforme a Reglamento.
LA ORGANIZACIÓN DE LOS DIPUTADOS resulta menos complicada, el PRD mantiene entre sus opciones, la Presidencia de la Mesa Directiva, un legislador cercano a la corriente de Nueva Izquierda sea quien reciba el V
Informe de gobierno de Enrique Peña Nieto.
La visita de Andrés Manuel López Obrador, a los trabajos de la conferencia de los diputados de su partido, Morena, marcó como definitivita su campaña sin definir la división de poderes o contrapesos que figuran en la Constitución.
La idea fuerza de AMLO es ante todo es la desaparición del fuero, queda así el Congreso a merced de la voluntad del Ejecutivo para su subsistencia o su desintegración. ¿Qué sucedería si el presidente López Obrador comparte con un congreso dominado por otro partido?
EL GOLPE BLANDO AL PRI en ese escenario político se concibe el affaire que envuelve a Emilio Lozoya en su cuestionamiento de corrupción destapado desde Brasil en la entrega de dólares por la empresa
Odebrecht.
La Procuraduría General de la República ha llevado a declarar al funcionario involucrado en el ilícito sin profundizar en las investigaciones, el senador del PT- Morena; Miguel Barbosa Huerta, no se contuvo a señalar que el órgano de procuración de justicia “no sirve para nada”.
Es posible que el binomio impunidad corrupción que sella la administración de Lozoya se mantenga, el costo de su impunidad afecta a muerte al nombramiento del Fiscal General en la que el Procurador se presenta como un pase automático.
Al exhibir a Lozoya como un millonario de abolengo se expande una sombra sobre su padre funcionario público arquitecto de la fortuna Lozoya, no obstante esa fortuna no es suficiente grande para la satisfacción personal; así como lo más grave, el presidencialismo mexicano se encuentra hoy tan sólido e inimputable como en sus mejores años del priismo o el
porfirismo.