/ lunes 4 de diciembre de 2017

No todo lo que parece es populismo

Para adquirir el derecho a postular candidatos en las elecciones, no es suficiente que una organización política tenga y conserve su registro como partido. Desde hace poco más de dos décadas la legislación mexicana estableció un requisito adicional, desde luego pertinente, consistente en elaborar conforme al procedimiento establecido por cada partido, una plataforma política cuyo registro debe solicitar a la autoridad electoral, para así acreditar el cumplimiento  de dicho requisito que le permitirá ejercer  el derecho  a postular candidatos.

Se ha creído necesaria la anterior explicación porque es algo que la casi totalidad de los ciudadanos desconoce. Inclusive pocos analistas, aun los serios, suelen hacer poca referencia a las plataformas de los partidos. Y es una lástima que así sea, porque los electores se quedan con la idea de que las propuestas de los  partidos para solucionar los  graves problemas que  aquejan al país, consisten solo y exclusivamente en los muy chabacanos, pésimos y demagógicos  anuncios que en el  curso de las campañas electorales inundan los espacios de radio y televisión. De tal manera lo hacen que literalmente  hartan al votante.

Verdaderamente es lamentable que así sea. En primer lugar, porque en nada favorece la formación de una sólida cultura política de la población. Y además porque tan grave omisión, es decir, ignorar por completo que cada partido está obligado  por ley a elaborar un documento, se supone que serio, claro y  hasta bien redactado, que ha de contener, además de un serio diagnóstico de la realidad del país y sus problemas, propuestas de solución a los mismos igualmente serias, macizas y  por supuesto viables. Pero no, desde siempre ha existido un olímpico desinterés por este olvidado aspecto del sistema electoral mexicano. Una lástima, adicionalmente, porque esta actitud omisa, de franco olvido de tal documento llamado “plataforma electoral”, ha provocado que a su vez también algunos partidos le concedan nulo interés. Tan es así, que casi todas dichas plataformas son documentos infames, verdaderos mamotretos, que a leguas se ve son preparados  seguramente bajo encargo, solo con el propósito de cumplir el expediente.

Pues bien, con este largo antecedente que vale la pena conocer y desde luego tener en mente, resulta pertinente hacer referencia aquí a una propuesta que aparece  incluida en las respectivas plataformas electorales de los partidos que forman el Frente Ciudadano por México (Acción Nacional, PRD y Movimiento Ciudadano), que ha llamado enormemente la atención  y sin mayor análisis y ni siquiera conocimiento de la misma, ha sido descalificada.

En la plataforma electoral aprobada el pasado mes de noviembre por el consejo nacional del PAN se dice que “México no es un país pobre; es un país de pobres”. Su política social ha sido un fracaso. Por ello se propone, entre otras medidas “Garantizar el derecho a una renta básica universal que atienda las necesidades de las personas y garantice su libertad”.

Ese par de líneas ha llamado enormemente la atención y provocado ya un amplio debate. Ha sido tachada de populista, demagógica, inviable, clientelar y demás lindezas por el estilo. Sin embargo no es tal. Habrá que analizarla a fondo para dejar en claro que es perfectamente viable y pertinente. Lo cual dejamos para próximas entregas.

Para adquirir el derecho a postular candidatos en las elecciones, no es suficiente que una organización política tenga y conserve su registro como partido. Desde hace poco más de dos décadas la legislación mexicana estableció un requisito adicional, desde luego pertinente, consistente en elaborar conforme al procedimiento establecido por cada partido, una plataforma política cuyo registro debe solicitar a la autoridad electoral, para así acreditar el cumplimiento  de dicho requisito que le permitirá ejercer  el derecho  a postular candidatos.

Se ha creído necesaria la anterior explicación porque es algo que la casi totalidad de los ciudadanos desconoce. Inclusive pocos analistas, aun los serios, suelen hacer poca referencia a las plataformas de los partidos. Y es una lástima que así sea, porque los electores se quedan con la idea de que las propuestas de los  partidos para solucionar los  graves problemas que  aquejan al país, consisten solo y exclusivamente en los muy chabacanos, pésimos y demagógicos  anuncios que en el  curso de las campañas electorales inundan los espacios de radio y televisión. De tal manera lo hacen que literalmente  hartan al votante.

Verdaderamente es lamentable que así sea. En primer lugar, porque en nada favorece la formación de una sólida cultura política de la población. Y además porque tan grave omisión, es decir, ignorar por completo que cada partido está obligado  por ley a elaborar un documento, se supone que serio, claro y  hasta bien redactado, que ha de contener, además de un serio diagnóstico de la realidad del país y sus problemas, propuestas de solución a los mismos igualmente serias, macizas y  por supuesto viables. Pero no, desde siempre ha existido un olímpico desinterés por este olvidado aspecto del sistema electoral mexicano. Una lástima, adicionalmente, porque esta actitud omisa, de franco olvido de tal documento llamado “plataforma electoral”, ha provocado que a su vez también algunos partidos le concedan nulo interés. Tan es así, que casi todas dichas plataformas son documentos infames, verdaderos mamotretos, que a leguas se ve son preparados  seguramente bajo encargo, solo con el propósito de cumplir el expediente.

Pues bien, con este largo antecedente que vale la pena conocer y desde luego tener en mente, resulta pertinente hacer referencia aquí a una propuesta que aparece  incluida en las respectivas plataformas electorales de los partidos que forman el Frente Ciudadano por México (Acción Nacional, PRD y Movimiento Ciudadano), que ha llamado enormemente la atención  y sin mayor análisis y ni siquiera conocimiento de la misma, ha sido descalificada.

En la plataforma electoral aprobada el pasado mes de noviembre por el consejo nacional del PAN se dice que “México no es un país pobre; es un país de pobres”. Su política social ha sido un fracaso. Por ello se propone, entre otras medidas “Garantizar el derecho a una renta básica universal que atienda las necesidades de las personas y garantice su libertad”.

Ese par de líneas ha llamado enormemente la atención y provocado ya un amplio debate. Ha sido tachada de populista, demagógica, inviable, clientelar y demás lindezas por el estilo. Sin embargo no es tal. Habrá que analizarla a fondo para dejar en claro que es perfectamente viable y pertinente. Lo cual dejamos para próximas entregas.