/ miércoles 31 de enero de 2018

El observador parlamentario

El Congreso de la Unión atraviesa por un periodo especial de riesgos con oportunidades, en el que se extingue pero a la vez cobra vigor, además de mayor presencia,  donde como colofón, se pone a prueba la reelección; entre esas variables resaltan:

a)    Los presidenciales reconocen su importancia, al  reflejar en el proceso legislativo los primeros asuntos de importancia nacional: la seguridad pública, el combate a la corrupción y la procuración de justicia.

b)    Los  precandidatos y las bancadas cruzan proyectos de ley, en tanto se integran las candidaturas de los partidos para conformar la próxima LXIV Legislatura,

c)    El tamaño del pleno del Congreso no fue disminuido, como pretendía la iniciativa del Presidente Enrique Peña Nieto, por primera vez se ejercita la reelección legislativa, al parecer sin mayor trascendencia, en tanto el nepotismo y la reubicación (chapulines) intercameral se intensifica.

Mientras la LXIII Legislatura languidece por la transmutación de los legisladores que la abandonan al aspirar otro cargo de representación, -como  la de José Carlos Ramírez Presidente de la Cámara de diputados-  se llevan a cabo las Plenarias donde preparan las Agendas Legislativas que promoverán en el próximo Periodo ordinario de sesiones, concluye así su labor legislativa. Es curioso que mientras la actual Legislatura agoniza el Congreso aumenta su valor.

El punto de conexión de las bancadas y las precampañas se presenta en las Plenarias, el PAN y el PRD al conformar la coalición “Por México al Frente”,  se vieron acompañadas por sus dirigencias nacionales, entre sus compromisos de unidad el coordinador de los senadores del PAN, Fernando Herrera, destacó la importancia de fundir los objetivos legislativos comunes “rumbo al cambio de gobierno”, pidió no eludir las obligaciones “no tirar la toalla”, ni simular en el trabajo conjunto que impulsan en el ámbito legislativo

Los precandidatos también se conectan con el Congreso, José Antonio Meade de la coalición “Todos por México”, formuló un proyecto de ley anticorrupción, y Andrés Manuel López Obrador dio a conocer los nombres de personalidades que deberían ocupar los cargos de las fiscalías. Estos actos disponen del beneficio de volver la mirada al Poder Legislativo, revierte la intención del presidencialismo de “autocomplación”, a cambio de  reconocer el poder originario, regulatorio y fiscalizador del Legislativo, así gobernar bajo los límites de la división de poderes. El senador Miguel Barbosa, consideró que Meade “tiene las manos atadas contra los corruptos”, el gobierno “nunca se comprometió realmente a combatir el delito”

Por su parte, AMLO también ha topado con el Congreso en más de una ocasión;

a)    Al recibir en sus filas a la senadora Gabriela Cuevas, trató de explicar la defección ideológica bajo el argumento de fortalecer a México ante el logro de presidir la Unión Internacional Parlamentaria;

b)    También abordó el nombramiento de  los Fiscales, el general, el anticorrupción, y el delitos electorales, proporcionó ternas con nueve nombres, entre ellos el de Bernardo Bátiz, quien fuera el Procurador del Distrito Federal cuando estuvo al frente  de la Jefatura de  Gobierno del 2000 al  2006. Añadió la promesa de derogar todos los fueros para abatir la impunidad, se trata de una afirmación polémica, porqué es el fundamento de la división de poderes, y protege la libertad de expresión de los representantes, el tema requiere mayor espacio.

El abanderado de la coalición “Por México al frente”, Ricardo Anaya cuestionó la propuesta de Obrador, se requiere la reforma del artículo 102 de la Constitución para evitar nombrar el “fiscal carnal”.

La incertidumbre de las fiscalías depende de que la LXIII Legislatura sea capaz de integrar al proceso legislativo a los representantes suplentes que llegan al Congreso.

