/ martes 22 de enero de 2019

El Estados Unidos demócrata

¿Por qué los republicanos no pueden gobernar? No se trata sólo de que su partido esté comprometido con una ideología que dice que el gobierno siempre es el problema, nunca la solución. Además de eso, se han privado sistemáticamente de la capacidad de analizar políticas y aprender de la evidencia, porque pensar bien podría conducir a alguien a cuestionar la doctrina recibida.

Sin embargo, no todo está suspendido, debido a que Estados Unidos tiene un sistema federal, y las elecciones de 2018 prepararon el terreno para una ola de gobierno verdadero, de esfuerzos reales para solventar problemas verdaderos, a nivel estatal y local.

Hasta hace poco los republicanos se concentraban casi únicamente en el gobierno estatal. Casi la mitad de la población vivía en estados con tripletes republicanos; es decir, el Partido Republicano controlaba ambas cámaras del Congreso, además de la gubernatura.

No obstante, desde entonces las elecciones han transformado este panorama. Nueva Jersey y Washington se volvieron totalmente demócratas en 2017, y seis estados más, incluidos Illinois y Nueva York, cambiaron de partido en noviembre. En este momento, más de una tercera parte de los estadounidenses vive bajo control demócrata absoluto, casi lo mismo que el total republicano.

Estas nuevas mayorías empoderadas se están moviendo con rapidez para comenzar a gobernar de nuevo y la experiencia de los estados que ya tienen tripletes demócratas sugiere que pueden lograr mucho.

Consideremos la experiencia de California, donde los demócratas tomaron pleno control en 2011. Los conservadores arremetieron contra el aumento en los impuestos, el gasto y el salario mínimo de Jerry Brown, declarando que el estado estaba cometiendo “suicidio económico”. En realidad, la economía floreció, mientras la implementación entusiasta de la reforma de salud de California disminuyó el porcentaje de la población no asegurada de 18 por ciento en 2011 a sólo siete por ciento en 2017, casi dos veces la reducción que se dio en todo Estados Unidos.

O pensemos en Nueva Jersey, donde los demócratas asumieron el control el año pasado y usaron ese control para implementar una serie de medidas —incluyendo la reimposición del requerimiento para que las personas físicas adquieran un seguro de salud— que revirtieron muchos de los esfuerzos del gobierno de Trump para sabotear la atención médica. El resultado fue una marcada caída en las primas de seguros, que ahora se encuentran entre las más bajas del país.

Ahora que el control demócrata se ha expandido, podemos esperar ver más de este tipo de activismo.

Gavin Newsom, el nuevo gobernador de California, ha propuesto mayores acciones en materia de atención médica, incluido un mandato a nivel estatal al estilo de Nueva Jersey y subsidios ampliados para la clase media. El gobernador de Washington está proponiendo la creación de una opción pública, un plan de seguro estatal que los residentes puedan adquirir. Así mismo, el alcalde de la ciudad de Nueva York está proponiendo medidas que garantizarían, dice, la cobertura para todos los neoyorquinos, incluidos los inmigrantes que están en el país ilegalmente.

Esa es una señal muy esperanzadora para Estados Unidos, porque su ejemplo puede ser contagioso.

¿Por qué los republicanos no pueden gobernar? No se trata sólo de que su partido esté comprometido con una ideología que dice que el gobierno siempre es el problema, nunca la solución. Además de eso, se han privado sistemáticamente de la capacidad de analizar políticas y aprender de la evidencia, porque pensar bien podría conducir a alguien a cuestionar la doctrina recibida.

Sin embargo, no todo está suspendido, debido a que Estados Unidos tiene un sistema federal, y las elecciones de 2018 prepararon el terreno para una ola de gobierno verdadero, de esfuerzos reales para solventar problemas verdaderos, a nivel estatal y local.

Hasta hace poco los republicanos se concentraban casi únicamente en el gobierno estatal. Casi la mitad de la población vivía en estados con tripletes republicanos; es decir, el Partido Republicano controlaba ambas cámaras del Congreso, además de la gubernatura.

No obstante, desde entonces las elecciones han transformado este panorama. Nueva Jersey y Washington se volvieron totalmente demócratas en 2017, y seis estados más, incluidos Illinois y Nueva York, cambiaron de partido en noviembre. En este momento, más de una tercera parte de los estadounidenses vive bajo control demócrata absoluto, casi lo mismo que el total republicano.

Estas nuevas mayorías empoderadas se están moviendo con rapidez para comenzar a gobernar de nuevo y la experiencia de los estados que ya tienen tripletes demócratas sugiere que pueden lograr mucho.

Consideremos la experiencia de California, donde los demócratas tomaron pleno control en 2011. Los conservadores arremetieron contra el aumento en los impuestos, el gasto y el salario mínimo de Jerry Brown, declarando que el estado estaba cometiendo “suicidio económico”. En realidad, la economía floreció, mientras la implementación entusiasta de la reforma de salud de California disminuyó el porcentaje de la población no asegurada de 18 por ciento en 2011 a sólo siete por ciento en 2017, casi dos veces la reducción que se dio en todo Estados Unidos.

O pensemos en Nueva Jersey, donde los demócratas asumieron el control el año pasado y usaron ese control para implementar una serie de medidas —incluyendo la reimposición del requerimiento para que las personas físicas adquieran un seguro de salud— que revirtieron muchos de los esfuerzos del gobierno de Trump para sabotear la atención médica. El resultado fue una marcada caída en las primas de seguros, que ahora se encuentran entre las más bajas del país.

Ahora que el control demócrata se ha expandido, podemos esperar ver más de este tipo de activismo.

Gavin Newsom, el nuevo gobernador de California, ha propuesto mayores acciones en materia de atención médica, incluido un mandato a nivel estatal al estilo de Nueva Jersey y subsidios ampliados para la clase media. El gobernador de Washington está proponiendo la creación de una opción pública, un plan de seguro estatal que los residentes puedan adquirir. Así mismo, el alcalde de la ciudad de Nueva York está proponiendo medidas que garantizarían, dice, la cobertura para todos los neoyorquinos, incluidos los inmigrantes que están en el país ilegalmente.

Esa es una señal muy esperanzadora para Estados Unidos, porque su ejemplo puede ser contagioso.