/ lunes 13 de julio de 2020

Nuevo pacto para el desarrollo

Por: Alexandra Zenzes

En este momento es urgente atender los desafíos a los que nos enfrentamos como humanidad y por ello es necesario construir una agenda global. Con base en esa necesidad, la Unión Europea, encabezada por Alemania, lanzó el Nuevo Pacto Verde (Green New Deal) que es una propuesta para combatir el cambio climático y las desigualdades; se sustenta en la realidad de la crisis climática y establece el compromiso de desaparecer las energías fósiles transitando así, en la economía, la movilidad, la vivienda y la infraestructura en general, hacia las energías renovables, ya que no frenar el cambio climático, provocará altísimos costos económicos.


Por ello se incita a impulsar la descarbonización de la economía y tomar las medidas necesarias de adaptación a la realidad, a fin de ofrecer una nueva oportunidad a las economías, muchas de ellas estancadas, alcanzar el crecimiento sostenible y nuevas oportunidades para las personas. Para ello, se deberán promover grandes inversiones y cambios en el marco legal vigente, con el fin de impulsar actividades que contribuyan con la reducción de la huella ecológica y al mismo tiempo reduzcan la brecha social. El objetivo de neutralidad climática para el año 2050, planteado por la Unión Europea, es una transformación total de la economía que implicará un cambio de vida para los europeos durante las siguientes tres décadas.


En México, hoy estamos en medio de la crisis sanitaria y económica más grave del siglo y es urgente que se ponga en el centro de las soluciones, el tema del medio ambiente para la toma de decisiones y convertirlo en un eje transversal de la política pública nacional. Cabe resaltar que a principios de este año, instituciones académicas, centros de pensamiento y algunas organizaciones no gubernamentales ya hablaban en el país de la necesidad de avanzar hacia un acuerdo para impulsar políticas públicas orientadas a alcanzar una nueva forma de desarrollo, tomando en cuenta las variables sociales y ambientales.


En este nuevo pacto, la corresponsabilidad tanto del Estado como de la sociedad en general, incluyendo al sector privado, es fundamental. La transformación debe de ser integral, y para ello habrá que impulsar políticas públicas orientadas a corregir ciertos problemas económicos, medioambientales y de desigualdad social, y acompañarse de un Nuevo Pacto para el Desarrollo Nacional.


En otras palabras, el nuevo pacto deberá de orientar el crecimiento del país con base en la sustentabilidad y la sostenibilidad financieras, e ir acompañado de un paquete de inversiones complementarias. Visto así, el nuevo pacto deberá de entenderse como un instrumento para poner en marcha las reformas que se requieren y responder así a la actual encrucijada del desarrollo, tomando como pilares los derechos económicos y sociales y descarbonizar el crecimiento nacional.


La nueva normalidad se debe de transformar en un espacio para aprovechar las nuevas oportunidades de atender los viejos desafíos; por poner un ejemplo, el poder legislativo que en tan solo un mes y medio empezará el siguiente periodo ordinario de sesiones y cuyo objetivo es aprobar el presupuesto de egresos de la federación (PEF 2021), debería de dirigir su trabajo a construir un presupuesto público que contemple los bienes públicos que hoy son tan escasos. Es decir, hoy debemos construir el andamiaje para generar prosperidad sin seguir deteriorando el medio ambiente y los recursos naturales.


Por su parte, las actividades productivas deberán redirigirse hacia una economía de bajo contacto entre las personas y eso implica en sí misma una nueva forma de pensar las políticas públicas, por ejemplo impulsar una nueva cultura de economía ambiental que incluya la economía circular y los modelos de proyectos sostenibles, para no seguir amenazando la biodiversidad. Consolidar un marco legal bien consensado generaría espacios de certidumbre, dejando en el pasado las políticas regresivas y la retroactividad; hoy debemos pensar en políticas progresivas en un marco de certidumbre jurídica.


