/ sábado 30 de abril de 2022

No están todas. Nos faltan más

Por. Luis Carlos Sánchez Díaz


Indignación, impotencia, tristeza y asco, son tan solo algunos adjetivos que intentan describir la calamidad que estamos viviendo en el país a causa de la desaparición de miles de mujeres en nuestro país. La semana pasada, el caso de la joven Debanhi nos estremeció porque resulta incomprensible dar cuenta de cómo se puede destrozar la vida y el futuro de una mujer de 18 años.

Desgraciadamente el caso de Debanhi solo vino a destapar esta situación crónica, ya que no se trata de eventos ocasionales o aislados (como muchas veces quieren señalar las autoridades). De acuerdo a la Comisión Nacional de Búsqueda, existen en nuestro país 99 mil personas desaparecidas, siendo Jalisco, Tamaulipas, Estado de México y Nuevo León, las principales entidades en donde se han reportado más desapariciones.

Asimismo, de 2019 a la fecha, 26,270 mujeres desaparecieron, entre ellas Yuridia, Nereyda y Karen, quienes desaparecieron en Tabasco en los últimos días. De igual forma, se ha observado un incremento de desapariciones forzadas de niñas y adolescentes de 10 a 19 años, en donde posiblemente se vinculen con redes de trata de personas.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI, 70% de las mujeres en el país se sienten inseguras, siendo el transporte y las calles, los espacios que perciben con mayor inseguridad. Otro de los resultados de dicha encuesta, refiere al cambio de hábitos que han tenido que implementar las mujeres para resistir las violencias que sufren. En una publicación, la artista Paulina Aenlle difundía la “Guía diaria de una mujer en México (para intentar no ser la próxima)”, en ella describía lo agotador que resulta no frecuentar espacios, evitar salir sola, hacer cambios en la vestimenta, cargar con artículos de defensa personal y compartir la ubicación a amigos y familiares como mecanismo para aminorar las violencias.

En todo este contexto desgarrador de violencia sistémica en contra de las mujeres, debemos de sumar el alto porcentaje de cifra negra, la cual se debe a la ausencia de denuncias, a un escaso seguimiento a las carpetas de investigación, la re-victimización, los errores en los conteos o categorización de los delitos y la falta de operatividad en muchas de las comisiones estatales. Por ello, es más que entendible que las mujeres sientan una profunda indignación, cuando las autoridades desprecian y minimizan la situación. En este sentido seria indicado que las conferencias de prensa del presidente también funcionaran como espacio para difundir los casos de desaparición que ocurren a diario.

Es tanto el cinismo e indolencia de gobiernos y fiscalías que solo se “movilizan” cuando un caso resulta mediático, como si todos los demás no importaran, y solo esperan a que “las aguas se tranquilicen” para que dejen de actuar y los casos pasen al olvido.

Por ello, la exigencia y la lucha son indispensables para que ningún caso quede impune. Es vital que los procesos de justicia se agilicen, se fortalezcan las comisiones de búsqueda, se erradique la re-victimización y se brinde un correcto acompañamiento a las familias. Por el lado de la sociedad, no podemos seguir normalizando esta situación que lacera a nuestro país.

¡Porque no están todas, nos faltan muchas!

Por. Luis Carlos Sánchez Díaz


Indignación, impotencia, tristeza y asco, son tan solo algunos adjetivos que intentan describir la calamidad que estamos viviendo en el país a causa de la desaparición de miles de mujeres en nuestro país. La semana pasada, el caso de la joven Debanhi nos estremeció porque resulta incomprensible dar cuenta de cómo se puede destrozar la vida y el futuro de una mujer de 18 años.

Desgraciadamente el caso de Debanhi solo vino a destapar esta situación crónica, ya que no se trata de eventos ocasionales o aislados (como muchas veces quieren señalar las autoridades). De acuerdo a la Comisión Nacional de Búsqueda, existen en nuestro país 99 mil personas desaparecidas, siendo Jalisco, Tamaulipas, Estado de México y Nuevo León, las principales entidades en donde se han reportado más desapariciones.

Asimismo, de 2019 a la fecha, 26,270 mujeres desaparecieron, entre ellas Yuridia, Nereyda y Karen, quienes desaparecieron en Tabasco en los últimos días. De igual forma, se ha observado un incremento de desapariciones forzadas de niñas y adolescentes de 10 a 19 años, en donde posiblemente se vinculen con redes de trata de personas.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI, 70% de las mujeres en el país se sienten inseguras, siendo el transporte y las calles, los espacios que perciben con mayor inseguridad. Otro de los resultados de dicha encuesta, refiere al cambio de hábitos que han tenido que implementar las mujeres para resistir las violencias que sufren. En una publicación, la artista Paulina Aenlle difundía la “Guía diaria de una mujer en México (para intentar no ser la próxima)”, en ella describía lo agotador que resulta no frecuentar espacios, evitar salir sola, hacer cambios en la vestimenta, cargar con artículos de defensa personal y compartir la ubicación a amigos y familiares como mecanismo para aminorar las violencias.

En todo este contexto desgarrador de violencia sistémica en contra de las mujeres, debemos de sumar el alto porcentaje de cifra negra, la cual se debe a la ausencia de denuncias, a un escaso seguimiento a las carpetas de investigación, la re-victimización, los errores en los conteos o categorización de los delitos y la falta de operatividad en muchas de las comisiones estatales. Por ello, es más que entendible que las mujeres sientan una profunda indignación, cuando las autoridades desprecian y minimizan la situación. En este sentido seria indicado que las conferencias de prensa del presidente también funcionaran como espacio para difundir los casos de desaparición que ocurren a diario.

Es tanto el cinismo e indolencia de gobiernos y fiscalías que solo se “movilizan” cuando un caso resulta mediático, como si todos los demás no importaran, y solo esperan a que “las aguas se tranquilicen” para que dejen de actuar y los casos pasen al olvido.

Por ello, la exigencia y la lucha son indispensables para que ningún caso quede impune. Es vital que los procesos de justicia se agilicen, se fortalezcan las comisiones de búsqueda, se erradique la re-victimización y se brinde un correcto acompañamiento a las familias. Por el lado de la sociedad, no podemos seguir normalizando esta situación que lacera a nuestro país.

¡Porque no están todas, nos faltan muchas!