/ martes 7 de agosto de 2018

Bazar de la cultura | Las herederas, del cautiverio a la libertad

Por: Juan Amael Vizzuett Olvera

“Yo creo que las historias de decadencia, por lo general, son muy parecidas en todo el mundo. Cuando uno se anima a perder todo aquello que heredó, no solamente los objetos materiales, sino también prejuicios y limitaciones, se da la oportunidad de que entre algo nuevo. Nuevas sensaciones, nuevos sentimientos. En el caso de la película, nuevos deseos”, dice el cineasta Marcelo Martinessi a propósito de Las herederas (Paraguay, 2018), que se estrenará el viernes 10 de agosto en las salas mexicanas.

Las herederas es la primera cinta paraguaya seleccionada para la Berlinale. Sus conflictos evocan sutilmente ¿Qué fue de Baby Jane? (EUA, 1962), de Robert Aldrich. Martinessi se entusiasma cuando se le comenta esto; responde que a él le gusta moverse cinematográficamente en este tipo de relaciones un poco enfermizas y desgastadas entre dos personas.

Es una película habitada por mujeres. “Me parecía la forma más coherente de contarla. A mí me gusta mucho el cine de mujeres”, dice el director. Considera que la historia de su país debe relatarse a través de las mujeres.

Esto se relaciona con uno de los episodios más atroces de América Latina, la dantesca guerra contra la Triple Alianza (1860-1870) que exterminó a casi todos los paraguayos adultos. Las mujeres, los niños y los ancianos sobrevivieron para reconstruir su país.

En lo que constituye un caso raro para el cine latinoamericano, la producción pudo crear sus escenarios tal como se deseaba, en vez de adaptarse a lo disponible. Así, la atmósfera opresiva es al mismo tiempo naturalista. “Cada objeto se eligió clínicamente”, declara Martinessi.

En Las herederas, tras muchos años de vivir juntas en una casona achacosa, las dos protagonistas deben separarse provisionalmente. “Esto le otorga la oportunidad a una de ellas de verse a sí misma, de ver su mundo, de ver su cárcel. Para mí, en el origen de la historia está una mujer que vive encarcelada en una relación, en una casa, en una clase social, y a medida que eso se va perdiendo empieza a poderse liberar de esa prisión”.

La distancia, explica el cineasta, produce cambios en la protagonista: empieza a entender el trabajo y la vida de otra forma. “Me parece que es doloroso para el personaje, al tener esa edad, atravesar por tales procesos, pero son procesos que enriquecen a cualquier ser humano.”

El entrevistado confirma que en la película también se expone una forma sutil de abuso: “Me parece que el cine nos da oportunidad de ver cosas que en la vida cotidiana no vemos. Pero no creo que en la película haya situaciones que sean ajenas a todas las pequeñas burguesías latinoamericanas”. Martinessi es muy riguroso en sus planteamientos, no los remarca, le deja al público gran parte de la deducción.

Ana Brun, Margarita Irun yAna Ivanova encabezan el excelente elenco.

Por: Juan Amael Vizzuett Olvera

“Yo creo que las historias de decadencia, por lo general, son muy parecidas en todo el mundo. Cuando uno se anima a perder todo aquello que heredó, no solamente los objetos materiales, sino también prejuicios y limitaciones, se da la oportunidad de que entre algo nuevo. Nuevas sensaciones, nuevos sentimientos. En el caso de la película, nuevos deseos”, dice el cineasta Marcelo Martinessi a propósito de Las herederas (Paraguay, 2018), que se estrenará el viernes 10 de agosto en las salas mexicanas.

Las herederas es la primera cinta paraguaya seleccionada para la Berlinale. Sus conflictos evocan sutilmente ¿Qué fue de Baby Jane? (EUA, 1962), de Robert Aldrich. Martinessi se entusiasma cuando se le comenta esto; responde que a él le gusta moverse cinematográficamente en este tipo de relaciones un poco enfermizas y desgastadas entre dos personas.

Es una película habitada por mujeres. “Me parecía la forma más coherente de contarla. A mí me gusta mucho el cine de mujeres”, dice el director. Considera que la historia de su país debe relatarse a través de las mujeres.

Esto se relaciona con uno de los episodios más atroces de América Latina, la dantesca guerra contra la Triple Alianza (1860-1870) que exterminó a casi todos los paraguayos adultos. Las mujeres, los niños y los ancianos sobrevivieron para reconstruir su país.

En lo que constituye un caso raro para el cine latinoamericano, la producción pudo crear sus escenarios tal como se deseaba, en vez de adaptarse a lo disponible. Así, la atmósfera opresiva es al mismo tiempo naturalista. “Cada objeto se eligió clínicamente”, declara Martinessi.

En Las herederas, tras muchos años de vivir juntas en una casona achacosa, las dos protagonistas deben separarse provisionalmente. “Esto le otorga la oportunidad a una de ellas de verse a sí misma, de ver su mundo, de ver su cárcel. Para mí, en el origen de la historia está una mujer que vive encarcelada en una relación, en una casa, en una clase social, y a medida que eso se va perdiendo empieza a poderse liberar de esa prisión”.

La distancia, explica el cineasta, produce cambios en la protagonista: empieza a entender el trabajo y la vida de otra forma. “Me parece que es doloroso para el personaje, al tener esa edad, atravesar por tales procesos, pero son procesos que enriquecen a cualquier ser humano.”

El entrevistado confirma que en la película también se expone una forma sutil de abuso: “Me parece que el cine nos da oportunidad de ver cosas que en la vida cotidiana no vemos. Pero no creo que en la película haya situaciones que sean ajenas a todas las pequeñas burguesías latinoamericanas”. Martinessi es muy riguroso en sus planteamientos, no los remarca, le deja al público gran parte de la deducción.

Ana Brun, Margarita Irun yAna Ivanova encabezan el excelente elenco.