/ domingo 18 de junio de 2023

Telarañas digitales | Educación financiera en la era digital: bienestar y planificación

La educación financiera es fundamental para tener bienestar y un estilo de vida tranquilo que satisfaga todas las necesidades primordiales de los seres humanos. Aunque no todos los presupuestos familiares son iguales, en teoría, el ingreso debería permitir tener una vida digna que incluya un techo, comida, vestimenta, educación, salud, tiempos para la recreación y el descanso, así comocubrir las necesidades específicas que pudieran presentarse. De acuerdo con las posibilidades de cada uno, el ingreso debe implicar bienestar, por lo que los gastos no pueden superar lo que se gana, pues de lo contrario, las deudas y los créditos pueden convertirse en un problema para la familia.

Es poco común recibir una formación básica en términos de educación financiera, y contrariamente a lo que señalan los discursos privilegiados y poco críticos, esto no tiene que ver con una irresponsabilidad inherente a las sociedades latinoamericanas, sino con algo más elemental que suele pasar desapercibido ante la mirada del privilegio: en gran parte de nuestros países se suele vivir al día, el ingreso es limitado y no siempre alcanza para satisfacer las necesidades básicas. A menudo no hay excedentes, y la cultura del ahorro se sustituye por la de apagar incendios, es decir, resolver las necesidades en el momento en que surgen.

Se podría argumentar que, además de que el ingreso no se distribuye de manera equitativa, suelen llevarse a cabo gastos poco racionales e invertirse demasiado capital en adicciones como el alcohol, en el entretenimiento televisivo o en la compra de productos que no necesitamos. En diversos casos, por desgracia, esto es cierto, pero nuevamente tiene que ver con la manera en que se desarrolla nuestra educación financiera. En el mundo digital, la educación financiera es crucial y no sólo los menores de edad deben ser formados en ella, sino todas las personas.

La educación financiera digital permite mejorar el bienestar económico y la calidad de vida, pues nos proporciona herramientas y conocimientos para tomar decisiones financieras mucho más informadas, lo que puede mejorar nuestra calidad de vida. El uso de programas e instrumentos en línea facilita los análisis financieros, haciendo los números por nosotros, presentándonos más posibilidades de elección. Además, nos permite adaptarnos a los cambios en materia de tecnología y finanzas, lo que brinda la oportunidad de aprovechar las oportunidades que ofrece el entorno digital, desde el buen y correcto uso de las aplicaciones que gestionan nuestra economía bancaria, hasta la posibilidad de invertir o llevar a cabo transacciones en línea mucho más seguras, donde se proteja nuestra identidad y privacidad.

La educación financiera en el mundo digital es clave para poder gestionar las transacciones electrónicas, pues llevar el registro de los movimientos que realizamos en línea nos puede ayudar a identificar gastos innecesarios, cobros dobles o nichos de oportunidad para el ahorro. Contar con educación financiera digital facilita la toma de decisiones, nos ayuda a comparar productos y servicios, y nos capacita para tomar decisiones informadas cuando se trata de la administración responsable de nuestras deudas y gastos. La educación financiera también permite planificar a futuro y establecer metas, por lo que es necesario que seamos capaces de identificar los beneficios que nos ofrecen las instituciones financieras, pero también los fraudes, estafas y otros peligros que son cada vez mayores en la red debido a su carácter internacional.

La digitalización ha traído nuevas maneras de acceder a productos y servicios, incluso ha creado nuevos bienes, como el contenido multimedia, los e-books o las suscripciones de streaming. También han surgido nuevas monedas y formas de intercambiar dinero que no siempre son rastreables o seguras, por lo que es necesario conocer sus ventajas y desventajas. Gran parte de la educación financiera en la era digital es autodidacta, por lo que está en nuestras manos saciar nuestra curiosidad de aprendizaje.

La educación financiera es fundamental para tener bienestar y un estilo de vida tranquilo que satisfaga todas las necesidades primordiales de los seres humanos. Aunque no todos los presupuestos familiares son iguales, en teoría, el ingreso debería permitir tener una vida digna que incluya un techo, comida, vestimenta, educación, salud, tiempos para la recreación y el descanso, así comocubrir las necesidades específicas que pudieran presentarse. De acuerdo con las posibilidades de cada uno, el ingreso debe implicar bienestar, por lo que los gastos no pueden superar lo que se gana, pues de lo contrario, las deudas y los créditos pueden convertirse en un problema para la familia.

Es poco común recibir una formación básica en términos de educación financiera, y contrariamente a lo que señalan los discursos privilegiados y poco críticos, esto no tiene que ver con una irresponsabilidad inherente a las sociedades latinoamericanas, sino con algo más elemental que suele pasar desapercibido ante la mirada del privilegio: en gran parte de nuestros países se suele vivir al día, el ingreso es limitado y no siempre alcanza para satisfacer las necesidades básicas. A menudo no hay excedentes, y la cultura del ahorro se sustituye por la de apagar incendios, es decir, resolver las necesidades en el momento en que surgen.

Se podría argumentar que, además de que el ingreso no se distribuye de manera equitativa, suelen llevarse a cabo gastos poco racionales e invertirse demasiado capital en adicciones como el alcohol, en el entretenimiento televisivo o en la compra de productos que no necesitamos. En diversos casos, por desgracia, esto es cierto, pero nuevamente tiene que ver con la manera en que se desarrolla nuestra educación financiera. En el mundo digital, la educación financiera es crucial y no sólo los menores de edad deben ser formados en ella, sino todas las personas.

La educación financiera digital permite mejorar el bienestar económico y la calidad de vida, pues nos proporciona herramientas y conocimientos para tomar decisiones financieras mucho más informadas, lo que puede mejorar nuestra calidad de vida. El uso de programas e instrumentos en línea facilita los análisis financieros, haciendo los números por nosotros, presentándonos más posibilidades de elección. Además, nos permite adaptarnos a los cambios en materia de tecnología y finanzas, lo que brinda la oportunidad de aprovechar las oportunidades que ofrece el entorno digital, desde el buen y correcto uso de las aplicaciones que gestionan nuestra economía bancaria, hasta la posibilidad de invertir o llevar a cabo transacciones en línea mucho más seguras, donde se proteja nuestra identidad y privacidad.

La educación financiera en el mundo digital es clave para poder gestionar las transacciones electrónicas, pues llevar el registro de los movimientos que realizamos en línea nos puede ayudar a identificar gastos innecesarios, cobros dobles o nichos de oportunidad para el ahorro. Contar con educación financiera digital facilita la toma de decisiones, nos ayuda a comparar productos y servicios, y nos capacita para tomar decisiones informadas cuando se trata de la administración responsable de nuestras deudas y gastos. La educación financiera también permite planificar a futuro y establecer metas, por lo que es necesario que seamos capaces de identificar los beneficios que nos ofrecen las instituciones financieras, pero también los fraudes, estafas y otros peligros que son cada vez mayores en la red debido a su carácter internacional.

La digitalización ha traído nuevas maneras de acceder a productos y servicios, incluso ha creado nuevos bienes, como el contenido multimedia, los e-books o las suscripciones de streaming. También han surgido nuevas monedas y formas de intercambiar dinero que no siempre son rastreables o seguras, por lo que es necesario conocer sus ventajas y desventajas. Gran parte de la educación financiera en la era digital es autodidacta, por lo que está en nuestras manos saciar nuestra curiosidad de aprendizaje.