/ sábado 20 de abril de 2019

Semana Santa 2019

“El que planta árboles [el capacitador o formador de personas, o de una nación], sabiendo que posiblemente no se sentará a su sombra, ha empezado a entender el significado de la vida”. En relación a esta expresión, en Semana Santa con intensa actividad litúrgica en que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, invita a reflexionar en el símbolo “sembrador-pescador” y contexto actual.

Para muchas personas la Semana Santa es una oportunidad idónea para dirigir su atención hacia su interior y fortalecer la conexión que proyecte su existencia con un sentido de renovación, es decir, tiempos de fuego nuevo.

Asímismo para recordar y agradecer a las personas, que en lo personal, familiar o del ámbito comunitario dejaron huellas positivas en nuestra vida, especialmente en términos humanistas. Aplicando la regla “del 80/20” se podría aseverar que un 20 por ciento de maestros, líderes, entre otras personas, quienes nos aportaron crecimiento. Nuestro sincero agradecimiento.

Se dice que las “evidencias” hacen la diferencia. Desde la introspección y reconocimiento a nuestros “benefactores” repliquemos, entre otras cosas, ese ejemplo, esa acción positiva. Contagiemos a los otros de las buenas acciones que acoten la violencia y fortalezcan la seguridad, la solidaridad, la empatía, el bienestar.

Ya lo hemos comentado: “la conducta antisocial, (permítaseme este símil), es como una enredadera que, una vez que agarra, lanza sus ramas y se adhiere firmemente, incluso a la más pura superficie”. Tal es la importancia de prevenir las conductas no deseadas en tiempo y forma.

Una sana conducta personal requiere de una mirada a ambos direcciones del camino y ante la disyuntiva entre caminar el bien o el mal o en situaciones humanas límite, no perdamos de vista el horizonte con su esperanza, atreverse a alzar la mirada hacia lo alto y renovar la energía. La inmovilidad no ayuda, ni cerrar los ojos o hacerse invisible. La acción de cada persona y país hace destino.

Una acción a potencializar:

1. Corresponsabilidad en la protección civil. Considerando que la autoprotección nace en la propia persona, destaca la oportunidad de una pertinente prevención y respuesta efectiva que generen el reporte deseado y esperado: “saldo blanco”.La construcción de acciones a favor de la comunidad, utilizando los protocolos de coordinación para la prevención en carreteras, espacios públicos, centros de carácter religioso y otros. (Recordemos el reciente incendio en la famosa Catedral de Notre Dame, que en plena reparación, sufrió un terrible siniestro).

Resulta de interés desde la Ley General de Protección Civil, citar que debemos entender por prevención: “Conjunto de acciones y mecanismos implementados con antelación a la ocurrencia de los agentes perturbadores, con la finalidad de conocer los peligros o los riesgos, identificarlos, eliminarlos o reducirlos; evitar o mitigar su impacto destructivo sobre las personas, bienes, infraestructura, así como anticiparse a los procesos sociales de construcción de los mismos”.

La representación social de la Semana Santa, quizá, se transforma gradualmente, los tiempos cambian y las costumbres también. La mente de unas personas buscarán la luz en Dios, y otras, en la razón…pero, lo significativo de ambas como punto de partida, será llegar a la comprensión profunda que la mujer y el hombre se han de acompañar solidariamente y sin violencia en la defensa y protección de los Derechos Humanos.

Feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección.

hazael.ruiz@hotmail.com


“El que planta árboles [el capacitador o formador de personas, o de una nación], sabiendo que posiblemente no se sentará a su sombra, ha empezado a entender el significado de la vida”. En relación a esta expresión, en Semana Santa con intensa actividad litúrgica en que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, invita a reflexionar en el símbolo “sembrador-pescador” y contexto actual.

Para muchas personas la Semana Santa es una oportunidad idónea para dirigir su atención hacia su interior y fortalecer la conexión que proyecte su existencia con un sentido de renovación, es decir, tiempos de fuego nuevo.

Asímismo para recordar y agradecer a las personas, que en lo personal, familiar o del ámbito comunitario dejaron huellas positivas en nuestra vida, especialmente en términos humanistas. Aplicando la regla “del 80/20” se podría aseverar que un 20 por ciento de maestros, líderes, entre otras personas, quienes nos aportaron crecimiento. Nuestro sincero agradecimiento.

Se dice que las “evidencias” hacen la diferencia. Desde la introspección y reconocimiento a nuestros “benefactores” repliquemos, entre otras cosas, ese ejemplo, esa acción positiva. Contagiemos a los otros de las buenas acciones que acoten la violencia y fortalezcan la seguridad, la solidaridad, la empatía, el bienestar.

Ya lo hemos comentado: “la conducta antisocial, (permítaseme este símil), es como una enredadera que, una vez que agarra, lanza sus ramas y se adhiere firmemente, incluso a la más pura superficie”. Tal es la importancia de prevenir las conductas no deseadas en tiempo y forma.

Una sana conducta personal requiere de una mirada a ambos direcciones del camino y ante la disyuntiva entre caminar el bien o el mal o en situaciones humanas límite, no perdamos de vista el horizonte con su esperanza, atreverse a alzar la mirada hacia lo alto y renovar la energía. La inmovilidad no ayuda, ni cerrar los ojos o hacerse invisible. La acción de cada persona y país hace destino.

Una acción a potencializar:

1. Corresponsabilidad en la protección civil. Considerando que la autoprotección nace en la propia persona, destaca la oportunidad de una pertinente prevención y respuesta efectiva que generen el reporte deseado y esperado: “saldo blanco”.La construcción de acciones a favor de la comunidad, utilizando los protocolos de coordinación para la prevención en carreteras, espacios públicos, centros de carácter religioso y otros. (Recordemos el reciente incendio en la famosa Catedral de Notre Dame, que en plena reparación, sufrió un terrible siniestro).

Resulta de interés desde la Ley General de Protección Civil, citar que debemos entender por prevención: “Conjunto de acciones y mecanismos implementados con antelación a la ocurrencia de los agentes perturbadores, con la finalidad de conocer los peligros o los riesgos, identificarlos, eliminarlos o reducirlos; evitar o mitigar su impacto destructivo sobre las personas, bienes, infraestructura, así como anticiparse a los procesos sociales de construcción de los mismos”.

La representación social de la Semana Santa, quizá, se transforma gradualmente, los tiempos cambian y las costumbres también. La mente de unas personas buscarán la luz en Dios, y otras, en la razón…pero, lo significativo de ambas como punto de partida, será llegar a la comprensión profunda que la mujer y el hombre se han de acompañar solidariamente y sin violencia en la defensa y protección de los Derechos Humanos.

Feliz Semana Santa y Pascua de Resurrección.

hazael.ruiz@hotmail.com