/ lunes 10 de febrero de 2020

La paradoja de una rifa que no lo es

El cambio también significa evolucionar, transitar hacia adelante. A muchas personas que votaron por AMLO les he preguntado qué les motivó más para darle su voto y me dicen querían un cambio. López Obrador les parecía honesto y sencillo.


Y quizá refrendando esa “sencillez” que quiere reflejar, el Presidente ordena dos cuestiones que han mostrado realmente su personalidad: deshacerse del avión presidencial “por ostentoso y ni Obama tiene” y porque el pueblo es pobre y, ergo tampoco se debe continuar con “ese” aeropuerto en Texcoco porque es una obra igualmente ostentosa y su construcción denota corrupción por todas partes.


Nadie que se aprecie comprometido con la legalidad puede estar en desacuerdo en que se castigue la corrupción. Más que sabido es que al no sancionarla dará como consecuencia la impunidad. Aún esperamos investigación y sanciones para “los corruptos” del NAICM, que llevaba 40% de construcción.


El aeropuerto en Texcoco se planea con Zedillo, se anticipaba el caos que ya se está padeciendo en el actual Aeropuerto Benito Juárez; en el espectro mundial México está ubicado en un lugar inmejorable para las interconexiones, además. Todos los analistas económicos serios han señalado que con su cancelación este gobierno ha mandado mensajes de que no es confiable, se afectó las inversiones y como consecuencia también al desarrollo del país. Ahí están la renuncia de Carlos Urzúa como Secretario de Hacienda y la caída del PIB en su primer año de gobierno al 0.1% como consecuencias irrefutables.


Respecto al avión que usó Peña los últimos tres años de su gobierno su valor es de 219 millones de dólares, y como sabemos sustituyó otro con 28 años de uso.


Realmente el “avión presidencial” no es del Presidente; resulta que el gobierno federal y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos BANOBRAS firmaron un contrato de arrendamiento a 15 años, a partir de su conclusión entonces pasaría a ser propiedad de la SEDENA. Si este contrato se firmó por Calderón en su último año, más 6 de Peña, realmente el avión sería propiedad de SEDENA para el 2027; claro, si se cumpliesen con todos los pagos anuales comprometidos. Pero qué pasó por la cabeza del Presidente al decidir enviarlo a EU para ofrecer “su venta” sabiendo su dificultad? Ya sabemos que no solo no se deshizo de este aparato, sino que se tuvo que pagar del erario público 30 millones de pesos por su estacionamiento.


Sobre el aeropuerto se tenía dudas se atrevería a su cancelación, se pensaba que iba a prevalecer la sensatez: con la economía no se juega. Sobre el avión, era un compromiso de campaña, pero no puedes vender algo que no es tuyo, y mire usted, pensar que alguien con 500 pesos puede sacarse el avión, no deja de ser simpático tener la ilusión. Así pasa cada que se compra un billete de lotería. Sin embargo, debe preocuparnos las consecuencias sólo de estos dos ejemplos que son ocurrencias caprichosas, sin medir las consecuencias que afectarán al país y también nos alerta de cómo somos rehenes de esas ocurrencias.


No hay manera de lograr una buena gobernanza cuando el que dirige lo hace sin un plan, quien de repente se despierta con una idea y decide asuntos fundamentales. Claro, rifar algo respecto de lo cual no se tiene su propiedad es peccata minuta frente a decrecer a 0. Nos merecemos un gobierno con mayor sensatez y sobretodo nos trate como personas adultas.

El cambio también significa evolucionar, transitar hacia adelante. A muchas personas que votaron por AMLO les he preguntado qué les motivó más para darle su voto y me dicen querían un cambio. López Obrador les parecía honesto y sencillo.


Y quizá refrendando esa “sencillez” que quiere reflejar, el Presidente ordena dos cuestiones que han mostrado realmente su personalidad: deshacerse del avión presidencial “por ostentoso y ni Obama tiene” y porque el pueblo es pobre y, ergo tampoco se debe continuar con “ese” aeropuerto en Texcoco porque es una obra igualmente ostentosa y su construcción denota corrupción por todas partes.


Nadie que se aprecie comprometido con la legalidad puede estar en desacuerdo en que se castigue la corrupción. Más que sabido es que al no sancionarla dará como consecuencia la impunidad. Aún esperamos investigación y sanciones para “los corruptos” del NAICM, que llevaba 40% de construcción.


El aeropuerto en Texcoco se planea con Zedillo, se anticipaba el caos que ya se está padeciendo en el actual Aeropuerto Benito Juárez; en el espectro mundial México está ubicado en un lugar inmejorable para las interconexiones, además. Todos los analistas económicos serios han señalado que con su cancelación este gobierno ha mandado mensajes de que no es confiable, se afectó las inversiones y como consecuencia también al desarrollo del país. Ahí están la renuncia de Carlos Urzúa como Secretario de Hacienda y la caída del PIB en su primer año de gobierno al 0.1% como consecuencias irrefutables.


Respecto al avión que usó Peña los últimos tres años de su gobierno su valor es de 219 millones de dólares, y como sabemos sustituyó otro con 28 años de uso.


Realmente el “avión presidencial” no es del Presidente; resulta que el gobierno federal y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos BANOBRAS firmaron un contrato de arrendamiento a 15 años, a partir de su conclusión entonces pasaría a ser propiedad de la SEDENA. Si este contrato se firmó por Calderón en su último año, más 6 de Peña, realmente el avión sería propiedad de SEDENA para el 2027; claro, si se cumpliesen con todos los pagos anuales comprometidos. Pero qué pasó por la cabeza del Presidente al decidir enviarlo a EU para ofrecer “su venta” sabiendo su dificultad? Ya sabemos que no solo no se deshizo de este aparato, sino que se tuvo que pagar del erario público 30 millones de pesos por su estacionamiento.


Sobre el aeropuerto se tenía dudas se atrevería a su cancelación, se pensaba que iba a prevalecer la sensatez: con la economía no se juega. Sobre el avión, era un compromiso de campaña, pero no puedes vender algo que no es tuyo, y mire usted, pensar que alguien con 500 pesos puede sacarse el avión, no deja de ser simpático tener la ilusión. Así pasa cada que se compra un billete de lotería. Sin embargo, debe preocuparnos las consecuencias sólo de estos dos ejemplos que son ocurrencias caprichosas, sin medir las consecuencias que afectarán al país y también nos alerta de cómo somos rehenes de esas ocurrencias.


No hay manera de lograr una buena gobernanza cuando el que dirige lo hace sin un plan, quien de repente se despierta con una idea y decide asuntos fundamentales. Claro, rifar algo respecto de lo cual no se tiene su propiedad es peccata minuta frente a decrecer a 0. Nos merecemos un gobierno con mayor sensatez y sobretodo nos trate como personas adultas.