 Un Congreso de ilusión óptica que aparece y desaparece, ¡vaya a saber¡

El Congreso de la Unión atraviesa por un periodo especial de riesgos con oportunidades, en el que se extingue pero a la vez cobra vigor, además de mayor presencia,  donde como colofón, se pone a prueba la reelección; entre esas variables resaltan:

a)    Los presidenciales reconocen su importancia, al  reflejar en el proceso legislativo los primeros asuntos de importancia nacional: la seguridad pública, el combate a la corrupción y la procuración de justicia.

b)    Los  precandidatos y las bancadas cruzan proyectos de ley, en tanto se integran las candidaturas de los partidos para conformar la próxima LXIV Legislatura,

c)    El tamaño del pleno del Congreso no fue disminuido, como pretendía la iniciativa del Presidente Enrique Peña Nieto, por primera vez se ejercita la reelección legislativa, al parecer sin mayor trascendencia, en tanto el nepotismo y la reubicación (chapulines) intercameral se intensifica.

Mientras la LXIII Legislatura languidece por la transmutación de los legisladores que la abandonan al aspirar otro cargo de representación, -como  la de José Carlos Ramírez Presidente de la Cámara de diputados-  se llevan a cabo las Plenarias donde preparan las Agendas Legislativas que promoverán en el próximo Periodo ordinario de sesiones, concluye así su labor legislativa. Es curioso que mientras la actual Legislatura agoniza el Congreso aumenta su valor.

El punto de conexión de las bancadas y las precampañas se presenta en las Plenarias, el PAN y el PRD al conformar la coalición “Por México al Frente”,  se vieron acompañadas por sus dirigencias nacionales, entre sus compromisos de unidad el coordinador de los senadores del PAN, Fernando Herrera, destacó la importancia de fundir los objetivos legislativos comunes “rumbo al cambio de gobierno”, pidió no eludir las obligaciones “no tirar la toalla”, ni simular en el trabajo conjunto que impulsan en el ámbito legislativo

Los precandidatos también se conectan con el Congreso, José Antonio Meade de la coalición “Todos por México”, formuló un proyecto de ley anticorrupción, y Andrés Manuel López Obrador dio a conocer los nombres de personalidades que deberían ocupar los cargos de las fiscalías. Estos actos disponen del beneficio de volver la mirada al Poder Legislativo, revierte la intención del presidencialismo de “autocomplación”, a cambio de  reconocer el poder originario, regulatorio y fiscalizador del Legislativo, así gobernar bajo los límites de la división de poderes. El senador Miguel Barbosa, consideró que Meade “tiene las manos atadas contra los corruptos”, el gobierno “nunca se comprometió realmente a combatir el delito”

Por su parte, AMLO también ha topado con el Congreso en más de una ocasión;

a)    Al recibir en sus filas a la senadora Gabriela Cuevas, trató de explicar la defección ideológica bajo el argumento de fortalecer a México ante el logro de presidir la Unión Internacional Parlamentaria;

b)    También abordó el nombramiento de  los Fiscales, el general, el anticorrupción, y el delitos electorales, proporcionó ternas con nueve nombres, entre ellos el de Bernardo Bátiz, quien fuera el Procurador del Distrito Federal cuando estuvo al frente  de la Jefatura de  Gobierno del 2000 al  2006. Añadió la promesa de derogar todos los fueros para abatir la impunidad, se trata de una afirmación polémica, porqué es el fundamento de la división de poderes, y protege la libertad de expresión de los representantes, el tema requiere mayor espacio.

El abanderado de la coalición “Por México al frente”, Ricardo Anaya cuestionó la propuesta de Obrador, se requiere la reforma del artículo 102 de la Constitución para evitar nombrar el “fiscal carnal”.

La incertidumbre de las fiscalías depende de que la LXIII Legislatura sea capaz de integrar al proceso legislativo a los representantes suplentes que llegan al Congreso.

 Un Congreso de ilusión óptica que aparece y desaparece, ¡vaya a saber¡