/ domingo 18 de noviembre de 2018

El papel de las Fuerzas Armadas en el Plan Nacional de Paz y Seguridad

Luego de meses de pronunciamientos, realización de foros, mesas de trabajo e incluso especulaciones, el pasado miércoles 14, se despejaron la dudas respecto de cuáles serán las principales medidas del próximo gobierno de la República para recobrar la Seguridad Pública y la plena vigencia del Estado de derecho. Sobre todo, se establecieron las responsabilidades de las Fuerzas Armadas en una de las absolutas prioridades para la enorme mayoría de la sociedad.

La mayor parte de la intervención del Presidente electo, López Obrador, se refirió a la relevancia que tendrá la creación de la Guardia Nacional. Incluso en su intervención, el siguiente Secretario de la Defensa Nacional, Luis Sandoval, especificó que la nueva corporación será en los hechos una Fuerza Armada más, para así sumarse al Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y a la Armada de México. Tarea con la que contará, por cierto, con el apoyo decisivo del siguiente Secretario de Marina, el Almirante José Rafael Ojeda.

En ese sentido, la puesta en marcha de la Guardia Nacional, que durante el período de transición administrativa, más de una vez fue desechada como una opción para hacerle frente a la ola criminal que vive el país, implica sin lugar a dudas, que las Fuerzas Armadas no sólo continuarán en las labores cruciales de apoyo a la Seguridad Pública y en la contención a la criminalidad, sino que incrementarán de forma notable dichas actividades. La creación de una Fuerza Armada implican, además de las medidas anunciadas el miércoles 14, un sustancial ajuste tanto para la Secretaría de la Defensa Nacional, como para la Secretaría de Marina Armada de México.

Sin duda la más relevante, es la adecuación, actualización y estructuración de una renovada doctrina y pensamiento militares de México. En efecto, al tratarse de un cuerpo intermedio, la Guardia Nacional con una formación, jerarquías y adiestramiento militares, tendrá la función de articular en una sola corporación a la Policía Federal, a las Brigadas de Policía Militar y de la Policía Naval. De esa forma, las Fuerzas Armadas, sin que dejen de hacer por el momento la tareas de apoyo a la Seguridad Pública.

La atención debe ponerse a que con el paso del tiempo, se evite o confunda que en la medida del éxito que pueda tener este cambio estructural, se suponga que entonces el país no requiera de Fuerzas Armadas y con ello, desaparezcan éstas y sólo perviva la referida Guardia Nacional. Y este es entonces el segundo ajuste fundamental para el Ejército, la Marina y Armada: que en la medida en que se deban crear las condiciones de infraestructura, instrucción y educación internas para consolidar la formación de los futuros integrantes de la nueva Fuerza Armada, al mismo tiempo deberá mantenerse e incluso fortalecer, la profesionalización de los militares que opten por continuar la carrera de las armas.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Luego de meses de pronunciamientos, realización de foros, mesas de trabajo e incluso especulaciones, el pasado miércoles 14, se despejaron la dudas respecto de cuáles serán las principales medidas del próximo gobierno de la República para recobrar la Seguridad Pública y la plena vigencia del Estado de derecho. Sobre todo, se establecieron las responsabilidades de las Fuerzas Armadas en una de las absolutas prioridades para la enorme mayoría de la sociedad.

La mayor parte de la intervención del Presidente electo, López Obrador, se refirió a la relevancia que tendrá la creación de la Guardia Nacional. Incluso en su intervención, el siguiente Secretario de la Defensa Nacional, Luis Sandoval, especificó que la nueva corporación será en los hechos una Fuerza Armada más, para así sumarse al Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y a la Armada de México. Tarea con la que contará, por cierto, con el apoyo decisivo del siguiente Secretario de Marina, el Almirante José Rafael Ojeda.

En ese sentido, la puesta en marcha de la Guardia Nacional, que durante el período de transición administrativa, más de una vez fue desechada como una opción para hacerle frente a la ola criminal que vive el país, implica sin lugar a dudas, que las Fuerzas Armadas no sólo continuarán en las labores cruciales de apoyo a la Seguridad Pública y en la contención a la criminalidad, sino que incrementarán de forma notable dichas actividades. La creación de una Fuerza Armada implican, además de las medidas anunciadas el miércoles 14, un sustancial ajuste tanto para la Secretaría de la Defensa Nacional, como para la Secretaría de Marina Armada de México.

Sin duda la más relevante, es la adecuación, actualización y estructuración de una renovada doctrina y pensamiento militares de México. En efecto, al tratarse de un cuerpo intermedio, la Guardia Nacional con una formación, jerarquías y adiestramiento militares, tendrá la función de articular en una sola corporación a la Policía Federal, a las Brigadas de Policía Militar y de la Policía Naval. De esa forma, las Fuerzas Armadas, sin que dejen de hacer por el momento la tareas de apoyo a la Seguridad Pública.

La atención debe ponerse a que con el paso del tiempo, se evite o confunda que en la medida del éxito que pueda tener este cambio estructural, se suponga que entonces el país no requiera de Fuerzas Armadas y con ello, desaparezcan éstas y sólo perviva la referida Guardia Nacional. Y este es entonces el segundo ajuste fundamental para el Ejército, la Marina y Armada: que en la medida en que se deban crear las condiciones de infraestructura, instrucción y educación internas para consolidar la formación de los futuros integrantes de la nueva Fuerza Armada, al mismo tiempo deberá mantenerse e incluso fortalecer, la profesionalización de los militares que opten por continuar la carrera de las armas.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso