/ martes 5 de marzo de 2019

Calificadoras descalificadas

La descalificación expresada por el senador Ricardo Monreal respecto de las agencias transnacionales calificadoras de riesgo crediticios, tiene plena justificación y retoma una posición del Presidente de la República que se encuentra sostenida por múltiples apreciaciones respecto de estas agencias que ejercen un enorme poder sobre el mercado de dinero en el mundo, pero que carecen de controles y, además, han demostrado su ineficacia, como en el caso de las hipotecas basura denominadas subprime, que llevaron a una crisis financiera mundial en el año 2008.

Las calificadoras no habían dado ningún aviso del grave riesgo en el que se encontraban muchas inversiones realizadas en esos derivados financieros que eran verdaderos fraudes al estilo de las “pirámides”. Cuando se les ha reclamado con motivo de esa falla y otras más que han tenido, ellas contestan diciendo que no tienen ninguna responsabilidad en el tema y que solo emiten las opiniones, las cuales pueden ser tomadas en cuenta o no por los inversionistas.

Lo cierto es que, como se señala en un interesante reportaje de la BBC del año 2010, estas agencias determinan los movimientos de los mercados en todo el mundo y, aunque se han hecho intentos por regularlas, siguen ejerciendo un verdadero poder sin control. En otros artículos que he publicado en estas mismas páginas hace algunos años, ya había abordado este tema respecto del cual el corresponsal de la organización editorial mexicana en París, Carlos Siula, publicó también una magnífica serie de reportajes en los que daba conocer graves conflictos de intereses de estas agencias, que en un principio se preocupaban por emitir honestos dictámenes técnicos con base en datos macroeconómicos de los propios gobiernos o de grandes empresas, pero con el paso del tiempo las propias calificadoras invirtieron recursos en aquellas organizaciones a las que habrían de calificar y procuraron emitir calificaciones favorables que elevaran las perspectivas de ingreso de las acciones que habían adquirido. Otro grave conflicto de interés deriva de que el sujeto a ser calificado, paga por la calificación y puede influir sobre la misma.

Muchos analistas se preguntan cómo es que la nación más endeudada del mundo: los Estados Unidos, en general siempre reciben la más alta calificación. En 2011 se dio el caso excepcional de que Standard and Poor’s disminuyó ligeramente la calificación estadounidense, pero aún así no hubo ningún impacto real en el mercado.

En un artículo publicado el 6 de julio de 2011 por BBC Mundo, se explica por qué las calificadoras no bajan la calificación al referido país. Federico Steinberg, economista en jefe del Real Instituto Elcano de Madrid, señaló que ello se debe a que EE.UU. es la economía más importante del mundo y tiene la moneda de reserva, "lo que le permite financiarse unos niveles de deuda y de déficit mucho mayores". Dicho llanamente, el punto es que la Reserva de EU puede emitir nuevos dólares echando andar la máquina para imprimirlos. Otra justificación dada por este economista es que tales agencias a la hora de evaluar, además del nivel de deuda, toman en cuenta la estabilidad política de EE.UU., su posición hegemónica mundial y su capacidad de influir en organismos económicos internacionales, o sea que en virtud de su poder político y militar resultan prácticamente intocables. mientras otros países tiemblan ante la perspectiva de que disminuya su calificación y eso les dificulte su acceso a recursos por medio de la deuda y les obligue a pagar más interés por los préstamos.

Este problema preocupa desde hace tiempo y constituye una grave amenaza a la estabilidad democrática de los países que se ven afectados por estos juicios, muchas veces sesgados e infundados, pero que tienen enorme peso en el proceso financiero mundial. En 2012 escribí en mi libro “Introducción a la Ciencia Política” como “Las calificaciones otorgadas desde fuera a un Estado, como el indicador llamado riesgo-país y los grados de confiabilidad de la inversión extranjera, mandan a los ciudadanos un mensaje respecto de qué gobierno resultaría más favorecido por este poder financiero si los electores se inclinaran por él.