La ciudadanía también debe de ser corresponsable, empezando con su participación en la toma de decisiones y en la forma en la que nos conducimos; por ello, un marco legal sólido que ponga en el centro la calidad de vida del ser humano con un medio ambiente sano y una economía en crecimiento responsable, hará la diferencia, más que solo pensar que al terminar la etapa de COVID se acabará la “nueva normalidad” y regresaremos a la “vieja normalidad”. Eso ya no será posible, dado que los patrones de uso y consumo cambian a pasos agigantados y debemos orientarlos hacia el aprovechamiento sostenible o perderemos una gran oportunidad.


El sector privado también juega un papel fundamental para generar oportunidades nuevas. Hoy es necesario aplicar un nuevo modelo de desarrollo con esquemas de participación de la industria, en el que las actividades cuenten con las mejores reglas para seguir produciendo sin dañar el medio ambiente; en el sector energético, por ejemplo, las energías renovables han sufrido un retroceso y esto ya no puede continuar. Debemos dirigirnos hacia la descarbonización de la economía, y la matriz energética del país deberá sustentarse en el crecimiento de las diferentes fuentes de energías renovables, donde la innovación tecnológica juega un papel fundamental en cuanto a la generación de las baterías y de los sistemas inteligentes de regulación energética, con lo que bajan los costos, y se abre paso a su incorporación en otros sectores, más allá de la electricidad, como el de la electromovilidad, tanto en el transporte masivo como en el privado. La realidad mundial ha modificado el paradigma industrial para 2021 y nosotros no debemos quedarnos atrás; necesitamos hacer esfuerzos para engancharnos en esa corriente. Necesitamos impulsar políticas industriales activas.


El Nuevo Acuerdo para el Desarrollo en México tiene que poner en el centro el empleo, los derechos, la desigualdad, la democracia, la descarbonización de la economía, el espacio público, la seguridad social, la salud humana y un medio ambiente sano.


Nuestra Nueva Normalidad deberáser muy diferente, ynuestro Nuevo Pacto para el Desarrollo necesita voluntad política, inversiones, compromiso social, una masa social muy informada y ubicar al medio ambiente como parte indisoluble de la fórmula para sacar adelantenuestro país.

Por: Alexandra Zenzes

En este momento es urgente atender los desafíos a los que nos enfrentamos como humanidad y por ello es necesario construir una agenda global. Con base en esa necesidad, la Unión Europea, encabezada por Alemania, lanzó el Nuevo Pacto Verde (Green New Deal) que es una propuesta para combatir el cambio climático y las desigualdades; se sustenta en la realidad de la crisis climática y establece el compromiso de desaparecer las energías fósiles transitando así, en la economía, la movilidad, la vivienda y la infraestructura en general, hacia las energías renovables, ya que no frenar el cambio climático, provocará altísimos costos económicos.


Por ello se incita a impulsar la descarbonización de la economía y tomar las medidas necesarias de adaptación a la realidad, a fin de ofrecer una nueva oportunidad a las economías, muchas de ellas estancadas, alcanzar el crecimiento sostenible y nuevas oportunidades para las personas. Para ello, se deberán promover grandes inversiones y cambios en el marco legal vigente, con el fin de impulsar actividades que contribuyan con la reducción de la huella ecológica y al mismo tiempo reduzcan la brecha social. El objetivo de neutralidad climática para el año 2050, planteado por la Unión Europea, es una transformación total de la economía que implicará un cambio de vida para los europeos durante las siguientes tres décadas.


En México, hoy estamos en medio de la crisis sanitaria y económica más grave del siglo y es urgente que se ponga en el centro de las soluciones, el tema del medio ambiente para la toma de decisiones y convertirlo en un eje transversal de la política pública nacional. Cabe resaltar que a principios de este año, instituciones académicas, centros de pensamiento y algunas organizaciones no gubernamentales ya hablaban en el país de la necesidad de avanzar hacia un acuerdo para impulsar políticas públicas orientadas a alcanzar una nueva forma de desarrollo, tomando en cuenta las variables sociales y ambientales.


