/ domingo 10 de abril de 2022

Las perspectivas de los servicios de Inteligencia

Los efectos que de forma cotidiana se evidencian en las capacidades de las instituciones y sociedades, con evidente y reiteradas prácticas democráticas, demandan de la asistencia consistente, de estructuras que cuenten con la capacidad para procesar los antagonismos estructurales y emergentes. Nuestras generaciones han debido enfrentar dos de éstos, que de manera imprevista ya marcaron estos y futuros años: la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania.

México y el mundo, de forma más o menos directa, se verán afectados por las consecuencias imprevistas como son: la inflación, la concentración de la riqueza, el deterioro del medio ambiente, así como la migración forzada de millones de personas, como sucede ahora en Europa, África, América y prácticamente en todo el mundo. De allí, que las democracias consolidadas como la nuestra, deban contar con instituciones, leyes y procedimientos, que nos permitan hacerle frente a la incertidumbre que generan enfermedades y guerras.

Estamos ante severos desafíos que exigen las mejores respuestas, echando mano manos de los mejores recursos; en ese sentido, los servicios de Inteligencia, implican un recurso de calidad, mismos que demandan una importante atención por parte de los tomadores de decisiones civiles, dejando a un lado antiguos prejuicios, que lo único que provocan, es el entorpecimiento de la aplicación de medidas que tienen por finalidad, salvaguardar la estabilidad y paz social. En el caso de México, esa es una realidad incuestionable, en cuanto a las condiciones bajo las cuales nuestra democracia, como procedimiento y estilo de vida, por hoy, se observan bajo presión.

El momento de hacer una evaluación y puesta al día del marco jurídico, de la distribución institucional de responsabilidades, especificación en cuanto al contenido de los conceptos claves (Seguridad Pública, Seguridad Interior, Seguridad Nacional, por ejemplo>) son reto que al menos, desde el Poder Legislativo, deben asumirse como prioridades para el mejor funcionamiento de las estructuras encargadas de las dimensiones de la Seguridad y los bienes a tutelar por cada una de éstas. Las condiciones están dadas y el paso debe darse para así encontrar desde ahora, las opciones que mejor le convengan al país.

Las dinámicas, intensas, tanto dentro como fuera de México, reclaman ese necesario ajuste en el sector encargado de preservar de la mejor manera el funcionamiento del sistema y régimen políticos mexicanos. No se trata de una visión de corto plazo, sino de una percepción estructural para fortalecer al Estado. Es cierto que cada gobierno hace su parte, pero la esencia y permanencia del propio Estado, es lo que garantiza la viabilidad de la Nación. Y para eso están los servicios de Inteligencia.

Es deseable que desde ahora, se inicien los trabajos y consultas en ese sentido. En la altura de miras, se encuentra el nivel del compromiso con los destinos del país. Esperemos que sí haya esa sensibilidad.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Los efectos que de forma cotidiana se evidencian en las capacidades de las instituciones y sociedades, con evidente y reiteradas prácticas democráticas, demandan de la asistencia consistente, de estructuras que cuenten con la capacidad para procesar los antagonismos estructurales y emergentes. Nuestras generaciones han debido enfrentar dos de éstos, que de manera imprevista ya marcaron estos y futuros años: la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania.

México y el mundo, de forma más o menos directa, se verán afectados por las consecuencias imprevistas como son: la inflación, la concentración de la riqueza, el deterioro del medio ambiente, así como la migración forzada de millones de personas, como sucede ahora en Europa, África, América y prácticamente en todo el mundo. De allí, que las democracias consolidadas como la nuestra, deban contar con instituciones, leyes y procedimientos, que nos permitan hacerle frente a la incertidumbre que generan enfermedades y guerras.

Estamos ante severos desafíos que exigen las mejores respuestas, echando mano manos de los mejores recursos; en ese sentido, los servicios de Inteligencia, implican un recurso de calidad, mismos que demandan una importante atención por parte de los tomadores de decisiones civiles, dejando a un lado antiguos prejuicios, que lo único que provocan, es el entorpecimiento de la aplicación de medidas que tienen por finalidad, salvaguardar la estabilidad y paz social. En el caso de México, esa es una realidad incuestionable, en cuanto a las condiciones bajo las cuales nuestra democracia, como procedimiento y estilo de vida, por hoy, se observan bajo presión.

El momento de hacer una evaluación y puesta al día del marco jurídico, de la distribución institucional de responsabilidades, especificación en cuanto al contenido de los conceptos claves (Seguridad Pública, Seguridad Interior, Seguridad Nacional, por ejemplo>) son reto que al menos, desde el Poder Legislativo, deben asumirse como prioridades para el mejor funcionamiento de las estructuras encargadas de las dimensiones de la Seguridad y los bienes a tutelar por cada una de éstas. Las condiciones están dadas y el paso debe darse para así encontrar desde ahora, las opciones que mejor le convengan al país.

Las dinámicas, intensas, tanto dentro como fuera de México, reclaman ese necesario ajuste en el sector encargado de preservar de la mejor manera el funcionamiento del sistema y régimen políticos mexicanos. No se trata de una visión de corto plazo, sino de una percepción estructural para fortalecer al Estado. Es cierto que cada gobierno hace su parte, pero la esencia y permanencia del propio Estado, es lo que garantiza la viabilidad de la Nación. Y para eso están los servicios de Inteligencia.

Es deseable que desde ahora, se inicien los trabajos y consultas en ese sentido. En la altura de miras, se encuentra el nivel del compromiso con los destinos del país. Esperemos que sí haya esa sensibilidad.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso