/ lunes 14 de junio de 2021

Pulso CDMX | Segunda llamada

Ya se definió la integración de la segunda legislatura del Congreso de la Ciudad de México. Las y los diputados entrantes tendrán la responsabilidad de dar seguimiento a lo establecido por la Constitución de la Ciudad de México, que se respetó muy poco por una primera legislatura que brilló por su falta de profesionalismo. Esta legislatura fue caracterizada por violentar en varias ocasiones disposiciones y plazos de la Constitución de la Ciudad de México. Temas de gran importancia siguen sin ser realidad en la Capital a pesar de lo estipulado por la recién Constitución local, como la instalación y funcionamiento del Instituto de Planeación, el acceso a la justicia, el sistema de cuidados, la Ley para los derechos de las personas no asalariadas, entre otros.

A pesar de la obligación constitucional para el Congreso de la Ciudad de desempeñar sus funciones con apego a los principios del Parlamento Abierto, la ausencia de legislación secundaria en la materia mantuvo al órgano legislativo en el pasado. Los puestos se reparten bajo la lógica de cuotas y cuates en vez de garantizar nuestro derecho al buen gobierno mediante la creación de un sistema de servicio profesional de carrera. El Congreso se desempeñó con opacidad excluyendo a la sociedad civil, la participación vecinal, incluso en ejercicios de democracia participativa fundamentales como en el caso de la elaboración de la Ley de Participación Ciudadana. 57 organizaciones de la sociedad civil denunciaron públicamente y ante el Instituto de Transparencia local la situación; sin consecuencias. Durante los tres años el Congreso no desarrolló mecanismos de accesibilidad universal a la información para personas con discapacidad o en distintos idiomas, anteriormente existentes en la Asamblea Legislativa. Encontrar información parlamentaria es muy complicado y de difícil entendimiento para personas ajenas al tema legislativo. El IMCO señala que el Congreso de la Ciudad de México es el más caro del país: con un costo de 26 millones por diputado comparado con el promedio nacional de 12 millones.

En la segunda legislatura llegan más legisladores panistas, en general más comprometidos con la transparencia. Repetirán diputados de MORENA, especialmente en Cuauhtémoc, que hicieron historia por su incompetencia, sus escándalos de nepotismo cooptando organismos autónomos como la Auditoria Superior de la Ciudad de México, o por sus luchas pueriles internas por ocupar la coordinación en vez de legislar por las y los capitalinos. Llegarán diputados conservadores que seguirán paralizando la aprobación de temas de igualdad e inclusión urgentes como para el derecho a la identidad de las infancias trans. Sesionarán diputados provenientes de partidos delincuentes que en cada temporada electoral violan la ley electoral en la impunidad como el Partido Verde. Movimiento Ciudadano hará su regreso con la responsabilidad de impulsar una serie de compromisos firmados durante la campaña con activistas y organizaciones de la sociedad civil en agendas progresistas, que tendrá necesariamente que negociar con los demás partidos.

Esta segunda llamada legislativa tiene mucho que reparar con respecto a la seriedad legislativa y su proximidad con la ciudadanía. Pero aunque todo se pueda esperar, será difícil hacer peor.

Ya se definió la integración de la segunda legislatura del Congreso de la Ciudad de México. Las y los diputados entrantes tendrán la responsabilidad de dar seguimiento a lo establecido por la Constitución de la Ciudad de México, que se respetó muy poco por una primera legislatura que brilló por su falta de profesionalismo. Esta legislatura fue caracterizada por violentar en varias ocasiones disposiciones y plazos de la Constitución de la Ciudad de México. Temas de gran importancia siguen sin ser realidad en la Capital a pesar de lo estipulado por la recién Constitución local, como la instalación y funcionamiento del Instituto de Planeación, el acceso a la justicia, el sistema de cuidados, la Ley para los derechos de las personas no asalariadas, entre otros.

A pesar de la obligación constitucional para el Congreso de la Ciudad de desempeñar sus funciones con apego a los principios del Parlamento Abierto, la ausencia de legislación secundaria en la materia mantuvo al órgano legislativo en el pasado. Los puestos se reparten bajo la lógica de cuotas y cuates en vez de garantizar nuestro derecho al buen gobierno mediante la creación de un sistema de servicio profesional de carrera. El Congreso se desempeñó con opacidad excluyendo a la sociedad civil, la participación vecinal, incluso en ejercicios de democracia participativa fundamentales como en el caso de la elaboración de la Ley de Participación Ciudadana. 57 organizaciones de la sociedad civil denunciaron públicamente y ante el Instituto de Transparencia local la situación; sin consecuencias. Durante los tres años el Congreso no desarrolló mecanismos de accesibilidad universal a la información para personas con discapacidad o en distintos idiomas, anteriormente existentes en la Asamblea Legislativa. Encontrar información parlamentaria es muy complicado y de difícil entendimiento para personas ajenas al tema legislativo. El IMCO señala que el Congreso de la Ciudad de México es el más caro del país: con un costo de 26 millones por diputado comparado con el promedio nacional de 12 millones.

En la segunda legislatura llegan más legisladores panistas, en general más comprometidos con la transparencia. Repetirán diputados de MORENA, especialmente en Cuauhtémoc, que hicieron historia por su incompetencia, sus escándalos de nepotismo cooptando organismos autónomos como la Auditoria Superior de la Ciudad de México, o por sus luchas pueriles internas por ocupar la coordinación en vez de legislar por las y los capitalinos. Llegarán diputados conservadores que seguirán paralizando la aprobación de temas de igualdad e inclusión urgentes como para el derecho a la identidad de las infancias trans. Sesionarán diputados provenientes de partidos delincuentes que en cada temporada electoral violan la ley electoral en la impunidad como el Partido Verde. Movimiento Ciudadano hará su regreso con la responsabilidad de impulsar una serie de compromisos firmados durante la campaña con activistas y organizaciones de la sociedad civil en agendas progresistas, que tendrá necesariamente que negociar con los demás partidos.

Esta segunda llamada legislativa tiene mucho que reparar con respecto a la seriedad legislativa y su proximidad con la ciudadanía. Pero aunque todo se pueda esperar, será difícil hacer peor.