/ jueves 24 de noviembre de 2016

Horizonte Económico

  • Acecha el proteccionismo
  • Avanzar hacia la cuarta revolución industrial, en lugar de volver a políticas del pasado
  • Miguel González Ibarra

La crisis financiera internacional de la década pasada, llevó a todos los países a una recesión y a un lento e incierto proceso de recuperación económica. La incertidumbre que generó, la pérdida de empleos y el deterioro del nivel de vida, acrecentó la desigualdad y originó movimientos de indignación, ante la falta de sanciones a los directivos financieros que llevaron al mundo a la mayor crisis de los últimos sesenta años.

Por su parte, la ineficacia de las acciones que se han tomado para la recuperación económica han ocasionado, a su vez, una falta de credibilidad en los Gobiernos, dando pie a movimientos nacionalistas y a tendencias proteccionistas, que ponen en riesgo la estructura económica y política mundial.

El surgimiento de políticas proteccionistas en los años treinta, después del crack bursátil de 1929, llevaron a una desastrosa competencia arancelaria y devaluatoria que originó inflación, inestabilidad, tensiones sociales y un acendrado nacionalismo. Ahora, los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, han alertado de los peligros de incurrir en una situación parecida.

Sin embargo, los procesos democráticos recientes han arrojado resultados que buscan regresar a las condiciones imperantes hace más de tres décadas, como ha sido el caso del Brexit y del triunfo de Trump en Estados Unidos, así como el revés al acuerdo de paz en Colombia y el repunte de las tendencias populistas en América Latina y en algunos países europeos.

La integración económica mundial ha generado amplias cadenas de valor que benefician a la economía mundial, mientras que surgen nuevas actividades, relacionadas con la aplicación de las tecnologías de la información y las comunicaciones, tanto en las finanzas y el comercio, como en la producción y en la misma comunicación y el esparcimiento. Este tipo de actividades crecen a una tasa superior al cuarenta por ciento en los intercambios mundiales, mientras el de mercancías lo hace en menos de dos por ciento.

Estos cambios que marcan lo que ya se conoce como la cuarta revolución industrial, implica generar un nuevo tipo de empleo, en lugar de pretender regresar a las actividades que hacen un uso intenso de habilidades manuales, como sucedía en el siglo pasado.

De tal manera, las amenazas proteccionistas surgen como una reacción ante la innovación y el progreso tecnológico, en lugar de llevar a cabo los cambios estructurales para que la economía de cada país se incorpore a los cambios que presagia el siglo XXI.

En este sentido, México ha emprendido los cambios estructurales que una vez adecuada y oportunamente instrumentados, generarán las condiciones para que entre exitosamente a este siglo del conocimiento y de la robótica. Por lo pronto, para perseverar en el cambio del modelo económico habrá que librar los tiempos difíciles de incertidumbre y volatilidad mundial que acechan en el corto plazo, manteniendo la estabilidad macroeconómica, llevando acabo acciones que fortalezcan el mercado y la producción interna, diversificando sus relaciones económicas internacionales y manteniendo una prudente política monetaria y cambiaria. miggoib@unam.mx

  • Acecha el proteccionismo
  • Avanzar hacia la cuarta revolución industrial, en lugar de volver a políticas del pasado
  • Miguel González Ibarra

La crisis financiera internacional de la década pasada, llevó a todos los países a una recesión y a un lento e incierto proceso de recuperación económica. La incertidumbre que generó, la pérdida de empleos y el deterioro del nivel de vida, acrecentó la desigualdad y originó movimientos de indignación, ante la falta de sanciones a los directivos financieros que llevaron al mundo a la mayor crisis de los últimos sesenta años.

Por su parte, la ineficacia de las acciones que se han tomado para la recuperación económica han ocasionado, a su vez, una falta de credibilidad en los Gobiernos, dando pie a movimientos nacionalistas y a tendencias proteccionistas, que ponen en riesgo la estructura económica y política mundial.

El surgimiento de políticas proteccionistas en los años treinta, después del crack bursátil de 1929, llevaron a una desastrosa competencia arancelaria y devaluatoria que originó inflación, inestabilidad, tensiones sociales y un acendrado nacionalismo. Ahora, los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, han alertado de los peligros de incurrir en una situación parecida.

Sin embargo, los procesos democráticos recientes han arrojado resultados que buscan regresar a las condiciones imperantes hace más de tres décadas, como ha sido el caso del Brexit y del triunfo de Trump en Estados Unidos, así como el revés al acuerdo de paz en Colombia y el repunte de las tendencias populistas en América Latina y en algunos países europeos.

La integración económica mundial ha generado amplias cadenas de valor que benefician a la economía mundial, mientras que surgen nuevas actividades, relacionadas con la aplicación de las tecnologías de la información y las comunicaciones, tanto en las finanzas y el comercio, como en la producción y en la misma comunicación y el esparcimiento. Este tipo de actividades crecen a una tasa superior al cuarenta por ciento en los intercambios mundiales, mientras el de mercancías lo hace en menos de dos por ciento.

Estos cambios que marcan lo que ya se conoce como la cuarta revolución industrial, implica generar un nuevo tipo de empleo, en lugar de pretender regresar a las actividades que hacen un uso intenso de habilidades manuales, como sucedía en el siglo pasado.

De tal manera, las amenazas proteccionistas surgen como una reacción ante la innovación y el progreso tecnológico, en lugar de llevar a cabo los cambios estructurales para que la economía de cada país se incorpore a los cambios que presagia el siglo XXI.

En este sentido, México ha emprendido los cambios estructurales que una vez adecuada y oportunamente instrumentados, generarán las condiciones para que entre exitosamente a este siglo del conocimiento y de la robótica. Por lo pronto, para perseverar en el cambio del modelo económico habrá que librar los tiempos difíciles de incertidumbre y volatilidad mundial que acechan en el corto plazo, manteniendo la estabilidad macroeconómica, llevando acabo acciones que fortalezcan el mercado y la producción interna, diversificando sus relaciones económicas internacionales y manteniendo una prudente política monetaria y cambiaria. miggoib@unam.mx