/ jueves 5 de octubre de 2023

Nuevas estimaciones y retos para adelante 

Por Ricardo Gallegos

Recientemente acabamos de actualizar nuestros escenarios macroeconómicos; en ellos, lo más relevante es el ajuste que hacemos de nuestra estimación de crecimiento del PIB a un 3.2% en 2023 y la expectativa de que el Banco Central dejará por lo que resta del año la tasa de referencia en 11.25%, aspectos que van muy en línea con el consenso del mercado. Pero quizás la parte más interesante son los retos que vienen hacia adelante.

El alza en nuestra estimación del PIB para el cierre de 2023 a 3.2% desde un 2.7% previo obedece al comportamiento observado de las principales tendencias económicas, principalmente del sector secundario y terciario. El sector relacionado con la construcción ha sido un elemento determinante, particularmente en los últimos meses, en donde resalta que este crecimiento se deriva de los proyectos estratégicos de la administración federal en el sur del país.

Otro aspecto que ha favorecido el incremento es la tendencia descendente de la inflación, que, a pesar de la resistencia particularmente por parte de la subyacente, finalmente ha mostrado un comportamiento más claro; nuestras estimaciones incluyen que para el cierre de este año esta se mantenga en 4.80%. Lo anterior está directamente relacionado con nuestra perspectiva de que Banxico mantenga su tasa de referencia en 11.25%, lo cual está muy relacionado con las decisiones de política monetaria de la FED, que reveló en sus últimas reuniones que espera todavía tasas altas por un tiempo más prolongado.

Quizás uno de los aspectos que habría que acotar y que inician los retos para el próximo año es la resiliencia de la economía americana y cómo esta tuvo un impacto directo en nuestra economía. Los escenarios iniciales a finales de 2022 contemplaban una inminente recesión, pero pasados los meses evolucionamos más a un ligero aterrizaje y hoy, un poco por el comportamiento del empleo, consumo, inflación, elecciones federales, huelgas del sector automotriz, revive el riesgo de la recesión que de manera inicial incide en la trayectoria de crecimiento del país.

Para 2024, dentro de nuestras estimaciones, se incluye un crecimiento del PIB del 2.20%, una inflación al cierre del año de 4.01%, una tasa de referencia al cierre de 9%, un tipo de cambio de 18.93 mxp/usd y un precio de la mezcla mexicana de 68dpb, con un volumen de producción de crudo total de 1,725 miles de barriles diarios.

A poco menos de un año que termine esta administración, los retos que veremos en las finanzas públicas estarán muy sesgados a que efectivamente se culminen las obras emblemáticas, que el ritmo de ingresos sea menor a lo propuesto en el paquete económico, con retos importantes desde el punto de vista de los tributarios, particularmente los relacionados al ISR; que el nivel de endeudamiento esperado, que si bien no es que no lo hayamos alcanzado antes, no se desvíe de ese 48% de Deuda Neta a PIB, pero sobre todo del manejo de contingentes, en especial el relacionado a PEMEX.

2025 ofrecerá un panorama quizás mas retador que el año de salida, ya que nos encontraremos con necesidades de recursos quizás un tanto diferentes, ya que algunos de los fondos de estabilización estarán ya prácticamente agotados, quizás exista una menor presión de flujos por proyectos específicos, pero esto dependerá del plan de nación de la siguiente administración; lo que sí se mantendrá es una presión importante por los vencimientos de la deuda de PEMEX, y las crecientes necesidades de inversión de la CFE, un alto nivel de costo de la deuda todavía y un tema creciente del pago de pensiones tanto contributivas como no contributivas que harían pensar rápidamente en la necesidad de una reforma fiscal, la cual de facto ya se tenía contemplada para la mitad de este gobierno, pero que la pandemia hizo que esto fuera impensable de instrumentar. Al tiempo.

*Director General Adjunto de Análisis Económico de HR Ratings.

Por Ricardo Gallegos

Recientemente acabamos de actualizar nuestros escenarios macroeconómicos; en ellos, lo más relevante es el ajuste que hacemos de nuestra estimación de crecimiento del PIB a un 3.2% en 2023 y la expectativa de que el Banco Central dejará por lo que resta del año la tasa de referencia en 11.25%, aspectos que van muy en línea con el consenso del mercado. Pero quizás la parte más interesante son los retos que vienen hacia adelante.

El alza en nuestra estimación del PIB para el cierre de 2023 a 3.2% desde un 2.7% previo obedece al comportamiento observado de las principales tendencias económicas, principalmente del sector secundario y terciario. El sector relacionado con la construcción ha sido un elemento determinante, particularmente en los últimos meses, en donde resalta que este crecimiento se deriva de los proyectos estratégicos de la administración federal en el sur del país.

Otro aspecto que ha favorecido el incremento es la tendencia descendente de la inflación, que, a pesar de la resistencia particularmente por parte de la subyacente, finalmente ha mostrado un comportamiento más claro; nuestras estimaciones incluyen que para el cierre de este año esta se mantenga en 4.80%. Lo anterior está directamente relacionado con nuestra perspectiva de que Banxico mantenga su tasa de referencia en 11.25%, lo cual está muy relacionado con las decisiones de política monetaria de la FED, que reveló en sus últimas reuniones que espera todavía tasas altas por un tiempo más prolongado.

Quizás uno de los aspectos que habría que acotar y que inician los retos para el próximo año es la resiliencia de la economía americana y cómo esta tuvo un impacto directo en nuestra economía. Los escenarios iniciales a finales de 2022 contemplaban una inminente recesión, pero pasados los meses evolucionamos más a un ligero aterrizaje y hoy, un poco por el comportamiento del empleo, consumo, inflación, elecciones federales, huelgas del sector automotriz, revive el riesgo de la recesión que de manera inicial incide en la trayectoria de crecimiento del país.

Para 2024, dentro de nuestras estimaciones, se incluye un crecimiento del PIB del 2.20%, una inflación al cierre del año de 4.01%, una tasa de referencia al cierre de 9%, un tipo de cambio de 18.93 mxp/usd y un precio de la mezcla mexicana de 68dpb, con un volumen de producción de crudo total de 1,725 miles de barriles diarios.

A poco menos de un año que termine esta administración, los retos que veremos en las finanzas públicas estarán muy sesgados a que efectivamente se culminen las obras emblemáticas, que el ritmo de ingresos sea menor a lo propuesto en el paquete económico, con retos importantes desde el punto de vista de los tributarios, particularmente los relacionados al ISR; que el nivel de endeudamiento esperado, que si bien no es que no lo hayamos alcanzado antes, no se desvíe de ese 48% de Deuda Neta a PIB, pero sobre todo del manejo de contingentes, en especial el relacionado a PEMEX.

2025 ofrecerá un panorama quizás mas retador que el año de salida, ya que nos encontraremos con necesidades de recursos quizás un tanto diferentes, ya que algunos de los fondos de estabilización estarán ya prácticamente agotados, quizás exista una menor presión de flujos por proyectos específicos, pero esto dependerá del plan de nación de la siguiente administración; lo que sí se mantendrá es una presión importante por los vencimientos de la deuda de PEMEX, y las crecientes necesidades de inversión de la CFE, un alto nivel de costo de la deuda todavía y un tema creciente del pago de pensiones tanto contributivas como no contributivas que harían pensar rápidamente en la necesidad de una reforma fiscal, la cual de facto ya se tenía contemplada para la mitad de este gobierno, pero que la pandemia hizo que esto fuera impensable de instrumentar. Al tiempo.

*Director General Adjunto de Análisis Económico de HR Ratings.