En este nuevo pacto, la corresponsabilidad tanto del Estado como de la sociedad en general, incluyendo al sector privado, es fundamental. La transformación debe de ser integral, y para ello habrá que impulsar políticas públicas orientadas a corregir ciertos problemas económicos, medioambientales y de desigualdad social, y acompañarse de un Nuevo Pacto para el Desarrollo Nacional.


En otras palabras, el nuevo pacto deberá de orientar el crecimiento del país con base en la sustentabilidad y la sostenibilidad financieras, e ir acompañado de un paquete de inversiones complementarias. Visto así, el nuevo pacto deberá de entenderse como un instrumento para poner en marcha las reformas que se requieren y responder así a la actual encrucijada del desarrollo, tomando como pilares los derechos económicos y sociales y descarbonizar el crecimiento nacional.


La nueva normalidad se debe de transformar en un espacio para aprovechar las nuevas oportunidades de atender los viejos desafíos; por poner un ejemplo, el poder legislativo que en tan solo un mes y medio empezará el siguiente periodo ordinario de sesiones y cuyo objetivo es aprobar el presupuesto de egresos de la federación (PEF 2021), debería de dirigir su trabajo a construir un presupuesto público que contemple los bienes públicos que hoy son tan escasos. Es decir, hoy debemos construir el andamiaje para generar prosperidad sin seguir deteriorando el medio ambiente y los recursos naturales.


Por su parte, las actividades productivas deberán redirigirse hacia una economía de bajo contacto entre las personas y eso implica en sí misma una nueva forma de pensar las políticas públicas, por ejemplo impulsar una nueva cultura de economía ambiental que incluya la economía circular y los modelos de proyectos sostenibles, para no seguir amenazando la biodiversidad. Consolidar un marco legal bien consensado generaría espacios de certidumbre, dejando en el pasado las políticas regresivas y la retroactividad; hoy debemos pensar en políticas progresivas en un marco de certidumbre jurídica.


La ciudadanía también debe de ser corresponsable, empezando con su participación en la toma de decisiones y en la forma en la que nos conducimos; por ello, un marco legal sólido que ponga en el centro la calidad de vida del ser humano con un medio ambiente sano y una economía en crecimiento responsable, hará la diferencia, más que solo pensar que al terminar la etapa de COVID se acabará la “nueva normalidad” y regresaremos a la “vieja normalidad”. Eso ya no será posible, dado que los patrones de uso y consumo cambian a pasos agigantados y debemos orientarlos hacia el aprovechamiento sostenible o perderemos una gran oportunidad.


El sector privado también juega un papel fundamental para generar oportunidades nuevas. Hoy es necesario aplicar un nuevo modelo de desarrollo con esquemas de participación de la industria, en el que las actividades cuenten con las mejores reglas para seguir produciendo sin dañar el medio ambiente; en el sector energético, por ejemplo, las energías renovables han sufrido un retroceso y esto ya no puede continuar. Debemos dirigirnos hacia la descarbonización de la economía, y la matriz energética del país deberá sustentarse en el crecimiento de las diferentes fuentes de energías renovables, donde la innovación tecnológica juega un papel fundamental en cuanto a la generación de las baterías y de los sistemas inteligentes de regulación energética, con lo que bajan los costos, y se abre paso a su incorporación en otros sectores, más allá de la electricidad, como el de la electromovilidad, tanto en el transporte masivo como en el privado. La realidad mundial ha modificado el paradigma industrial para 2021 y nosotros no debemos quedarnos atrás; necesitamos hacer esfuerzos para engancharnos en esa corriente. Necesitamos impulsar políticas industriales activas.


El Nuevo Acuerdo para el Desarrollo en México tiene que poner en el centro el empleo, los derechos, la desigualdad, la democracia, la descarbonización de la economía, el espacio público, la seguridad social, la salud humana y un medio ambiente sano.


Nuestra Nueva Normalidad deberáser muy diferente, ynuestro Nuevo Pacto para el Desarrollo necesita voluntad política, inversiones, compromiso social, una masa social muy informada y ubicar al medio ambiente como parte indisoluble de la fórmula para sacar adelantenuestro país.