/ miércoles 10 de noviembre de 2021

El vuelo privado es lo de menos

En el Gobierno de Claudia Sheinbaum están tan cegados que no se dan cuenta que el mayor acto de corrupción no fue que Paola Félix viajara en vuelo privado a Guatemala, sino todo lo que ocurrió alrededor.

Cuando la Jefa de Gobierno hizo cambios en su gabinete pudimos ver a los nuevos secretarios del Trabajo, Desarrollo Urbano y Vivienda y Bienestar, pero no estaba la titular de la Secretaría de Turismo porque acaba de dar a luz, lo cual fue un buen mensaje en términos de oportunidades profesionales para las mujeres.

La pandemia afectó al sector turístico de una forma terrible aunque ya vemos luz al final del túnel. El Gran Premio de México es el primer evento magno.

La renuncia de la secretaria de Turismo, durante la realización del Gran Premio, resume muy bien el tamaño de deshonestidad de este gobierno. Para Claudia Sheinbaum lo que es imperdonable es que haya viajado en vuelo privado y lo compara con los gobiernos anteriores. Se equivoca. En los gobiernos anteriores no viajaban en las fechas más importantes para la Ciudad de México.

Con un gobierno de otro partido, la secretaria de Turismo habría estado al pendiente de todos los detalles. La frivolidad de esta administración no se halla en el uso de aviones privados, a pesar de que el de Paola Félix es el tercer escándalo de esa naturaleza en el gobierno de Sheinbaum. Está en la falta de compromiso con la reactivación económica.

La Fórmula 1 siempre viene acompañada de publicidad. El más pequeño espacio en la carrocería de un auto vale por lo menos medio millón de dólares al año. Cada uno de los espacios publicitarios que rodean la pista vale millones de dólares. En vez de promocionar a la CDMX, el Gobierno de la Ciudad de México prefirió promocionarse a sí mismo en los espacios que le dieron los organizadores del Gran Premio de México. Ese es el acto corruptísimo de Claudia Sheinbaum Pardo: el aventón aéreo a Paola Félix vale decenas de miles de pesos; el haber utilizado los espacios publicitarios de la Fórmula 1, para promocionar al gobierno implicó un desperdicio de recursos por decenas de millones de dólares.

Cuando urge recuperar la demanda turística previa a la pandemia, el gobierno decide no hablarle al mundo “Aquí está la Ciudad de México organizando grandes eventos”, sino que interpela al país “Aquí está el Gobierno de la Ciudad de México y su candidata a la Presidencia”. A través de la televisión, los portales electrónicos y los medios impresos del mundo, la CDMX desperdició millones de dólares en publicidad por las ambiciones políticas de Sheinbaum. Ese es el acto corruptísimo que deberíamos estar cuestionando, no la agenda privada de Paola Félix.

Sheinbaum es deshonesta y lo acaba de probar una vez más durante el Gran Premio de México. No destituye a la secretaria de Turismo por su ausencia en un evento tan importante, lo hace porque su viaje en vuelo privado terminó en un escándalo tras de que alguien no declaró el dinero que llevaba. Y mientras tanto, ella desvía millones de dólares en impactos publicitarios para promocionar nacionalmente a su gobierno, en vez de internacionalmente a la ciudad y a favor de la reactivación económica.


En el Gobierno de Claudia Sheinbaum están tan cegados que no se dan cuenta que el mayor acto de corrupción no fue que Paola Félix viajara en vuelo privado a Guatemala, sino todo lo que ocurrió alrededor.

Cuando la Jefa de Gobierno hizo cambios en su gabinete pudimos ver a los nuevos secretarios del Trabajo, Desarrollo Urbano y Vivienda y Bienestar, pero no estaba la titular de la Secretaría de Turismo porque acaba de dar a luz, lo cual fue un buen mensaje en términos de oportunidades profesionales para las mujeres.

La pandemia afectó al sector turístico de una forma terrible aunque ya vemos luz al final del túnel. El Gran Premio de México es el primer evento magno.

La renuncia de la secretaria de Turismo, durante la realización del Gran Premio, resume muy bien el tamaño de deshonestidad de este gobierno. Para Claudia Sheinbaum lo que es imperdonable es que haya viajado en vuelo privado y lo compara con los gobiernos anteriores. Se equivoca. En los gobiernos anteriores no viajaban en las fechas más importantes para la Ciudad de México.

Con un gobierno de otro partido, la secretaria de Turismo habría estado al pendiente de todos los detalles. La frivolidad de esta administración no se halla en el uso de aviones privados, a pesar de que el de Paola Félix es el tercer escándalo de esa naturaleza en el gobierno de Sheinbaum. Está en la falta de compromiso con la reactivación económica.

La Fórmula 1 siempre viene acompañada de publicidad. El más pequeño espacio en la carrocería de un auto vale por lo menos medio millón de dólares al año. Cada uno de los espacios publicitarios que rodean la pista vale millones de dólares. En vez de promocionar a la CDMX, el Gobierno de la Ciudad de México prefirió promocionarse a sí mismo en los espacios que le dieron los organizadores del Gran Premio de México. Ese es el acto corruptísimo de Claudia Sheinbaum Pardo: el aventón aéreo a Paola Félix vale decenas de miles de pesos; el haber utilizado los espacios publicitarios de la Fórmula 1, para promocionar al gobierno implicó un desperdicio de recursos por decenas de millones de dólares.

Cuando urge recuperar la demanda turística previa a la pandemia, el gobierno decide no hablarle al mundo “Aquí está la Ciudad de México organizando grandes eventos”, sino que interpela al país “Aquí está el Gobierno de la Ciudad de México y su candidata a la Presidencia”. A través de la televisión, los portales electrónicos y los medios impresos del mundo, la CDMX desperdició millones de dólares en publicidad por las ambiciones políticas de Sheinbaum. Ese es el acto corruptísimo que deberíamos estar cuestionando, no la agenda privada de Paola Félix.

Sheinbaum es deshonesta y lo acaba de probar una vez más durante el Gran Premio de México. No destituye a la secretaria de Turismo por su ausencia en un evento tan importante, lo hace porque su viaje en vuelo privado terminó en un escándalo tras de que alguien no declaró el dinero que llevaba. Y mientras tanto, ella desvía millones de dólares en impactos publicitarios para promocionar nacionalmente a su gobierno, en vez de internacionalmente a la ciudad y a favor de la reactivación económica.


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