Hay que decir que esta intervención no necesariamente es determinante de la voluntad de los votantes.” Ejemplo de ello fue la elección de Andrés Manuel López Obrador, pero es claro que los gobiernos surgidos de formaciones políticas de izquierda suelen ser con mayor frecuencia blanco de estos ataques dirigidos desde las calificadoras, a las que ningún poder democrático califica ni controla.

eduardoandrade1948@gmail.com

La descalificación expresada por el senador Ricardo Monreal respecto de las agencias transnacionales calificadoras de riesgo crediticios, tiene plena justificación y retoma una posición del Presidente de la República que se encuentra sostenida por múltiples apreciaciones respecto de estas agencias que ejercen un enorme poder sobre el mercado de dinero en el mundo, pero que carecen de controles y, además, han demostrado su ineficacia, como en el caso de las hipotecas basura denominadas subprime, que llevaron a una crisis financiera mundial en el año 2008.

Las calificadoras no habían dado ningún aviso del grave riesgo en el que se encontraban muchas inversiones realizadas en esos derivados financieros que eran verdaderos fraudes al estilo de las “pirámides”. Cuando se les ha reclamado con motivo de esa falla y otras más que han tenido, ellas contestan diciendo que no tienen ninguna responsabilidad en el tema y que solo emiten las opiniones, las cuales pueden ser tomadas en cuenta o no por los inversionistas.

Lo cierto es que, como se señala en un interesante reportaje de la BBC del año 2010, estas agencias determinan los movimientos de los mercados en todo el mundo y, aunque se han hecho intentos por regularlas, siguen ejerciendo un verdadero poder sin control. En otros artículos que he publicado en estas mismas páginas hace algunos años, ya había abordado este tema respecto del cual el corresponsal de la organización editorial mexicana en París, Carlos Siula, publicó también una magnífica serie de reportajes en los que daba conocer graves conflictos de intereses de estas agencias, que en un principio se preocupaban por emitir honestos dictámenes técnicos con base en datos macroeconómicos de los propios gobiernos o de grandes empresas, pero con el paso del tiempo las propias calificadoras invirtieron recursos en aquellas organizaciones a las que habrían de calificar y procuraron emitir calificaciones favorables que elevaran las perspectivas de ingreso de las acciones que habían adquirido. Otro grave conflicto de interés deriva de que el sujeto a ser calificado, paga por la calificación y puede influir sobre la misma.

Muchos analistas se preguntan cómo es que la nación más endeudada del mundo: los Estados Unidos, en general siempre reciben la más alta calificación. En 2011 se dio el caso excepcional de que Standard and Poor’s disminuyó ligeramente la calificación estadounidense, pero aún así no hubo ningún impacto real en el mercado.

En un artículo publicado el 6 de julio de 2011 por BBC Mundo, se explica por qué las calificadoras no bajan la calificación al referido país. Federico Steinberg, economista en jefe del Real Instituto Elcano de Madrid, señaló que ello se debe a que EE.UU. es la economía más importante del mundo y tiene la moneda de reserva, "lo que le permite financiarse unos niveles de deuda y de déficit mucho mayores". Dicho llanamente, el punto es que la Reserva de EU puede emitir nuevos dólares echando andar la máquina para imprimirlos. Otra justificación dada por este economista es que tales agencias a la hora de evaluar, además del nivel de deuda, toman en cuenta la estabilidad política de EE.UU., su posición hegemónica mundial y su capacidad de influir en organismos económicos internacionales, o sea que en virtud de su poder político y militar resultan prácticamente intocables. mientras otros países tiemblan ante la perspectiva de que disminuya su calificación y eso les dificulte su acceso a recursos por medio de la deuda y les obligue a pagar más interés por los préstamos.

Este problema preocupa desde hace tiempo y constituye una grave amenaza a la estabilidad democrática de los países que se ven afectados por estos juicios, muchas veces sesgados e infundados, pero que tienen enorme peso en el proceso financiero mundial. En 2012 escribí en mi libro “Introducción a la Ciencia Política” como “Las calificaciones otorgadas desde fuera a un Estado, como el indicador llamado riesgo-país y los grados de confiabilidad de la inversión extranjera, mandan a los ciudadanos un mensaje respecto de qué gobierno resultaría más favorecido por este poder financiero si los electores se inclinaran por él.

Hay que decir que esta intervención no necesariamente es determinante de la voluntad de los votantes.” Ejemplo de ello fue la elección de Andrés Manuel López Obrador, pero es claro que los gobiernos surgidos de formaciones políticas de izquierda suelen ser con mayor frecuencia blanco de estos ataques dirigidos desde las calificadoras, a las que ningún poder democrático califica ni controla.

eduardoandrade1948@gmail.com