/ domingo 14 de marzo de 2021

Entre piernas y telones | Blindness

Deus ex machina era un mecanismo usado en el antiguo teatro griego, gracias al cual un dios entraba a escena ayudado por una grúa, que hacía parecer que el personaje descendía del cielo.

Estamos hablando de un recurso tecnológico puesto al servicio del hecho escénico, en montajes realizados en el siglo V a. C., o sea hace ¡más de dos mil 500 años!

Desde aquellos muy lejanos ayeres la tecnología ha sido fiel aliada del teatro: luces, audio, trampillas, mapping, efectos especiales, elevadores, humo, video, son unos cuantos de los muchos elementos técnicos y tecnológicos que suman su potencial a la magia del hecho escénico.

Pensé en todo esto mientras esperaba que arrancara el espectáculo Blindness, con el que el teatro de los Insurgentes reinicia sus funciones, luego de un año de inactividad, a causa de la pandemia.

Se trata, como bien se detalla en su presentación, de una experiencia narrativa, sonora y luminosa, basada en la novela Ensayo sobre la ceguera, escrita por José Saramago, ganador del premio Nobel de literatura.

Sin ánimo de pretender arruinar la experiencia, sino más bien al contrario, despertar la curiosidad del lector de este espacio para que acuda a ser parte del espectáculo, contaré que la aventura inicia desde que entra uno a la sala y ¡oh sorpresa!, no lo llevan al área de butacas sino al escenario, donde están distribuidas 100 sillas y en cada una de ellas están disponibles unos audífonos y entonces….

Entonces hay que ir y no perderse esta “instalación teatral inmersiva diseñada con distancia social”, que nació en Londres a mediados del año pasado, en plena pandemia, de ahí saltó a Amsterdam y ahora llega a México, semanas antes de ser estrenada en Nueva York, Washington y Toronto.

Es sin duda una experiencia nueva, distinta, emocionante, desconcertante, inquietante, que tiene muchas virtudes, de las cuales destacaré cuatro:

Primero el excelente trabajo de adaptación del texto original, que como buena novela es amplia, se extiende en detalles y descripciones. Ahora, gracias al talento de Simon Stephens (autor de El curioso incidente del perro a la medianoche) la trama cabe en 75 minutos y se cuenta lógica y congruentemente, con progresión temática y creciente interés dramático.

La solidez del texto permite una interpretación excelente y vaya que aquí la hay. De verdad qué maravilloso trabajo hace Marina de Tavira (hoy conocida y elogiada por todos gracias a su trabajo en Roma y a su nominación al premio Oscar). Qué gusto oír (nunca mejor dicho) el sentido que da a cada palabra, a cada frase, a cada idea.

Evidentemente, buena parte del mérito es de Mauricio García Lozano y Walter Meierjohann, codirectores de esta puesta en escena.

Y el cuarto pilar de este montaje es el diseño de audio, de Miguel Ángel Jiménez, que materialmente envuelve al espectador y crea el mundo terrible en que ocurre la trama imaginada por Saramago, y que hoy, ante el impacto del Covid-19, parece hacer sido escrita precisamente a partir del mismo.

Blindness se presenta de viernes domingo en varios horarios cada día. Cada función da cabida a sólo 100 personas y únicamente estará en cartelera doce semanas. Así que hay que correr a verla.

Parece ser que el dios del teatro, a través de una muy oportuna deus ex machina, ha permitido que los espacios escénicos vuelvan a abrir, y según noticia de último momento, al 30% de su capacidad.

Deus ex machina era un mecanismo usado en el antiguo teatro griego, gracias al cual un dios entraba a escena ayudado por una grúa, que hacía parecer que el personaje descendía del cielo.

Estamos hablando de un recurso tecnológico puesto al servicio del hecho escénico, en montajes realizados en el siglo V a. C., o sea hace ¡más de dos mil 500 años!

Desde aquellos muy lejanos ayeres la tecnología ha sido fiel aliada del teatro: luces, audio, trampillas, mapping, efectos especiales, elevadores, humo, video, son unos cuantos de los muchos elementos técnicos y tecnológicos que suman su potencial a la magia del hecho escénico.

Pensé en todo esto mientras esperaba que arrancara el espectáculo Blindness, con el que el teatro de los Insurgentes reinicia sus funciones, luego de un año de inactividad, a causa de la pandemia.

Se trata, como bien se detalla en su presentación, de una experiencia narrativa, sonora y luminosa, basada en la novela Ensayo sobre la ceguera, escrita por José Saramago, ganador del premio Nobel de literatura.

Sin ánimo de pretender arruinar la experiencia, sino más bien al contrario, despertar la curiosidad del lector de este espacio para que acuda a ser parte del espectáculo, contaré que la aventura inicia desde que entra uno a la sala y ¡oh sorpresa!, no lo llevan al área de butacas sino al escenario, donde están distribuidas 100 sillas y en cada una de ellas están disponibles unos audífonos y entonces….

Entonces hay que ir y no perderse esta “instalación teatral inmersiva diseñada con distancia social”, que nació en Londres a mediados del año pasado, en plena pandemia, de ahí saltó a Amsterdam y ahora llega a México, semanas antes de ser estrenada en Nueva York, Washington y Toronto.

Es sin duda una experiencia nueva, distinta, emocionante, desconcertante, inquietante, que tiene muchas virtudes, de las cuales destacaré cuatro:

Primero el excelente trabajo de adaptación del texto original, que como buena novela es amplia, se extiende en detalles y descripciones. Ahora, gracias al talento de Simon Stephens (autor de El curioso incidente del perro a la medianoche) la trama cabe en 75 minutos y se cuenta lógica y congruentemente, con progresión temática y creciente interés dramático.

La solidez del texto permite una interpretación excelente y vaya que aquí la hay. De verdad qué maravilloso trabajo hace Marina de Tavira (hoy conocida y elogiada por todos gracias a su trabajo en Roma y a su nominación al premio Oscar). Qué gusto oír (nunca mejor dicho) el sentido que da a cada palabra, a cada frase, a cada idea.

Evidentemente, buena parte del mérito es de Mauricio García Lozano y Walter Meierjohann, codirectores de esta puesta en escena.

Y el cuarto pilar de este montaje es el diseño de audio, de Miguel Ángel Jiménez, que materialmente envuelve al espectador y crea el mundo terrible en que ocurre la trama imaginada por Saramago, y que hoy, ante el impacto del Covid-19, parece hacer sido escrita precisamente a partir del mismo.

Blindness se presenta de viernes domingo en varios horarios cada día. Cada función da cabida a sólo 100 personas y únicamente estará en cartelera doce semanas. Así que hay que correr a verla.

Parece ser que el dios del teatro, a través de una muy oportuna deus ex machina, ha permitido que los espacios escénicos vuelvan a abrir, y según noticia de último momento, al 30% de su capacidad.