/ lunes 6 de septiembre de 2021

Asesinatos de policías, consecuencia de su abandono

Por Denisse Valdés

La fuerte violencia de la que son víctimas los policías en México no ha tenido suficiente atención, hecho que el INEGI también ya ha señalado, mencionando la falta de estudios académicos y estadísticos sobre este fenómeno. El tema principalmente se ha visto opacado por los casos de abuso, impunidad y corrupción en estas instituciones.

Son innegables los casos de brutalidad policiaca, sobre todo los ejemplos recientes como lo acontecido en Yucatán donde un joven de 23 años fue presuntamente asesinado y abusado sexualmente por policías municipales de la entidad; sin embargo, esto no debe impedir poner sobre la mesa las grandes amenazas que los elementos policiales enfrentan a diario y que se manifiesta en el alza de abatimientos.

El trabajo de los policías por su naturaleza es una labor en constante riesgo, que en su misión de mantener el orden público ponen en juego su vida. Causa en Común realiza, desde el 2018, el seguimiento de policías asesinados registrados en medios. En lo que va del sexenio, se han contabilizado 1,240 casos, los estados con más policías abatidos son Guanajuato (199), Estado de México (95), Chihuahua (91), Guerrero (84) y Michoacán (80). El promedio actual es de 1.14 policías asesinados al día.

Las instituciones policiales se encuentran en condiciones sumamente precarias; bien se sabe los bajos sueldos que perciben los policías y que en ocasiones tienen que usar para pagar el equipo que necesitan para desempeñar sus funciones. Además, las largas jornadas laborales, la poca capacitación y la falta de infraestructura, colocan en mayor vulnerabilidad a los encargados de la seguridad pública. A todo ello hay que sumarle trabajar en un territorio altamente violento, con una intensa presencia de grupos delictivos con gran dominio en el país y que en muchas ocasiones están más preparados, contando con mejores armas y equipo de defensa que los policías, sobre todo locales.

Los más recientes asesinatos se han dado en ataques perpetrados por grupos armados. Un ejemplo muy claro es el de los policías abatidos mientras brindaban protección a la alcaldesa de Pilcaya, Guerrero. Otros casos son los de Veracruz y Zacatecas, donde en una misma semana fallecieron tres policías en cada entidad durante emboscadas por grupos armados. Los oficiales se sumaron al conteo del 23 al 27 de agosto, registrando al menos 14 policías asesinados, colocando a esa semana como la tercera más violenta de lo que va del año, demostrando la impunidad con la que se desenvuelve el crimen en el país.

Algunas de las entidades con mayor número de policías asesinados son también las que tienen más registros de atrocidades, de acuerdo con el seguimiento que hace Causa en Común sobre eventos de violencia extrema. En lo que va del 2021 se han contabilizado 324 masacres, 455 fosas clandestinas, 265 calcinamientos, 561 casos de tortura, entre otros delitos de alto impacto.

Pese a las desfavorables condiciones, prima la estigmatización y deslegitimación de las instituciones policiales, lo que ha servido para que en este gobierno se plantee eliminarlas. Una prueba clara es el recorte de recursos que se les ha hecho; el presupuesto de apoyo federal para las policías estatales esta estancado y el de apoyo para las municipales desapareció. Aunque la militarización no ha servido, ni servirá para resolver los temas de inseguridad del país, la administración actual no cambiará su definición de seguir militarizando. A pesar de esta falta de resultados, el gobierno insiste en continuar ignorando a los policías, vilipendiándolos y desloándolos ante una completa indiferencia frente a las condiciones en las que viven, trabajan y mueren.

Por Denisse Valdés

La fuerte violencia de la que son víctimas los policías en México no ha tenido suficiente atención, hecho que el INEGI también ya ha señalado, mencionando la falta de estudios académicos y estadísticos sobre este fenómeno. El tema principalmente se ha visto opacado por los casos de abuso, impunidad y corrupción en estas instituciones.

Son innegables los casos de brutalidad policiaca, sobre todo los ejemplos recientes como lo acontecido en Yucatán donde un joven de 23 años fue presuntamente asesinado y abusado sexualmente por policías municipales de la entidad; sin embargo, esto no debe impedir poner sobre la mesa las grandes amenazas que los elementos policiales enfrentan a diario y que se manifiesta en el alza de abatimientos.

El trabajo de los policías por su naturaleza es una labor en constante riesgo, que en su misión de mantener el orden público ponen en juego su vida. Causa en Común realiza, desde el 2018, el seguimiento de policías asesinados registrados en medios. En lo que va del sexenio, se han contabilizado 1,240 casos, los estados con más policías abatidos son Guanajuato (199), Estado de México (95), Chihuahua (91), Guerrero (84) y Michoacán (80). El promedio actual es de 1.14 policías asesinados al día.

Las instituciones policiales se encuentran en condiciones sumamente precarias; bien se sabe los bajos sueldos que perciben los policías y que en ocasiones tienen que usar para pagar el equipo que necesitan para desempeñar sus funciones. Además, las largas jornadas laborales, la poca capacitación y la falta de infraestructura, colocan en mayor vulnerabilidad a los encargados de la seguridad pública. A todo ello hay que sumarle trabajar en un territorio altamente violento, con una intensa presencia de grupos delictivos con gran dominio en el país y que en muchas ocasiones están más preparados, contando con mejores armas y equipo de defensa que los policías, sobre todo locales.

Los más recientes asesinatos se han dado en ataques perpetrados por grupos armados. Un ejemplo muy claro es el de los policías abatidos mientras brindaban protección a la alcaldesa de Pilcaya, Guerrero. Otros casos son los de Veracruz y Zacatecas, donde en una misma semana fallecieron tres policías en cada entidad durante emboscadas por grupos armados. Los oficiales se sumaron al conteo del 23 al 27 de agosto, registrando al menos 14 policías asesinados, colocando a esa semana como la tercera más violenta de lo que va del año, demostrando la impunidad con la que se desenvuelve el crimen en el país.

Algunas de las entidades con mayor número de policías asesinados son también las que tienen más registros de atrocidades, de acuerdo con el seguimiento que hace Causa en Común sobre eventos de violencia extrema. En lo que va del 2021 se han contabilizado 324 masacres, 455 fosas clandestinas, 265 calcinamientos, 561 casos de tortura, entre otros delitos de alto impacto.

Pese a las desfavorables condiciones, prima la estigmatización y deslegitimación de las instituciones policiales, lo que ha servido para que en este gobierno se plantee eliminarlas. Una prueba clara es el recorte de recursos que se les ha hecho; el presupuesto de apoyo federal para las policías estatales esta estancado y el de apoyo para las municipales desapareció. Aunque la militarización no ha servido, ni servirá para resolver los temas de inseguridad del país, la administración actual no cambiará su definición de seguir militarizando. A pesar de esta falta de resultados, el gobierno insiste en continuar ignorando a los policías, vilipendiándolos y desloándolos ante una completa indiferencia frente a las condiciones en las que viven, trabajan y mueren.