/ domingo 13 de enero de 2019

De los prejuicios sobre la Guardia Nacional

La militarización, término que ha sido utilizado de forma tan intensa como imprecisa, es sin duda el argumento más socorrido para tratar de imponer ciertas condiciones para la puesta en marcha de la Guardia Nacional. No podemos olvidar, que se trata de una propuesta del poder civil, el Presidente de la República, para poderle hacer frente a la creciente ola de violencia en donde las autoridades locales y estatales tienen una responsabilidad imposible de evadir.

Por eso llamó la atención que varios gobernadores se expresaran, el pasado martes 8, en los foros organizados por la Cámara de Diputados, en el mismo sentido de que están de acuerdo con la Guardia Nacional, siempre y cuando el mando sea civil ¿Conocen la Constitución? Todo indica que no. Incluso uno de ellos se atrevió, el de Campeche, a utilizar términos como “evitar clonar” a la nueva Fuerza Armadas, respecto del Ejército Mexicano. El comando de las Fuerzas Armadas, conforme al Artículo 89 Fracción VI, esta en manos del Presidente de la República elegido por la ciudadanía.

Ya no hay Ley de Seguridad Interior. Algunos colegas consistentes en su crítica a la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de Seguridad Pública, hacen señalamientos atendibles sin duda. Pero están muy lejos de proponer caminos viables y que atiendan la emergencia que vive el país en varias zonas. Solo por poner unos ejemplos referentes de violencia criminal, allí están Guanajuato y Tamaulipas, en donde episodios criminales se saldaron con varias decenas de muertos. Se persiste en abordar con prejuicios insostenibles, como la hipotética influencia política de los militares ¿Alguien me puede ilustrar a qué se refiere con esto? Vaya. Ni siquiera en el presupuesto asignado año con año se nota esa “influencia política”.

Ahora bien. Debe distinguirse entre lo que es el mando y lo que es el comando. El mando es directo y la responsabilidad también respecto de los resultados tácticos y operativos, mientras que el comando, es la dirección en general de una organización. Es otras palabras, el mando (militar) queda subordinado al comando (civil). De tal forma que el mando militar de la Guardia Nacional queda subordinado por ley y doctrina, a lo que el poder civil (Presidencia de la República) determine para el curso de las operaciones.

Ahora bien, todas las policías en el mundo cuentan con una estructura paramilitar. Entiendo que esa palabra no tiene buena fama en Latinoamérica, pero así es. Son corporaciones que cuentan con jerarquías, uniformes, axiología (que funcione o no es otro asunto), adiestramiento, armamento, infraestructura (cuarteles, campos de entrenamiento, stands de tiro). De tal suerte, que una buena parte del espíritu de servicio y eficacia de las corporaciones policiales, pasa por la influencia histórica de lo que son las Fuerzas Armadas.

Que quede claro. Las Fuerzas Armadas no pidieron estar en este debate ni otros similares. Se discute porque las autoridades civiles y la población así lo pide.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

La militarización, término que ha sido utilizado de forma tan intensa como imprecisa, es sin duda el argumento más socorrido para tratar de imponer ciertas condiciones para la puesta en marcha de la Guardia Nacional. No podemos olvidar, que se trata de una propuesta del poder civil, el Presidente de la República, para poderle hacer frente a la creciente ola de violencia en donde las autoridades locales y estatales tienen una responsabilidad imposible de evadir.

Por eso llamó la atención que varios gobernadores se expresaran, el pasado martes 8, en los foros organizados por la Cámara de Diputados, en el mismo sentido de que están de acuerdo con la Guardia Nacional, siempre y cuando el mando sea civil ¿Conocen la Constitución? Todo indica que no. Incluso uno de ellos se atrevió, el de Campeche, a utilizar términos como “evitar clonar” a la nueva Fuerza Armadas, respecto del Ejército Mexicano. El comando de las Fuerzas Armadas, conforme al Artículo 89 Fracción VI, esta en manos del Presidente de la República elegido por la ciudadanía.

Ya no hay Ley de Seguridad Interior. Algunos colegas consistentes en su crítica a la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de Seguridad Pública, hacen señalamientos atendibles sin duda. Pero están muy lejos de proponer caminos viables y que atiendan la emergencia que vive el país en varias zonas. Solo por poner unos ejemplos referentes de violencia criminal, allí están Guanajuato y Tamaulipas, en donde episodios criminales se saldaron con varias decenas de muertos. Se persiste en abordar con prejuicios insostenibles, como la hipotética influencia política de los militares ¿Alguien me puede ilustrar a qué se refiere con esto? Vaya. Ni siquiera en el presupuesto asignado año con año se nota esa “influencia política”.

Ahora bien. Debe distinguirse entre lo que es el mando y lo que es el comando. El mando es directo y la responsabilidad también respecto de los resultados tácticos y operativos, mientras que el comando, es la dirección en general de una organización. Es otras palabras, el mando (militar) queda subordinado al comando (civil). De tal forma que el mando militar de la Guardia Nacional queda subordinado por ley y doctrina, a lo que el poder civil (Presidencia de la República) determine para el curso de las operaciones.

Ahora bien, todas las policías en el mundo cuentan con una estructura paramilitar. Entiendo que esa palabra no tiene buena fama en Latinoamérica, pero así es. Son corporaciones que cuentan con jerarquías, uniformes, axiología (que funcione o no es otro asunto), adiestramiento, armamento, infraestructura (cuarteles, campos de entrenamiento, stands de tiro). De tal suerte, que una buena parte del espíritu de servicio y eficacia de las corporaciones policiales, pasa por la influencia histórica de lo que son las Fuerzas Armadas.

Que quede claro. Las Fuerzas Armadas no pidieron estar en este debate ni otros similares. Se discute porque las autoridades civiles y la población así lo pide.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso