/ lunes 7 de marzo de 2022

Una agresión por semana a la libertad de expresión

Por Andrea Velasco Fuentes

En México, nos hemos acostumbrado a escuchar constantemente que es peligroso ejercer la libertad de expresión. Tanto periodistas como personas defensoras pierden la vida con mucha mayor frecuencia que la media mundial por llevar a cabo sus actividades y las agresiones sólo se diversifican y aumentan.

En 2022, el tema está nuevamente en boga, por un lado, debido a los siete asesinatos contra periodistas en las primeras semanas del año y, por otro, debido a las rencillas del Presidente contra periodistas de alto perfil, que ha resultado, entre otros, en la exposición de datos confidenciales sobre los ingresos de Carlos Loret de Mola.

Estos no son hechos aislados. Desde Palacio Nacional no contribuyen a mitigar las agresiones que reciben periodistas y activistas, cada vez peores y más frecuentes. De hecho, hay numerosos reportes de periodistas que recibieron agresiones posteriores a su participación incómoda en la mañanera.

Esto convive con la crisis de seguridad que se presenta y se ha agravado en ciertas regiones del país. Las personas defensoras y periodistas se han convertido en los ciudadanos incómodos para el crimen organizado, actores políticos y privados y, por tanto, se vuelven blancos de agresiones cada vez con mayor intensidad.

En años anteriores, se podía criticar la amplia deficiencia en el sistema para la protección de periodistas y personas defensoras. Este mecanismo tiene muchas deficiencias, pocos recursos humanos y económicos, y los mismos periodistas se quejan de la incapacidad para protegerlos con efectividad. A este problema se suman los ataques y estigmatización a la prensa, desde el Presidente hasta el nivel local.

Las señales cruzadas que se dan desde la Presidencia y desde la Secretaría de Gobernación sobre la protección a periodistas también es un despropósito. La Subsecretaría de … está convocando a foros de discusión con periodistas y personas defensoras para reformular la Ley de Protección de 2012, de modo que logre ser eficaz para proteger a los periodistas y las personas defensoras en riesgo. Estos foros han tenido más participación por parte de organizaciones especializadas en el tema y organismos internacionales, que de los propios afectados, quienes no confían en el gobierno. Hay un sentimiento de desconfianza creciente hacia el gobierno federal. A raíz de los primeros cinco asesinatos a periodistas durante el primer mes de 2022, hubo convocatorias en todo el país para exigir seguridad en el ejercicio del periodismo y la libertad de expresión.

Es tan alarmante la situación, que las voces críticas que solicitan que cambie el mensaje sobre y hacia los periodistas, medios, activistas y OSCs en las conferencias mañaneras, se han diversificado y ya tienen un alcance internacional. Incluso al Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y comunicados por parte de la Unión Europea, son muestra de lo anterior. Hizo mucho ruido el Twit de Blinken el pasado 22 de febrero, que en medio de la crisis de Ucrania, le envió este mensaje público al gobierno de México. El propio Presidente López Obrador le dedicó un espacio en su mañanera, enojado y acusándolo de injerencia inaceptable.

Es urgente que paren los ataques desde el gobierno. El discurso debe cambiar y no verlos como enemigos, o los criminales que están atentando contra comunicadores y activistas se verán fortalecidos y beneficiados.

Investigadora de Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE)

Por Andrea Velasco Fuentes

En México, nos hemos acostumbrado a escuchar constantemente que es peligroso ejercer la libertad de expresión. Tanto periodistas como personas defensoras pierden la vida con mucha mayor frecuencia que la media mundial por llevar a cabo sus actividades y las agresiones sólo se diversifican y aumentan.

En 2022, el tema está nuevamente en boga, por un lado, debido a los siete asesinatos contra periodistas en las primeras semanas del año y, por otro, debido a las rencillas del Presidente contra periodistas de alto perfil, que ha resultado, entre otros, en la exposición de datos confidenciales sobre los ingresos de Carlos Loret de Mola.

Estos no son hechos aislados. Desde Palacio Nacional no contribuyen a mitigar las agresiones que reciben periodistas y activistas, cada vez peores y más frecuentes. De hecho, hay numerosos reportes de periodistas que recibieron agresiones posteriores a su participación incómoda en la mañanera.

Esto convive con la crisis de seguridad que se presenta y se ha agravado en ciertas regiones del país. Las personas defensoras y periodistas se han convertido en los ciudadanos incómodos para el crimen organizado, actores políticos y privados y, por tanto, se vuelven blancos de agresiones cada vez con mayor intensidad.

En años anteriores, se podía criticar la amplia deficiencia en el sistema para la protección de periodistas y personas defensoras. Este mecanismo tiene muchas deficiencias, pocos recursos humanos y económicos, y los mismos periodistas se quejan de la incapacidad para protegerlos con efectividad. A este problema se suman los ataques y estigmatización a la prensa, desde el Presidente hasta el nivel local.

Las señales cruzadas que se dan desde la Presidencia y desde la Secretaría de Gobernación sobre la protección a periodistas también es un despropósito. La Subsecretaría de … está convocando a foros de discusión con periodistas y personas defensoras para reformular la Ley de Protección de 2012, de modo que logre ser eficaz para proteger a los periodistas y las personas defensoras en riesgo. Estos foros han tenido más participación por parte de organizaciones especializadas en el tema y organismos internacionales, que de los propios afectados, quienes no confían en el gobierno. Hay un sentimiento de desconfianza creciente hacia el gobierno federal. A raíz de los primeros cinco asesinatos a periodistas durante el primer mes de 2022, hubo convocatorias en todo el país para exigir seguridad en el ejercicio del periodismo y la libertad de expresión.

Es tan alarmante la situación, que las voces críticas que solicitan que cambie el mensaje sobre y hacia los periodistas, medios, activistas y OSCs en las conferencias mañaneras, se han diversificado y ya tienen un alcance internacional. Incluso al Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y comunicados por parte de la Unión Europea, son muestra de lo anterior. Hizo mucho ruido el Twit de Blinken el pasado 22 de febrero, que en medio de la crisis de Ucrania, le envió este mensaje público al gobierno de México. El propio Presidente López Obrador le dedicó un espacio en su mañanera, enojado y acusándolo de injerencia inaceptable.

Es urgente que paren los ataques desde el gobierno. El discurso debe cambiar y no verlos como enemigos, o los criminales que están atentando contra comunicadores y activistas se verán fortalecidos y beneficiados.

Investigadora de Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE)