/ viernes 3 de noviembre de 2017

El nuevo terrorismo

El término “terrorismo” aparece en la historia durante la Revolución Francesa con ocasión del Comité de Salud Pública (Robespierre y Saint Just), entre 1791 y 1794. Sin embargo, fue un jurista alemán de apellido Günzgurg quien lo empleó por primera vez como parte de una lista de “delitos que se cometen en contra de las personas” en la Tercera Conferencia para la Unificación del Derecho Penal celebrada en Bruselas en 1930, en los siguientes términos: que representen un peligro colectivo; un ataque a los bienes básicos de la vida, la libertad o la integridad física de las personas, así como los bienes del estado o los particulares y que estén motivados por razones políticas o ideológicas. En ese tiempo no había surgido el terrorismo por causas religiosas.

El gran parteaguas que cambió el panorama del terrorismo en el mundo fueron, indudablemente los ataques perpetrados el 11 de septiembre de 2001 reivindicado por Al Qaeda y que cobró más de tres mil víctimas, cuyo perpretador, Osama Bin Laden fue capturado y ejecutado el 2 de mayo de 2011.

Con la muerte de su líder, Al Qaeda quedó prácticamente desmantelada, pero muy pronto fue reemplazada por ISIS, o Estado Islámico que estableció un califato, una forma de Estado dirigido por un líder político y religioso de acuerdo con la ley islámica o sharia, que controla un territorio entre los estados de Siria e Irak y que ha declarado una guerra santa contra todos “los infieles”.

Sus métodos de ataque se han diversificado al punto de volverse imposibles de prevenir y, por otra parte, su sistema de reclutamiento con el uso de herramientas tecnológicas, han conseguido que sus adeptos constitutyan un ejército disperso en todo el mundo, por lo que el mundo entero duerme con el enemigo.

No hay organización de inteligencia capaz de descubrir cuándo, dónde y cómo se perpretará el siguiente ataque, como el más reciente ocurrido apenas esta semana en la ciudad de Nueva York. Ahora cualquiera puede acribillar o embestir con un vehículo a transeúntes indefensos a cualquier hora, en cualquier lugar, lo que realmente acrecienta el pavor entre la población y pone de cabeza a los gobiernos.

El Capitán Cheetos está convencido de que impedir la entrada en Estados Unidos de refugiados y visitantes de ciertos países musulmanes frenará los ataques. En esto también se equivoca. La historia reciente de los ataques terroristas desde los ocurridos en Paris el 13 de noviembre de 2015 y luego en Niza y Berlín, en 2016; este año, el 18 de agosto, en Barcelona, corrobora que los perpetradores eran ciudadanos o residentes de los países que atacaron, ninguno de reciente ingreso.

¿Qué hacer ahora para combatir eficazmente las nuevas tácticas del terrorismo? El mejor recurso (y casi el único) será reforzar las tareas de inteligencia, sobre todo en materia cibernética. Está claro que es en las redes donde se está el semillero de terroristas. Esto adeás de vigilar y registrar a cualquier grupo sospechoso. Debe establecerse un control interno que no atente contra las libertades individuales porque en esta guerra el enemigo es invisible y las armas efectivas no llevan ni una sola bala.

 

andreacatano@gmail.com

El término “terrorismo” aparece en la historia durante la Revolución Francesa con ocasión del Comité de Salud Pública (Robespierre y Saint Just), entre 1791 y 1794. Sin embargo, fue un jurista alemán de apellido Günzgurg quien lo empleó por primera vez como parte de una lista de “delitos que se cometen en contra de las personas” en la Tercera Conferencia para la Unificación del Derecho Penal celebrada en Bruselas en 1930, en los siguientes términos: que representen un peligro colectivo; un ataque a los bienes básicos de la vida, la libertad o la integridad física de las personas, así como los bienes del estado o los particulares y que estén motivados por razones políticas o ideológicas. En ese tiempo no había surgido el terrorismo por causas religiosas.

El gran parteaguas que cambió el panorama del terrorismo en el mundo fueron, indudablemente los ataques perpetrados el 11 de septiembre de 2001 reivindicado por Al Qaeda y que cobró más de tres mil víctimas, cuyo perpretador, Osama Bin Laden fue capturado y ejecutado el 2 de mayo de 2011.

Con la muerte de su líder, Al Qaeda quedó prácticamente desmantelada, pero muy pronto fue reemplazada por ISIS, o Estado Islámico que estableció un califato, una forma de Estado dirigido por un líder político y religioso de acuerdo con la ley islámica o sharia, que controla un territorio entre los estados de Siria e Irak y que ha declarado una guerra santa contra todos “los infieles”.

Sus métodos de ataque se han diversificado al punto de volverse imposibles de prevenir y, por otra parte, su sistema de reclutamiento con el uso de herramientas tecnológicas, han conseguido que sus adeptos constitutyan un ejército disperso en todo el mundo, por lo que el mundo entero duerme con el enemigo.

No hay organización de inteligencia capaz de descubrir cuándo, dónde y cómo se perpretará el siguiente ataque, como el más reciente ocurrido apenas esta semana en la ciudad de Nueva York. Ahora cualquiera puede acribillar o embestir con un vehículo a transeúntes indefensos a cualquier hora, en cualquier lugar, lo que realmente acrecienta el pavor entre la población y pone de cabeza a los gobiernos.

El Capitán Cheetos está convencido de que impedir la entrada en Estados Unidos de refugiados y visitantes de ciertos países musulmanes frenará los ataques. En esto también se equivoca. La historia reciente de los ataques terroristas desde los ocurridos en Paris el 13 de noviembre de 2015 y luego en Niza y Berlín, en 2016; este año, el 18 de agosto, en Barcelona, corrobora que los perpetradores eran ciudadanos o residentes de los países que atacaron, ninguno de reciente ingreso.

¿Qué hacer ahora para combatir eficazmente las nuevas tácticas del terrorismo? El mejor recurso (y casi el único) será reforzar las tareas de inteligencia, sobre todo en materia cibernética. Está claro que es en las redes donde se está el semillero de terroristas. Esto adeás de vigilar y registrar a cualquier grupo sospechoso. Debe establecerse un control interno que no atente contra las libertades individuales porque en esta guerra el enemigo es invisible y las armas efectivas no llevan ni una sola bala.

 

andreacatano@gmail.com

ÚLTIMASCOLUMNAS
sábado 06 de enero de 2018

Goebbels y AMLO (I)

Andrea Cataño

viernes 29 de diciembre de 2017

2018, sombras nada más

Andrea Cataño

viernes 22 de diciembre de 2017

Remembranzas navideñas

Andrea Cataño

viernes 08 de diciembre de 2017

Incendiar Medio Oriente

Andrea Cataño

sábado 02 de diciembre de 2017

Terciopelo y acero

Andrea Cataño

sábado 25 de noviembre de 2017

Destapando al tapado

Andrea Cataño

viernes 10 de noviembre de 2017

¿Y México, apá?

Andrea Cataño

viernes 03 de noviembre de 2017

El nuevo terrorismo

Andrea Cataño

jueves 26 de octubre de 2017

Ecos de un homenaje

Andrea Cataño

Cargar Más