/ miércoles 13 de marzo de 2019

Centro de Barrio | Cablebús de relumbrón

Imaginemos un teleférico sobre Avenida Revolución, del Metro Chapultepec a Barranca del Muerto. Casi siete kilómetros, para subir 40 metros, en una pendiente de 0.65%. ¿Es absurda mi idea? Es completamente absurda, como lo es la idea de un teleférico de Metro Indios Verdes a Cuautepec el Alto.

En los meses previos me he mostrado optimista de la incorporación del teleférico a la movilidad de la Ciudad de México. Me resulta notoria la exclusión de los habitantes de las montañas de la ciudad, uno de cada cinco habitantes, en el sistema de transporte. A las zonas altas no llega el Metro ni el Metrobús y el transporte público es malo, pero el teleférico exige mucha planeación.

En Medellín, Colombia, el “Metrocable” ayudó a reducir la violencia, integró las comunas más pobres y violentas, amplió el espacio público y generó un atractivo turístico que se volvió parte de la identidad comunitaria. No sólo fue una obra de transporte, hubo una gran intervención de carácter social, como no la hubo, por ejemplo, en el teleférico de Ecatepec.

Con la información que han publicado las autoridades podemos ver lo siguiente: la estación más grande, Campos Revolución, concentrará la línea principal, un ramal al Chiquihuite, y quizá los talleres. En ese lugar se encuentra el mayor espacio comunitario de la zona: canchas de futbol y béisbol, en terrenos que los vecinos aseguran son comunales. Si lo visitan verán pintas y mantas con la frase “No al Cablebús. Busquen otra opción”.

En la administración de Víctor Hugo Lobo, en Gustavo A. Madero, se pavimentó con concreto una probable ruta del Metrobús. Esto se hizo unilateralmente, es decir, sin coordinarse con Metrobús, como recién confirmó el propio secretario de Movilidad, Andrés Lajous, en un evento público, donde señaló que no saben qué hacer con el carril, que corre en “paralelo” a la ruta del Cablebús, como de hecho sucede en más de la mitad del recorrido.

En otras palabras, el gobierno de Claudia Sheinbaum está dispuesto a invertir 3 mil millones de pesos en una obra que tiene ya trazado un sustituto que permite dar un servicio de calidad con la décima parte del recurso.

Indios Verdes se ubica a poco más de 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar, mientras que la terminal Cuautepec se halla casi en los 2 mil 300 metros. Esto da una pendiente de poco más de 0.65%. Es decir, el teleférico correrá en plano, sin franquear barreras relevantes. Sólo en su ramal al Chiquihuite logra pendientes de 10% cerca de la estación. Como referencia, en Medellín, en la línea K, los pasajeros suben 400 metros en dos kilómetros; es decir, una pendiente de 20%.

La licitación para construir el teleférico está en curso, pero la decisión responsable es replantear el proyecto: hay que llevar el Metrobús de Indios Verdes a Cuautepec y enfocar el teleférico o la tecnología que corresponda, sólo para remontar las pendientes extremas, el último kilómetro, sin afectar el espacio público de la zona.

Este proyecto requiere planeación integral. No tiene sentido cancelar los Campos Revolución a cambio de algo que puede resolverse con una tecnología más económica y menos invasiva. No tiene sentido invertir 3 mil millones de pesos en este Cablebús que sólo se impone en la estructura urbana, sin realizar verdaderas transformaciones sociales por la prisa con que se está haciendo.

Imaginemos un teleférico sobre Avenida Revolución, del Metro Chapultepec a Barranca del Muerto. Casi siete kilómetros, para subir 40 metros, en una pendiente de 0.65%. ¿Es absurda mi idea? Es completamente absurda, como lo es la idea de un teleférico de Metro Indios Verdes a Cuautepec el Alto.

En los meses previos me he mostrado optimista de la incorporación del teleférico a la movilidad de la Ciudad de México. Me resulta notoria la exclusión de los habitantes de las montañas de la ciudad, uno de cada cinco habitantes, en el sistema de transporte. A las zonas altas no llega el Metro ni el Metrobús y el transporte público es malo, pero el teleférico exige mucha planeación.

En Medellín, Colombia, el “Metrocable” ayudó a reducir la violencia, integró las comunas más pobres y violentas, amplió el espacio público y generó un atractivo turístico que se volvió parte de la identidad comunitaria. No sólo fue una obra de transporte, hubo una gran intervención de carácter social, como no la hubo, por ejemplo, en el teleférico de Ecatepec.

Con la información que han publicado las autoridades podemos ver lo siguiente: la estación más grande, Campos Revolución, concentrará la línea principal, un ramal al Chiquihuite, y quizá los talleres. En ese lugar se encuentra el mayor espacio comunitario de la zona: canchas de futbol y béisbol, en terrenos que los vecinos aseguran son comunales. Si lo visitan verán pintas y mantas con la frase “No al Cablebús. Busquen otra opción”.

En la administración de Víctor Hugo Lobo, en Gustavo A. Madero, se pavimentó con concreto una probable ruta del Metrobús. Esto se hizo unilateralmente, es decir, sin coordinarse con Metrobús, como recién confirmó el propio secretario de Movilidad, Andrés Lajous, en un evento público, donde señaló que no saben qué hacer con el carril, que corre en “paralelo” a la ruta del Cablebús, como de hecho sucede en más de la mitad del recorrido.

En otras palabras, el gobierno de Claudia Sheinbaum está dispuesto a invertir 3 mil millones de pesos en una obra que tiene ya trazado un sustituto que permite dar un servicio de calidad con la décima parte del recurso.

Indios Verdes se ubica a poco más de 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar, mientras que la terminal Cuautepec se halla casi en los 2 mil 300 metros. Esto da una pendiente de poco más de 0.65%. Es decir, el teleférico correrá en plano, sin franquear barreras relevantes. Sólo en su ramal al Chiquihuite logra pendientes de 10% cerca de la estación. Como referencia, en Medellín, en la línea K, los pasajeros suben 400 metros en dos kilómetros; es decir, una pendiente de 20%.

La licitación para construir el teleférico está en curso, pero la decisión responsable es replantear el proyecto: hay que llevar el Metrobús de Indios Verdes a Cuautepec y enfocar el teleférico o la tecnología que corresponda, sólo para remontar las pendientes extremas, el último kilómetro, sin afectar el espacio público de la zona.

Este proyecto requiere planeación integral. No tiene sentido cancelar los Campos Revolución a cambio de algo que puede resolverse con una tecnología más económica y menos invasiva. No tiene sentido invertir 3 mil millones de pesos en este Cablebús que sólo se impone en la estructura urbana, sin realizar verdaderas transformaciones sociales por la prisa con que se está haciendo.

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