/ lunes 11 de diciembre de 2023

Javier Milei: ¿un peligro para Argentina?


Por Roberto Viesca

Argentina no la está pasando nada bien. Con una inflación de 142.7% (el segundo mayor de América Latina) y con una pobreza del 44.7% total (según el Instituto Nacional de Estadística y Censos – CIDEC) la aparición de un personaje explosivo, mediático, populista e ideólogo de la economía liberal ha logrado ganar la presidencia de la Argentina.

Javier Milei, economista de 53 años, logró una inexplicable (pero a la vez explicable y razonable) hazaña de haber ganado los comicios presidenciales del pasado 22 de octubre (56% frente al candidato del oficialismo, Sergio Massa con 44%) y que tomó posesión ayer.

¿Cómo se explica el triunfo de un candidato que en campaña anunciaba una ola privatizadora y de reducción del Estado al mínimo, con un duro ajuste fiscal, reducción del gasto público, flexibilizaciones en ámbitos laborales, comerciales y financieros, reducción de fondos para jubilaciones y pensionados, la introducción de vouchers educativos (demostrado empíricamente que en Suecia y Chile ha sido un fracaso) liquidación del Banco Central, y la tan controvertida dolarización haya podido siquiera ser competencia e incluso llevarse la victoria?

Varios puntos pueden dar explicación a esta interrogante. En primer lugar, podemos inferir, que la mediatización de la figura de Milei desde 2015 coadyuvó para el esparcimiento constante de las ideas económicas de la Escuela de Austria, de la “libertad” y de pésimos panelistas que no pudieron debatir correctamente con el hoy presidente. Durante ocho años sus ideas y sus formas tan cuestionadas de actuar incidieron, en parte, en el convencimiento del vox populi para su ascenso en la política (a pesar de criticar constantemente a los políticos).

El segundo punto es el pésimo representante del oficialismo, Sergio Massa (con el que se enfrentó en las elecciones) y ex Ministro de Economía (es decir, uno de los mayores responsables de la crisis argentina) que no pudo convencer a una sociedad urgida de “alguien diferente” en seguir confiando en la “izquierda” argentina. En este sentido, va el tercer punto. La izquierda latinoamericana no supo y no ha sabido aprovechar el apoyo social para modificar o cambiar las circunstancias económicas, sociales y políticas de los países que ha gobernado, y más bien, ha sido parte de esa élite financierista y corrupta (igual que la derecha) con un discurso fútil y populachero que no atendió las graves problemáticas de nuestra región.

Las críticas fundamentales de Milei pueden ser variadas, desde que nunca ha sabido llevar una empresa hasta la clonación de su perro Conan. Si es un peligro o no para Argentina, se verá a lo largo de sus cuatro años de periodo presidencial. Mientras tanto, a su llegada de visita de Estados Unidos, ya anunció la estanflación, es decir, nulo crecimiento con alta inflación.



Por Roberto Viesca

Argentina no la está pasando nada bien. Con una inflación de 142.7% (el segundo mayor de América Latina) y con una pobreza del 44.7% total (según el Instituto Nacional de Estadística y Censos – CIDEC) la aparición de un personaje explosivo, mediático, populista e ideólogo de la economía liberal ha logrado ganar la presidencia de la Argentina.

Javier Milei, economista de 53 años, logró una inexplicable (pero a la vez explicable y razonable) hazaña de haber ganado los comicios presidenciales del pasado 22 de octubre (56% frente al candidato del oficialismo, Sergio Massa con 44%) y que tomó posesión ayer.

¿Cómo se explica el triunfo de un candidato que en campaña anunciaba una ola privatizadora y de reducción del Estado al mínimo, con un duro ajuste fiscal, reducción del gasto público, flexibilizaciones en ámbitos laborales, comerciales y financieros, reducción de fondos para jubilaciones y pensionados, la introducción de vouchers educativos (demostrado empíricamente que en Suecia y Chile ha sido un fracaso) liquidación del Banco Central, y la tan controvertida dolarización haya podido siquiera ser competencia e incluso llevarse la victoria?

Varios puntos pueden dar explicación a esta interrogante. En primer lugar, podemos inferir, que la mediatización de la figura de Milei desde 2015 coadyuvó para el esparcimiento constante de las ideas económicas de la Escuela de Austria, de la “libertad” y de pésimos panelistas que no pudieron debatir correctamente con el hoy presidente. Durante ocho años sus ideas y sus formas tan cuestionadas de actuar incidieron, en parte, en el convencimiento del vox populi para su ascenso en la política (a pesar de criticar constantemente a los políticos).

El segundo punto es el pésimo representante del oficialismo, Sergio Massa (con el que se enfrentó en las elecciones) y ex Ministro de Economía (es decir, uno de los mayores responsables de la crisis argentina) que no pudo convencer a una sociedad urgida de “alguien diferente” en seguir confiando en la “izquierda” argentina. En este sentido, va el tercer punto. La izquierda latinoamericana no supo y no ha sabido aprovechar el apoyo social para modificar o cambiar las circunstancias económicas, sociales y políticas de los países que ha gobernado, y más bien, ha sido parte de esa élite financierista y corrupta (igual que la derecha) con un discurso fútil y populachero que no atendió las graves problemáticas de nuestra región.

Las críticas fundamentales de Milei pueden ser variadas, desde que nunca ha sabido llevar una empresa hasta la clonación de su perro Conan. Si es un peligro o no para Argentina, se verá a lo largo de sus cuatro años de periodo presidencial. Mientras tanto, a su llegada de visita de Estados Unidos, ya anunció la estanflación, es decir, nulo crecimiento con alta inflación.