El inicio de año es un momento propicio para hacer planes y buenos propósitos, así el 2023 es una nueva oportunidad para cumplir viejos proyectos o establecer retos distintos. No está de más saber que nos estamos planteando socialmente, en la política y/o en la economía más allá de los propósitos personales de salud, trabajo y bienestar.
Como feminista y política tengo en mis propósitos permanentes la necesidad de lograr el empoderamiento de las mujeres en las esferas política, económica y física para construir efectivamente una sociedad más justa, equitativa e igualitaria y que pasa por las decisiones que se toman en el congreso. En ese sentido, mi más ferviente deseo es que las diputadas, que por primera vez en la historia son mayoría, se den cuenta del poder que tienen y lo usen para transformar la vida de las demás mujeres que de manera cotidiana se enfrentan a las violencias, la sobrecarga de tareas, la limitación en el acceso a las oportunidades, la desigualdad y la exclusión que tiene muchas maneras de manifestarse en sus vidas.
Se que hay muchas iniciativas y temas pendientes en el congreso, pero me conformaría con que se avanzara en al menos tres temas que pueden significar cambios sustantivos en la vida de las mujeres
Por una parte, está pendiente en el Senado una minuta de reforma constitucional, que tiene como objeto reconocer el derecho a todas las personas de ser cuidadas, y que, al ser reconocido como tal, el Estado mexicano asuma compromisos específicos para impulsar un sistema de cuidados en las que los sectores público y privado asuman sus responsabilidades y promuevan la corresponsabilidad en las tareas del cuidado, para que éstas no sean una responsabilidad exclusiva de las mujeres.
Me explico con un ejemplo, en una campaña de radio para prevenir sobre el uso del alcohol se menciona que la mamá de una mujer fue diagnosticada con una enfermedad terminal, se relata que la hija va a una fiesta de fin de año y al salir maneja en estado de ebriedad lo que ocasiona que sufra un accidente que la deja paralítica. El mensaje final es que ahora ambas deben depender de otros. Este mensaje asume que la hija es la responsable de cuidar a la madre enferma, algo que sucede cotidianamente, pero que no significa deba ser lo normal. Es decir, en la responsabilidad de cuidado de una persona enferma primero debe haber un sistema de salud que garantice la atención que se requiera, después debe haber un sistema que garantice el cuidado de la persona enferma con personal capacitado, medidas laborales para que sus familiares puedan participar en el cuidado, quizá una casa de cuidado, etc. No se debe seguir asumiendo que las mujeres son responsables exclusivas del cuidado y no se trata de quitarle la responsabilidad, sino de cómo la asumimos como sociedad, pues al final de cuentas todas las personas requerimos de cuidados. Por eso, esta reforma es fundamental.
Otra reforma pendiente es conocida como NO es NO, que tiene como fin modificar el tipo penal de violación, para que no siga definiéndose con base al uso de la fuerza sino a la falta de consentimiento en una relación sexual que se puede constituir en violación. Nos debe alarmar que el mayor número de denuncias por violencia sexual se dieron durante en confinamiento por la pandemia por COVID. Lo que pone en evidencia que la mayoría de las mujeres son violentadas en los lugares donde se supone deberían estar más seguras y por hombres cercanos a su círculo familiar. Eso debe acabar.
Finalmente, esperaría que se apruebe una reforma pendiente para que cada vez más mujeres con conciencia de las desigualdades que enfrentamos lleguen a los consejos empresariales y desde ahí tomen decisiones que transformen el mundo laboral, se construya la igualdad de oportunidades, con trabajos dignos, bien remunerados, productivos y que promuevan la armonización con la vida familiar.
Estos son mis deseos, propósitos y compromisos para el 2023.