/ domingo 13 de septiembre de 2020

¿Cuáles son las formas?

En días recientes, colectivos de feministas tomaron el edificio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ante la falta de justicia para las mujeres que prevalece en el país. La protesta se viralizó cuando publicaron fotos de un cuadro de Francisco I. Madero que fue pintado y puesto en subasta para enmendar la falta de reparación del daño de las víctimas. Autoridades federales condenaron estos actos, criminalizaron a las manifestantes, y recurrieron a un lugar común: esas no son las formas correctas de protestar. Valdría la pena preguntarles ¿cuáles sí son?

Erika Martínez, una de las mujeres que ocupó la CNDH, es madre de una niña que fue abusada sexualmente cuando tenía 7 años por el hermano de su pareja sentimental. En 2017, denunció los hechos ante el Ministerio Público. Después de dos años, el agresor fue vinculado a proceso, pero se determinó que siguiera en libertad su proceso. Ya han pasado tres años y sigue sin tener resolución su caso. Erika fue obligada a abandonar su hogar por levantar la denuncia, y ha sufrido amenazas constantes desde entonces. Basta realizar una búsqueda rápida para saber que asistió a otras marchas para exigir justicia.

Yesenia Zamudio, otra de las mujeres que estuvo en la toma de la CNDH, es madre de María de Jesús Jaimes quien fue asesinada a sus 19 años por un profesor y dos compañeros de clases, después de que intentaron abusar sexualmente de ella. Tras interponer una denuncia ante el Ministerio Público, se inició la investigación por el delito de homicidio. Tuvieron que transcurrir 3 años para que reclasificaran el delito como feminicidio. Sin embargo, los presuntos responsables están en libertad, y el caso sigue sin avances y resolución. Al igual que Erika, Yesenia acudió a otras marchas, y se manifestó de distintas maneras para exigir justicia.

En ambos casos, las víctimas acudieron a las instancias correspondientes para levantar su denuncia e iniciar con la investigación. Tras años de espera y falta de resultados, acudieron a otras instancias, como lo es la CNDH, para solicitar ayuda en sus procesos, obteniendo promesas vacías y nulos resultados. A la par, se manifestaron en diversas ocasiones de forma pacífica; acompañadas de grupos de víctimas y feministas alzaron la voz con una sola exigencia: justicia. Sin embargo, nada de eso funcionó. Los canales oficiales e institucionales se agotaron y no sirvieron. Entonces, ¿cuáles son las formas correctas de protestar de las que hablan las autoridades? Una vez agotados todos los recursos, ¿qué tipo de manifestación consideran conveniente para que se les haga caso?

En México, según datos oficiales, asesinan impunemente, al menos, a 3 mujeres cada día por el simple hecho de ser mujer. Así como se lee: por ser mujer. La frustración, el agotamiento y la rabia se acumulan ante un Estado que ha sido incapaz de protegerlas y, mucho menos, de brindarles justicia. La violencia de género que se ejerce en el país crece día con día, mientras que el gobierno apunta a criminalizarlas, desacreditarlas, condenarlas y olvidarlas. Las protestas son una de las tantas expresiones de su inconmensurable dolor y hartazgo.

Las mismas autoridades que condenaron las protestas atendieron a las víctimas y aceptaron su pliego petitorio. Tal vez, quisieron decir que sí son las únicas formas para obtener atención y resultados, pero no son las formas correctas para complacer y hacer quedar bien al gobierno. Desafortunadamente, no hay cuadros suficientes que se puedan pintar para darle justicia a las miles de mujeres que han sido víctimas en el país.


Consultor independiente.

@ddblanc


En días recientes, colectivos de feministas tomaron el edificio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ante la falta de justicia para las mujeres que prevalece en el país. La protesta se viralizó cuando publicaron fotos de un cuadro de Francisco I. Madero que fue pintado y puesto en subasta para enmendar la falta de reparación del daño de las víctimas. Autoridades federales condenaron estos actos, criminalizaron a las manifestantes, y recurrieron a un lugar común: esas no son las formas correctas de protestar. Valdría la pena preguntarles ¿cuáles sí son?

Erika Martínez, una de las mujeres que ocupó la CNDH, es madre de una niña que fue abusada sexualmente cuando tenía 7 años por el hermano de su pareja sentimental. En 2017, denunció los hechos ante el Ministerio Público. Después de dos años, el agresor fue vinculado a proceso, pero se determinó que siguiera en libertad su proceso. Ya han pasado tres años y sigue sin tener resolución su caso. Erika fue obligada a abandonar su hogar por levantar la denuncia, y ha sufrido amenazas constantes desde entonces. Basta realizar una búsqueda rápida para saber que asistió a otras marchas para exigir justicia.

Yesenia Zamudio, otra de las mujeres que estuvo en la toma de la CNDH, es madre de María de Jesús Jaimes quien fue asesinada a sus 19 años por un profesor y dos compañeros de clases, después de que intentaron abusar sexualmente de ella. Tras interponer una denuncia ante el Ministerio Público, se inició la investigación por el delito de homicidio. Tuvieron que transcurrir 3 años para que reclasificaran el delito como feminicidio. Sin embargo, los presuntos responsables están en libertad, y el caso sigue sin avances y resolución. Al igual que Erika, Yesenia acudió a otras marchas, y se manifestó de distintas maneras para exigir justicia.

En ambos casos, las víctimas acudieron a las instancias correspondientes para levantar su denuncia e iniciar con la investigación. Tras años de espera y falta de resultados, acudieron a otras instancias, como lo es la CNDH, para solicitar ayuda en sus procesos, obteniendo promesas vacías y nulos resultados. A la par, se manifestaron en diversas ocasiones de forma pacífica; acompañadas de grupos de víctimas y feministas alzaron la voz con una sola exigencia: justicia. Sin embargo, nada de eso funcionó. Los canales oficiales e institucionales se agotaron y no sirvieron. Entonces, ¿cuáles son las formas correctas de protestar de las que hablan las autoridades? Una vez agotados todos los recursos, ¿qué tipo de manifestación consideran conveniente para que se les haga caso?

En México, según datos oficiales, asesinan impunemente, al menos, a 3 mujeres cada día por el simple hecho de ser mujer. Así como se lee: por ser mujer. La frustración, el agotamiento y la rabia se acumulan ante un Estado que ha sido incapaz de protegerlas y, mucho menos, de brindarles justicia. La violencia de género que se ejerce en el país crece día con día, mientras que el gobierno apunta a criminalizarlas, desacreditarlas, condenarlas y olvidarlas. Las protestas son una de las tantas expresiones de su inconmensurable dolor y hartazgo.

Las mismas autoridades que condenaron las protestas atendieron a las víctimas y aceptaron su pliego petitorio. Tal vez, quisieron decir que sí son las únicas formas para obtener atención y resultados, pero no son las formas correctas para complacer y hacer quedar bien al gobierno. Desafortunadamente, no hay cuadros suficientes que se puedan pintar para darle justicia a las miles de mujeres que han sido víctimas en el país.


Consultor independiente.

@ddblanc