/ lunes 20 de enero de 2020

El mensaje de la recesión industrial para México

El T-MEC logró superar la aduana política de Estados Unidos, sin embargo, México no debería depositar su esperanza de reactivación económica en el nuevo acuerdo.

La razón es simple: el mundo se encamina a un nuevo periodo de bajo crecimiento por la debilidad de la actividad industrial y el efecto que ello tiene sobre la inversión, el empleo y el comercio internacional.

A diferencia de las recesiones de los últimos 50 años, el desequilibrio no llega a través del sector financiero, sino del sector real, en la producción de manufacturas.

Las cifras son contundentes: con los últimos 12 meses de información disponible, el promedio de crecimiento de la actividad industrial de la Unión Europea es de (-) 1.0 por ciento, con ocho caídas consecutivas a tasa anual.

Alemania, el motor económico de la Unión Europea, acumula 13 meses negativos y 15 en los últimos 16 meses. Su promedio del último año es (-) 3.6 por ciento. Para el caso de Gran Bretaña la cifra promedio en 12 meses es de (-) 0.7 por ciento y 12 contracciones en 15 meses.

Italia, Portugal y los Países Bajos enfrenan una situación similar. Francia e Irlanda aún exhiben un desempeño moderadamente positivo. El resto de la Unión Europea crece, pero su futuro dependerá de Alemania y el Brexit.

Hasta octubre pasado, Rusia había escapado del retroceso de la Unión Europea, sin embargo, en noviembre comenzó a dar la primera muestra de debilidad.

En el Este de Asia Japón es el país que muestra la magnitud de la contracción industrial: nueve disminuciones en 12 meses. En octubre y noviembre tuvo caídas de (-) 7.7 por ciento y (-) 8.1 por ciento, respectivamente.

La fragilidad fabril también alcanzó a Corea del Sur, Singapur, Filipinas y Taiwán. Únicamente China y su esfera de influencia (Vietnam, Malasia, Indonesia, Hong Kong, principalmente) tienen mejores resultados.

Por su parte, India ha comenzado a mostrar una volátil tendencia a la baja en su producción industrial.

Para México el mensaje de la recesión industrial que se cierne sobre el mundo tiene dos vías. La primera es interna y visible desde hace 14 meses, cuando el sector entró en una dinámica negativa que no se ha revertido.

La segunda se agregó en el segundo semestre del año pasado, cuando la industria de Estados Unidos y Canadá contabilizó sus primeras tasas negativas: los estadounidenses acumulan cuatro consecutivas, una más que en el segundo caso.

América del Norte ha entrado en la dinámica negativa de la industrial global, con ello se prevé un árido 2020 en materia de inversión y empleo. El T-MEC tendrá una incidencia modesta en la economía regional, particularmente en México.

La inversión de las empresas trasnacionales que aprovechan el tratado se decidió bajo las circunstancias de una economía regional y global que se debilita.

El Brexit, las elecciones en Estados Unidos, su disputa con China y el entorno interno en México terminarán por restringir las inversiones durante el presente año.

Por ello, se ha hecho urgente la necesidad de una política contracíclica, el mercado laboral de México ya dio la primera señal clara: sin mayor crecimiento los hogares mexicanos sufrirán los efectos de la primera recesión industrial global del siglo XXI que no fue antecedida por una crisis financiera y que por ello no ha sido debidamente atendida.

El T-MEC logró superar la aduana política de Estados Unidos, sin embargo, México no debería depositar su esperanza de reactivación económica en el nuevo acuerdo.

La razón es simple: el mundo se encamina a un nuevo periodo de bajo crecimiento por la debilidad de la actividad industrial y el efecto que ello tiene sobre la inversión, el empleo y el comercio internacional.

A diferencia de las recesiones de los últimos 50 años, el desequilibrio no llega a través del sector financiero, sino del sector real, en la producción de manufacturas.

Las cifras son contundentes: con los últimos 12 meses de información disponible, el promedio de crecimiento de la actividad industrial de la Unión Europea es de (-) 1.0 por ciento, con ocho caídas consecutivas a tasa anual.

Alemania, el motor económico de la Unión Europea, acumula 13 meses negativos y 15 en los últimos 16 meses. Su promedio del último año es (-) 3.6 por ciento. Para el caso de Gran Bretaña la cifra promedio en 12 meses es de (-) 0.7 por ciento y 12 contracciones en 15 meses.

Italia, Portugal y los Países Bajos enfrenan una situación similar. Francia e Irlanda aún exhiben un desempeño moderadamente positivo. El resto de la Unión Europea crece, pero su futuro dependerá de Alemania y el Brexit.

Hasta octubre pasado, Rusia había escapado del retroceso de la Unión Europea, sin embargo, en noviembre comenzó a dar la primera muestra de debilidad.

En el Este de Asia Japón es el país que muestra la magnitud de la contracción industrial: nueve disminuciones en 12 meses. En octubre y noviembre tuvo caídas de (-) 7.7 por ciento y (-) 8.1 por ciento, respectivamente.

La fragilidad fabril también alcanzó a Corea del Sur, Singapur, Filipinas y Taiwán. Únicamente China y su esfera de influencia (Vietnam, Malasia, Indonesia, Hong Kong, principalmente) tienen mejores resultados.

Por su parte, India ha comenzado a mostrar una volátil tendencia a la baja en su producción industrial.

Para México el mensaje de la recesión industrial que se cierne sobre el mundo tiene dos vías. La primera es interna y visible desde hace 14 meses, cuando el sector entró en una dinámica negativa que no se ha revertido.

La segunda se agregó en el segundo semestre del año pasado, cuando la industria de Estados Unidos y Canadá contabilizó sus primeras tasas negativas: los estadounidenses acumulan cuatro consecutivas, una más que en el segundo caso.

América del Norte ha entrado en la dinámica negativa de la industrial global, con ello se prevé un árido 2020 en materia de inversión y empleo. El T-MEC tendrá una incidencia modesta en la economía regional, particularmente en México.

La inversión de las empresas trasnacionales que aprovechan el tratado se decidió bajo las circunstancias de una economía regional y global que se debilita.

El Brexit, las elecciones en Estados Unidos, su disputa con China y el entorno interno en México terminarán por restringir las inversiones durante el presente año.

Por ello, se ha hecho urgente la necesidad de una política contracíclica, el mercado laboral de México ya dio la primera señal clara: sin mayor crecimiento los hogares mexicanos sufrirán los efectos de la primera recesión industrial global del siglo XXI que no fue antecedida por una crisis financiera y que por ello no ha sido debidamente atendida.