/ miércoles 31 de enero de 2024

La importancia de los neuroderechos

Por Adrián Alcalá Méndez

En un mundo cada vez más interconectado por la tecnología, la celebración del Día Internacional de la Protección de Datos Personales se erige como un faro de conciencia y vigilancia. Este 28 de enero no solo conmemoramos este día crucial, sino que también nos sumergimos en la comprensión profunda de los neuroderechos, una dimensión emergente y esencial de nuestros derechos humanos en la era digital.

Los neuroderechos son la frontera avanzada en la protección de lo que más íntimo poseemos: nuestra mente. En este contexto, la neurotecnología, definida por la Red Iberoamericana de Protección de Datos como "todo desarrollo que permite monitorear o modificar el sistema nervioso y el funcionamiento cerebral", emerge como una herramienta de doble filo. Su potencial para revolucionar sectores como la medicina, la educación y la vida cotidiana es innegable. Sin embargo, este avance no viene sin sus desafíos jurídicos y éticos, especialmente en lo que respecta al tratamiento y protección de los neurodatos.

Las palabras de Olaf Blanke, médico neurólogo y neurocientífico, resuenan con profundidad: “Nuestros recuerdos son pilares fundamentales de nuestra propia identidad". La capacidad de la neurotecnología para alterar estos recuerdos plantea preguntas inquietantes sobre el sentido de la identidad y la conciencia.

La relación entre la protección de datos personales y los neuroderechos es intrínseca. Los datos cerebrales, una forma íntima de datos personales, pueden revelar aspectos sensibles de nuestro ser, incluyendo pensamientos, sentimientos, creencias y preferencias. La recopilación de estos datos, ya sea a través de medios digitales o analógicos, plantea desafíos significativos en cuanto a privacidad y consentimiento.

Es aquí donde el avance en materia de neuroderechos se vuelve crítico. La autonomía individual y el consentimiento informado son piedras angulares en el uso ético de neurotecnologías. La protección contra el acceso no autorizado y el uso indebido de información cerebral es imperativa. Medidas robustas de seguridad y encriptación de datos son fundamentales para preservar la confidencialidad y la integridad de los neurodatos.

El espectro de amenazas potenciales es vasto y variado, abarcando desde la invasión a la privacidad hasta la manipulación de la conciencia. La protección contra el acceso no autorizado se convierte, por tanto, en un mandato no solo legal, sino moral. El uso indebido de información cerebral podría llevar a situaciones que hoy solo encontramos en las obras de ciencia ficción, donde la identidad, la privacidad y la libre voluntad pueden ser vulneradas o alteradas sin nuestro consentimiento.

En conclusión, en este Día Internacional de Protección de Datos Personales, hacemos un llamado a una reflexión profunda sobre la importancia de los neuroderechos.

Desde el INAI, como encargados de la protección de datos personales, enfrentamos el desafío de garantizar la tutela efectiva de estos derechos, considerando los desafíos planteados por las neurociencias. Es imperativo que las personas tengan derechos claros y definidos sobre sus datos cerebrales, incluyendo el acceso, la rectificación y, crucialmente, el derecho a la eliminación de datos cuando estos ya no sean necesarios. Solo así podremos garantizar que la era digital sea una era de avance, no solo tecnológico, sino también ético y humano.

Comisionado Presidente del INAI

Por Adrián Alcalá Méndez

En un mundo cada vez más interconectado por la tecnología, la celebración del Día Internacional de la Protección de Datos Personales se erige como un faro de conciencia y vigilancia. Este 28 de enero no solo conmemoramos este día crucial, sino que también nos sumergimos en la comprensión profunda de los neuroderechos, una dimensión emergente y esencial de nuestros derechos humanos en la era digital.

Los neuroderechos son la frontera avanzada en la protección de lo que más íntimo poseemos: nuestra mente. En este contexto, la neurotecnología, definida por la Red Iberoamericana de Protección de Datos como "todo desarrollo que permite monitorear o modificar el sistema nervioso y el funcionamiento cerebral", emerge como una herramienta de doble filo. Su potencial para revolucionar sectores como la medicina, la educación y la vida cotidiana es innegable. Sin embargo, este avance no viene sin sus desafíos jurídicos y éticos, especialmente en lo que respecta al tratamiento y protección de los neurodatos.

Las palabras de Olaf Blanke, médico neurólogo y neurocientífico, resuenan con profundidad: “Nuestros recuerdos son pilares fundamentales de nuestra propia identidad". La capacidad de la neurotecnología para alterar estos recuerdos plantea preguntas inquietantes sobre el sentido de la identidad y la conciencia.

La relación entre la protección de datos personales y los neuroderechos es intrínseca. Los datos cerebrales, una forma íntima de datos personales, pueden revelar aspectos sensibles de nuestro ser, incluyendo pensamientos, sentimientos, creencias y preferencias. La recopilación de estos datos, ya sea a través de medios digitales o analógicos, plantea desafíos significativos en cuanto a privacidad y consentimiento.

Es aquí donde el avance en materia de neuroderechos se vuelve crítico. La autonomía individual y el consentimiento informado son piedras angulares en el uso ético de neurotecnologías. La protección contra el acceso no autorizado y el uso indebido de información cerebral es imperativa. Medidas robustas de seguridad y encriptación de datos son fundamentales para preservar la confidencialidad y la integridad de los neurodatos.

El espectro de amenazas potenciales es vasto y variado, abarcando desde la invasión a la privacidad hasta la manipulación de la conciencia. La protección contra el acceso no autorizado se convierte, por tanto, en un mandato no solo legal, sino moral. El uso indebido de información cerebral podría llevar a situaciones que hoy solo encontramos en las obras de ciencia ficción, donde la identidad, la privacidad y la libre voluntad pueden ser vulneradas o alteradas sin nuestro consentimiento.

En conclusión, en este Día Internacional de Protección de Datos Personales, hacemos un llamado a una reflexión profunda sobre la importancia de los neuroderechos.

Desde el INAI, como encargados de la protección de datos personales, enfrentamos el desafío de garantizar la tutela efectiva de estos derechos, considerando los desafíos planteados por las neurociencias. Es imperativo que las personas tengan derechos claros y definidos sobre sus datos cerebrales, incluyendo el acceso, la rectificación y, crucialmente, el derecho a la eliminación de datos cuando estos ya no sean necesarios. Solo así podremos garantizar que la era digital sea una era de avance, no solo tecnológico, sino también ético y humano.

Comisionado Presidente del INAI