/ viernes 13 de agosto de 2021

Estigmatizan pueblos como narcotraficantes

Hay diversas formas de violencia conocidas por nuestra legislación: la violencia de género, económica, psicológica, física, entre otras, pero poco o nada se ha hablado acerca de la violencia mediática. Las redes sociales son fuente informativa, a la violencia ahí se les conoce como cyberbullyng o acoso cibernético.

Toda forma de violencia causa agravio en la sociedad mexicana, tenemos la obligación de erradicar a los generadores de violencia mediática, ignorándolos, pero también identificándoles como propiciadores de la impunidad y cobardía que ocultan detrás de un micrófono, una cámara o una pluma.

La contraprestación económica (el chayote) la tienen por encima de la ética profesional, es así como algunos seudoperiodistas han hecho inexplicables fortunas, se prestan a intereses políticos. La población a nivel nacional ya los tiene plenamente identificados.

Entidades federativas tan importantes como: Sinaloa, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Durango, Chihuahua, Sonora, Baja California, Zacatecas, Nayarit, Colima o Oaxaca, cuentan con algunas pequeñas poblaciones que se han dedicado al cultivo de diversos estupefacientes como la marihuana o amapola desde hace por lo menos 60 años. Estas actividades, sin duda delictivas, han sido la forma de vida de miles de personas de varias generaciones, como subcultura, por necesidad económica o incluso forzados tener esas funciones.

Sin embargo, no significa que toda la población que habita en estos municipios Y de las entidades federativas mencionadas entre otras, tengan una actividad fuera de la ley, Por el contrario la enorme mayoría son agricultores, ganaderos, profesionistas, maestros, jornaleros, personas que han tenido que lidiar con las ofensas Y discriminaciones que han hecho algunos sicarios de la información que son más violentos y agresivos con sus plumas o micrófonos que los que se alquilan para matar.

La estigmatización de municipios de las regiones donde ancestralmente ha existido el narcotráfico en México, ofende a la mayoría de la población porque ha ahuyentado a las inversiones, el desarrollo del turismo, la convivencia regional y por supuesto el origen digno y orgulloso de muchos de sus pobladores.

Pensar que Tepalcatepec, La Huacana, Aguililla, Técpan de Galeana, Acapulco, Coyuca de Catalán, Badiraguato, Allende, San Fernando, Reynosa, Matamoros, Fresnillo, Cajeme, Ciudad Obregón, Cajeme, Ciudad Juárez, Tijuana, Manzanillo, Tepic y diversos municipios de nuestro país solamente producen narcotraficantes y que no hay vida económica diversa a esta actividad, es ignorante, un acto de discriminación degradante y cuando menos injusto y falso.

Todos estos pueblos tienen una enorme actividad económica que aporta al desarrollo de nuestro país los porcentajes más altos tanto de producción agrícola, ganadera, industrial empresarial y turística; hay jóvenes talentosos, deportistas y profesionistas muy destacados, artistas reconocidos internacionalmente, gente buena y trabajadora que no merece encontrarse en ese catálogo de algunos columnistas sicarios de la información.

Los medios de comunicación deben convertirse en aliados para la pacificación de México, no en arietes que promuevan el miedo, el odio y la denostación.

El morbo, el sensacionalismo y la forma amarillista de exhibir actos violentos, debe de pasar a segundo término; se debe comenzar una labor donde se propicie la reconciliación y la fraternidad para evitar que las nuevas generaciones se acostumbren a los motes y el falso poder que otorgan los arquetipos ilícitos. Es mejor mostrar la virtud de los pueblos y publicitar su riqueza natural y cultural.

Los medios de comunicación tienen la enorme oportunidad histórica para construir una opinión pública responsable, inteligente, culta, y orgullosa de su tierra. No contribuir a la polarización y al desanimo.

Hay diversas formas de violencia conocidas por nuestra legislación: la violencia de género, económica, psicológica, física, entre otras, pero poco o nada se ha hablado acerca de la violencia mediática. Las redes sociales son fuente informativa, a la violencia ahí se les conoce como cyberbullyng o acoso cibernético.

Toda forma de violencia causa agravio en la sociedad mexicana, tenemos la obligación de erradicar a los generadores de violencia mediática, ignorándolos, pero también identificándoles como propiciadores de la impunidad y cobardía que ocultan detrás de un micrófono, una cámara o una pluma.

La contraprestación económica (el chayote) la tienen por encima de la ética profesional, es así como algunos seudoperiodistas han hecho inexplicables fortunas, se prestan a intereses políticos. La población a nivel nacional ya los tiene plenamente identificados.

Entidades federativas tan importantes como: Sinaloa, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Durango, Chihuahua, Sonora, Baja California, Zacatecas, Nayarit, Colima o Oaxaca, cuentan con algunas pequeñas poblaciones que se han dedicado al cultivo de diversos estupefacientes como la marihuana o amapola desde hace por lo menos 60 años. Estas actividades, sin duda delictivas, han sido la forma de vida de miles de personas de varias generaciones, como subcultura, por necesidad económica o incluso forzados tener esas funciones.

Sin embargo, no significa que toda la población que habita en estos municipios Y de las entidades federativas mencionadas entre otras, tengan una actividad fuera de la ley, Por el contrario la enorme mayoría son agricultores, ganaderos, profesionistas, maestros, jornaleros, personas que han tenido que lidiar con las ofensas Y discriminaciones que han hecho algunos sicarios de la información que son más violentos y agresivos con sus plumas o micrófonos que los que se alquilan para matar.

La estigmatización de municipios de las regiones donde ancestralmente ha existido el narcotráfico en México, ofende a la mayoría de la población porque ha ahuyentado a las inversiones, el desarrollo del turismo, la convivencia regional y por supuesto el origen digno y orgulloso de muchos de sus pobladores.

Pensar que Tepalcatepec, La Huacana, Aguililla, Técpan de Galeana, Acapulco, Coyuca de Catalán, Badiraguato, Allende, San Fernando, Reynosa, Matamoros, Fresnillo, Cajeme, Ciudad Obregón, Cajeme, Ciudad Juárez, Tijuana, Manzanillo, Tepic y diversos municipios de nuestro país solamente producen narcotraficantes y que no hay vida económica diversa a esta actividad, es ignorante, un acto de discriminación degradante y cuando menos injusto y falso.

Todos estos pueblos tienen una enorme actividad económica que aporta al desarrollo de nuestro país los porcentajes más altos tanto de producción agrícola, ganadera, industrial empresarial y turística; hay jóvenes talentosos, deportistas y profesionistas muy destacados, artistas reconocidos internacionalmente, gente buena y trabajadora que no merece encontrarse en ese catálogo de algunos columnistas sicarios de la información.

Los medios de comunicación deben convertirse en aliados para la pacificación de México, no en arietes que promuevan el miedo, el odio y la denostación.

El morbo, el sensacionalismo y la forma amarillista de exhibir actos violentos, debe de pasar a segundo término; se debe comenzar una labor donde se propicie la reconciliación y la fraternidad para evitar que las nuevas generaciones se acostumbren a los motes y el falso poder que otorgan los arquetipos ilícitos. Es mejor mostrar la virtud de los pueblos y publicitar su riqueza natural y cultural.

Los medios de comunicación tienen la enorme oportunidad histórica para construir una opinión pública responsable, inteligente, culta, y orgullosa de su tierra. No contribuir a la polarización y al desanimo.