/ miércoles 2 de mayo de 2018

Centro de barrio | 100 kilómetros jajajá

Disfruto mucho el apodo que Alejandra Barrales puso a Mikel Arriola: Fantasías Mikel. Me parece que, a sabiendas que el PRI no tiene posibilidades de ganar la Ciudad de México en los próximos 50 años, su candidato hace propuestas de nicho electoral para elevar un poco la votación y favorecer a sus candidatos a diputados. No es mala la estrategia, pero entonces hay que tener imaginación en la propuesta de gobierno, y vaya que ha funcionado, Fantasías Mikel ya posicionó su propuesta de construir 100 kilómetros de metro en seis años.

¿Podemos crecer el metro de la Ciudad de México a un ritmo de 17 kilómetros por año? Imposible no es, pero se trata de una escala de instrumentación que nos llevaría un buen tiempo alcanzar. Por ejemplo, Shanghai inauguró su metro hace 25 años y ahora cuenta con 644 kilómetros, lo que representa un ritmo de 25 kilómetros por año.

No tengo la menor duda que necesitamos ese ritmo de crecimiento en la red del metro, los trenes suburbanos y el resto de los servicios de transporte masivo, sólo eso podría solucionar los problemas de movilidad de la población, pero esto tiene un costo. En el debate del 18 de abril se le informó: el metro cuesta 80 millones de dólares por kilómetro ... aunque yo francamente uso el parámetro de 100 millones de dólares porque hacia el futuro el metro sólo se hará en túnel, pues las soluciones a nivel (tipo Tlalpan) o elevadas (tipo Tláhuac), con costos inferiores, serán escasas.

Pero no sólo es un tema de presupuesto o de ingeniería financiera. La elaboración del proyecto ejecutivo debe tomar más de un año para una línea de 20 kilómetros, y estrictamente varios años si realmente queremos relacionar el servicio del metro con el desarrollo y la calidad de vida de las colonias impactadas.

La estación del metro HKU de Hong Kong tardó más de 20 años en planearse, a 70 metros de profundidad, y 5 años en construirse, pero logró unir todos los niveles de un barrio montañoso por medio de un sistema de entradas, elevadores y vestíbulos que retratan con murales a todos sus pobladores. Construir metros y trenes a capricho limita las posibilidades de la planeación y la integración urbanas.

¿Tenemos suficientes empresas para construir 17 kilómetros por año? ¿Lo podemos hacer con un alto grado de integración nacional o dependeremos de importar tecnología? Me parece importante plantearnos el reto de construir más de 15 kilómetros por año, pero los primeros años deberán destinarse a la planeación social, urbana, financiera, de ingenierías, y mientras no avancemos en esa ruta, nos quedaremos con las fantasías de un candidato.

Si en algo nos estamos retrasando justamente es en la planeación. Ampliar estas infraestructuras es deseable, pero hacerlo de forma estratégica generará cadenas productivas, empleos permanentes, y la posibilidad de exportar tecnología mexicana en vez de importarla de España, Francia o China. Se requieren al menos 200 kilómetros más en la Ciudad de México y otros tantos en el Estado de México.

Lo más sensato, de parte de un candidato o candidata, será comprometer trabajos de planeación para el transporte y el desarrollo urbano, y si tiene intención de construir algunos kilómetros, que su enfoque sea el fortalecimiento de la oferta central, antes que llevar más lejos el metro, pues la saturación en las líneas centrales exige infraestructura central.

Disfruto mucho el apodo que Alejandra Barrales puso a Mikel Arriola: Fantasías Mikel. Me parece que, a sabiendas que el PRI no tiene posibilidades de ganar la Ciudad de México en los próximos 50 años, su candidato hace propuestas de nicho electoral para elevar un poco la votación y favorecer a sus candidatos a diputados. No es mala la estrategia, pero entonces hay que tener imaginación en la propuesta de gobierno, y vaya que ha funcionado, Fantasías Mikel ya posicionó su propuesta de construir 100 kilómetros de metro en seis años.

¿Podemos crecer el metro de la Ciudad de México a un ritmo de 17 kilómetros por año? Imposible no es, pero se trata de una escala de instrumentación que nos llevaría un buen tiempo alcanzar. Por ejemplo, Shanghai inauguró su metro hace 25 años y ahora cuenta con 644 kilómetros, lo que representa un ritmo de 25 kilómetros por año.

No tengo la menor duda que necesitamos ese ritmo de crecimiento en la red del metro, los trenes suburbanos y el resto de los servicios de transporte masivo, sólo eso podría solucionar los problemas de movilidad de la población, pero esto tiene un costo. En el debate del 18 de abril se le informó: el metro cuesta 80 millones de dólares por kilómetro ... aunque yo francamente uso el parámetro de 100 millones de dólares porque hacia el futuro el metro sólo se hará en túnel, pues las soluciones a nivel (tipo Tlalpan) o elevadas (tipo Tláhuac), con costos inferiores, serán escasas.

Pero no sólo es un tema de presupuesto o de ingeniería financiera. La elaboración del proyecto ejecutivo debe tomar más de un año para una línea de 20 kilómetros, y estrictamente varios años si realmente queremos relacionar el servicio del metro con el desarrollo y la calidad de vida de las colonias impactadas.

La estación del metro HKU de Hong Kong tardó más de 20 años en planearse, a 70 metros de profundidad, y 5 años en construirse, pero logró unir todos los niveles de un barrio montañoso por medio de un sistema de entradas, elevadores y vestíbulos que retratan con murales a todos sus pobladores. Construir metros y trenes a capricho limita las posibilidades de la planeación y la integración urbanas.

¿Tenemos suficientes empresas para construir 17 kilómetros por año? ¿Lo podemos hacer con un alto grado de integración nacional o dependeremos de importar tecnología? Me parece importante plantearnos el reto de construir más de 15 kilómetros por año, pero los primeros años deberán destinarse a la planeación social, urbana, financiera, de ingenierías, y mientras no avancemos en esa ruta, nos quedaremos con las fantasías de un candidato.

Si en algo nos estamos retrasando justamente es en la planeación. Ampliar estas infraestructuras es deseable, pero hacerlo de forma estratégica generará cadenas productivas, empleos permanentes, y la posibilidad de exportar tecnología mexicana en vez de importarla de España, Francia o China. Se requieren al menos 200 kilómetros más en la Ciudad de México y otros tantos en el Estado de México.

Lo más sensato, de parte de un candidato o candidata, será comprometer trabajos de planeación para el transporte y el desarrollo urbano, y si tiene intención de construir algunos kilómetros, que su enfoque sea el fortalecimiento de la oferta central, antes que llevar más lejos el metro, pues la saturación en las líneas centrales exige infraestructura central.

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