/ lunes 29 de abril de 2024

Nuevo presupuesto militar para Ucrania

Luego de una dilatada y compleja negociación en el Congreso de los Estados Unidos, fue aprobado un presupuesto al gobierno de Ucrania y sus Fuerzas Armadas, en la Cámara de Representantes por 311 votos a favor contra 112. El monto es de 60 mil 800 millones de dólares. Esta noticia tiene varias y profundas implicaciones para el mundo y para México, desde luego. La primera, obvia conclusión, es que la invasión y guerra rusa comenzada el 24 de febrero de 2022, va a continuar y, segunda, que las tensiones geopolíticas también seguirán a la alza. Más guerra, más destrucción, más muertes.

Pero ¿había otra opción? Me refiero a la lógica del conflicto armado. Si bien los Estados Unidos, al igual que México (como sucede cada 12 años) hay procesos electorales para la Presidencia y la renovación del Congreso (aunque no en su totalidad en ese país) los conflictos geopolíticos y militares de ninguna manera obedecen a comicios. Tal y como sucedió en Rusia a fines del mes de marzo, para la nada sorpresiva reelección de Vladimir Putin. Así, que sin lugar a dudas, nos encontramos ante una riesgosa prolongación del conflicto armado y que en mucho seguirá influyendo en la realidad internacional.

En el caso de Latinoamérica, por supuesto que la polarización entre los gobiernos continuará, ojalá y no se profundice. Por ejemplo, la cuestión comercial, de finanzas e inversiones se verá afectada por las facilidades u obstáculos que los gobiernos de la región impongan a los intereses rusos. Tal y como sucede en la Unión Europea en donde se ha llegado a la determinación de incautar capitales y bienes de personajes cercanos del Presidente ruso así como empresarios en la órbita del Kremlin. Ahora pasemos al enfoque militar, sobre todo en lo que concierne a la Organización del Tratado Atlántico Norte.

Los recientes ingresos a la OTAN de Suecia y Finlandia, se ven ahora, más que justificados en tanto no hay un asomo de negociación entre Rusia y Ucrania. Como le he apuntado en otra entregas, ahora se agregan 1, 300 kilómetros de fronteras terrestre entre Rusia y Finlandia, es decir la misma OTAN, que equivale para establecer un parámetro, casi a la mitad de la que hay entre México y Estados Unidos. Por otra parte, los adiestramientos, maniobras conjuntas y demás preparativos militares entre y en los países europeos van a continuar e incluso, incrementar. En este escenario, Turquía adquiere un preponderante papel por su también influencia en Oriente Medio.

Para México se trata de una importante noticia, pues a partir de su ubicación en el mapa mundial, es un natural puente entre los intereses y agenda del Océano Pacífico y la totalidad de Latinoamérica y el Caribe. En ese indiscutible sentido, las condiciones de la política exterior del actual y futuro gobierno, deben tomar en consideración en constante proceso de polarización entre la OTAN, Estados Unidos y Rusia, en donde las posturas imprecisas van perdiendo terreno. A partir de que la guerra va a continuar, en la misma proporción las presiones de los intereses mundiales. Lo aconsejable para nuestro país y su diplomacia, es persistir en la búsqueda de opciones que devuelvan el conflicto “al punto de partida”. Una vez que la entrada de la temporada primavera-verano ha llegado a la zona de guerra, con la aprobación del presupuesto militar por parte del Congreso y Presidencia de los Estados Unidos, el pronóstico es obvio: las definiciones en la esfera internacional, marcarán las décadas que restan del siglo XXI.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Luego de una dilatada y compleja negociación en el Congreso de los Estados Unidos, fue aprobado un presupuesto al gobierno de Ucrania y sus Fuerzas Armadas, en la Cámara de Representantes por 311 votos a favor contra 112. El monto es de 60 mil 800 millones de dólares. Esta noticia tiene varias y profundas implicaciones para el mundo y para México, desde luego. La primera, obvia conclusión, es que la invasión y guerra rusa comenzada el 24 de febrero de 2022, va a continuar y, segunda, que las tensiones geopolíticas también seguirán a la alza. Más guerra, más destrucción, más muertes.

Pero ¿había otra opción? Me refiero a la lógica del conflicto armado. Si bien los Estados Unidos, al igual que México (como sucede cada 12 años) hay procesos electorales para la Presidencia y la renovación del Congreso (aunque no en su totalidad en ese país) los conflictos geopolíticos y militares de ninguna manera obedecen a comicios. Tal y como sucedió en Rusia a fines del mes de marzo, para la nada sorpresiva reelección de Vladimir Putin. Así, que sin lugar a dudas, nos encontramos ante una riesgosa prolongación del conflicto armado y que en mucho seguirá influyendo en la realidad internacional.

En el caso de Latinoamérica, por supuesto que la polarización entre los gobiernos continuará, ojalá y no se profundice. Por ejemplo, la cuestión comercial, de finanzas e inversiones se verá afectada por las facilidades u obstáculos que los gobiernos de la región impongan a los intereses rusos. Tal y como sucede en la Unión Europea en donde se ha llegado a la determinación de incautar capitales y bienes de personajes cercanos del Presidente ruso así como empresarios en la órbita del Kremlin. Ahora pasemos al enfoque militar, sobre todo en lo que concierne a la Organización del Tratado Atlántico Norte.

Los recientes ingresos a la OTAN de Suecia y Finlandia, se ven ahora, más que justificados en tanto no hay un asomo de negociación entre Rusia y Ucrania. Como le he apuntado en otra entregas, ahora se agregan 1, 300 kilómetros de fronteras terrestre entre Rusia y Finlandia, es decir la misma OTAN, que equivale para establecer un parámetro, casi a la mitad de la que hay entre México y Estados Unidos. Por otra parte, los adiestramientos, maniobras conjuntas y demás preparativos militares entre y en los países europeos van a continuar e incluso, incrementar. En este escenario, Turquía adquiere un preponderante papel por su también influencia en Oriente Medio.

Para México se trata de una importante noticia, pues a partir de su ubicación en el mapa mundial, es un natural puente entre los intereses y agenda del Océano Pacífico y la totalidad de Latinoamérica y el Caribe. En ese indiscutible sentido, las condiciones de la política exterior del actual y futuro gobierno, deben tomar en consideración en constante proceso de polarización entre la OTAN, Estados Unidos y Rusia, en donde las posturas imprecisas van perdiendo terreno. A partir de que la guerra va a continuar, en la misma proporción las presiones de los intereses mundiales. Lo aconsejable para nuestro país y su diplomacia, es persistir en la búsqueda de opciones que devuelvan el conflicto “al punto de partida”. Una vez que la entrada de la temporada primavera-verano ha llegado a la zona de guerra, con la aprobación del presupuesto militar por parte del Congreso y Presidencia de los Estados Unidos, el pronóstico es obvio: las definiciones en la esfera internacional, marcarán las décadas que restan del siglo XXI.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso