/ lunes 9 de julio de 2018

Arte y Academia | Alí Chumacero, y su infinito legado humanístico

Por: Ana María Longi

El poeta me improvisó un día sobre el concepto "plenitud"; lo recordé una vez más; en la reciente sesión pública solemne de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) dentro del Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado de la Biblioteca de México, durante el homenaje Miro nacer la tempestad. Cien años de Alí Chumacero, organizado por la Secretaría de Cultura, por medio del Instituto Nacional de Bellas Artes y diversas instituciones de cultura.

En el acto tomaron parte los integrantes de la Mesa Directiva de la AML: Jaime Labastida, director; Felipe Garrido, director adjunto, y Vicente Quirarte, secretario, quienes exaltaron las aportaciones del escritor nacido en Acaponeta, Nayarit, en 1918 y fallecido en 2010 en la Ciudad de México. Siendo muy apreciados los apoyos logísticos e intelectuales de Eduardo Lizalde, director de la Biblioteca de México, por albergar tres actividades del homenaje nacional; al igual que los del gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría García.

Quizá en aquella oportunidad, no comprendí muy bien al poeta. Y cuando se es tan joven, no creemos que sea una muy buena idea, cambiar un auto o una casa, por la veloz conversación con un colibrí; la contemplación de un Santuario de Monarcas, por un buen bistec; o las constelaciones y el perfume que se citan en la luz auroral del primer beso de amor... a cambio de un buen aguinaldo navideño.

POETA DE 400 AÑOS

Don Alí ---(Lora como segundo apellido)---; a aquella reporterita preguntona, simplemente le obsequiaba ---cuando ella tenía el enorme privilegio de acercársele---, una cucharadita deliciosa pero veloz, de su siempre tan excelso lenguaje sintético... propio de dioses, sabios y poetas. Y yo, como periodista aprendiz y siempre en búsqueda, fui comprendiendo lenta, pero muy lentamente, aquel dorado tesoro que encerraban todos y cada uno de sus mensaje. Y lo que entendí quizá en esos encuentros, es que la sustancia está en el dar y no en el recibir. En besar la vida con todas las fuerzas del alma. En saborear los segundos sin prisa, a manera de bocado exquisito. En entregarse sin medida. En dar sonrisas, amistad y apretones de manos al mismo tiempo. En celebrar la tibieza del día, y los terciopelos con lentejuelas de la noche. En disfrutar la calidad y no la cantidad del espacio concedido en el tiempo.

En fin. Gracias Don Alí. Gracias por sus frases exactas, flechadoras y adictivas. ¡Gracias por ser siempre mi amigo, mi maestro y uno de los más alegres y felices sabios de mi vida. Gracias por "Páramo de sueños; "Imágenes desterradas-"; "Palabras en reposo" o..."Responso del peregrino".

Y bueno, entre sus frases cotidianas había dos que a los "perios", nos encantaban: La primera: "Amigos, ni ustedes ni yo debemos hacernos demasiadas ilusiones con mi oficio de escribano. Porque cuando ustedes y yo escuchamos que me nombran "Poeta Mayor", se refieren única y exclusivamente a mi edad. No a mis dones". Y dos: "Queridos compañeros: Cada fecha de cumpleaños me siento más que joven y más que confiado. Y ello se debe a que me avisaron de allá arriba, que voy a vivir 400 años. Así que imagínense. No voy ni a la cuarta parte de la edad prometida. Así que gracias, por recordarme cada año, tan excelente y estupenda noticia", mientras que su adorable sonrisa, nos iluminaba a todos, con encendida divinidad.

Un beso...y hasta la próxima charla

anamarialongi@gmail.com


Por: Ana María Longi

El poeta me improvisó un día sobre el concepto "plenitud"; lo recordé una vez más; en la reciente sesión pública solemne de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) dentro del Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado de la Biblioteca de México, durante el homenaje Miro nacer la tempestad. Cien años de Alí Chumacero, organizado por la Secretaría de Cultura, por medio del Instituto Nacional de Bellas Artes y diversas instituciones de cultura.

En el acto tomaron parte los integrantes de la Mesa Directiva de la AML: Jaime Labastida, director; Felipe Garrido, director adjunto, y Vicente Quirarte, secretario, quienes exaltaron las aportaciones del escritor nacido en Acaponeta, Nayarit, en 1918 y fallecido en 2010 en la Ciudad de México. Siendo muy apreciados los apoyos logísticos e intelectuales de Eduardo Lizalde, director de la Biblioteca de México, por albergar tres actividades del homenaje nacional; al igual que los del gobernador de Nayarit, Antonio Echevarría García.

Quizá en aquella oportunidad, no comprendí muy bien al poeta. Y cuando se es tan joven, no creemos que sea una muy buena idea, cambiar un auto o una casa, por la veloz conversación con un colibrí; la contemplación de un Santuario de Monarcas, por un buen bistec; o las constelaciones y el perfume que se citan en la luz auroral del primer beso de amor... a cambio de un buen aguinaldo navideño.

POETA DE 400 AÑOS

Don Alí ---(Lora como segundo apellido)---; a aquella reporterita preguntona, simplemente le obsequiaba ---cuando ella tenía el enorme privilegio de acercársele---, una cucharadita deliciosa pero veloz, de su siempre tan excelso lenguaje sintético... propio de dioses, sabios y poetas. Y yo, como periodista aprendiz y siempre en búsqueda, fui comprendiendo lenta, pero muy lentamente, aquel dorado tesoro que encerraban todos y cada uno de sus mensaje. Y lo que entendí quizá en esos encuentros, es que la sustancia está en el dar y no en el recibir. En besar la vida con todas las fuerzas del alma. En saborear los segundos sin prisa, a manera de bocado exquisito. En entregarse sin medida. En dar sonrisas, amistad y apretones de manos al mismo tiempo. En celebrar la tibieza del día, y los terciopelos con lentejuelas de la noche. En disfrutar la calidad y no la cantidad del espacio concedido en el tiempo.

En fin. Gracias Don Alí. Gracias por sus frases exactas, flechadoras y adictivas. ¡Gracias por ser siempre mi amigo, mi maestro y uno de los más alegres y felices sabios de mi vida. Gracias por "Páramo de sueños; "Imágenes desterradas-"; "Palabras en reposo" o..."Responso del peregrino".

Y bueno, entre sus frases cotidianas había dos que a los "perios", nos encantaban: La primera: "Amigos, ni ustedes ni yo debemos hacernos demasiadas ilusiones con mi oficio de escribano. Porque cuando ustedes y yo escuchamos que me nombran "Poeta Mayor", se refieren única y exclusivamente a mi edad. No a mis dones". Y dos: "Queridos compañeros: Cada fecha de cumpleaños me siento más que joven y más que confiado. Y ello se debe a que me avisaron de allá arriba, que voy a vivir 400 años. Así que imagínense. No voy ni a la cuarta parte de la edad prometida. Así que gracias, por recordarme cada año, tan excelente y estupenda noticia", mientras que su adorable sonrisa, nos iluminaba a todos, con encendida divinidad.

Un beso...y hasta la próxima charla

anamarialongi@gmail.com