/ miércoles 9 de septiembre de 2020

Idea musical | New Order, música con cicatrices

El martes por la mañana se lanzó al mundo el nuevo sencillo de New Order llamado Be A rebel. Marcada por la supervivencia, New Order son de esas bandas cuyas cicatrices los convierten en exploradores siempre de nuevos terrenos que se aprecian en sus distintos momentos musicales. Iniciando su aventura musical en Joy Division, Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris sobreviven al trágico momento en el que Ian Curtis, vocalista de la banda, se suicida un día antes de su viaje a Estados Unidos, para lo que sería su primera gira en Norteamérica, la de consolidación del trabajo que habían realizado desde 1979 y que incluía el lanzamiento de un nuevo album, Closer, que completaba la estrategia de expansión comercial de la banda. Siempre iluminados con tonos mate y claroscuros de corte existencialista, Joy Division era la personalidad de Ian Curtis en sus letras, en sus presentaciones en vivo llenas de energetizantes y delirantes momentos sin control sobre los impulsos que literalmente se desbordaban de la razón.

Y es que Curtis era un hombre enfermo de epilepsia, condición que provocaba una constante depresión al saberse sin control voluntario de su cuerpo, y por momentos de su mente, que perdía concentración… y seguramente el espíritu, que perdía inspiración.

Un día antes del momento de su gran oportunidad de internacionalización que llegaba como consecuencia del impacto que habían logrado con su música en un momento de cambio en donde el punk debatía con el rock’n roll convencional y coqueteaba en las mentes de los productores experimentales con la fusion de la electrónica desarrollada en el laboratorio de la música para bailar, Joy Divison había logrado un cocktail expansivo que reflejaba la crudeza del punk llevada a un escenario en donde la tecnología dejaba clara la intención del sonido rudo, descarnado, arrebatador que acompañaba canciones de desolación, frustración, temor cotidiano a la rutina del promedio. La imagen de Curtis colgado de la lámpara de la cocina de su casa vestido con la gabardina que definía su personalidad esponjosa, cierra el capítulo de Joy Divison cuando publican, un mes después de su suicidio, Love Will Tear Us Apart.

Los tres cuartos sobrevivientes, en las consideraciones confusas del momento, confiados en lo que habían alcanzado, y procurando en lo más posible respetar la memoria de Curtis, deciden continuar su construcción musical modificando la arquitectura, seguramente más que como un ejercicio de separación acústica a la memoria de Curtis, como una única alternativa al ya no contar con la visión apocalíptica de su cantante/emblema, y privilegian la ruta electrónica por sobre la estructura básica del bajo, la batería y la guitarra. Incorporan a Gillian Gilbert, tecladista que los había apoyado ya en algunas presentaciones en vivo, y con un nuevo cuatro cuartos se definen como un New Order de las cosas.

Con un inicio tímido en la new wave de inicio de los 80, el álbum Movement, indeciso, deja ver el sentido de respeto de la banda a su pasado reciente, sin embargo, su recibimiento, apreciando el público el comportamiento siempre respetuoso a la memoria de Joy Division, y empatizando con el esfuerzo de seguir adelante, fortalece la confianza y convicción de adentrarse al terreno de su fantasía digital y en tres álbums dejan clara la nueva historia de New Order: Power, Corruption and Lies, Low-Life y Brotherhood.

Maestros de la adaptación, en 2007 sin embargo, se encuentran con la impredictibilidad de la neurosis de un negocio tan caótico como el de la música y el desencuentro de los supervivientes es explosivo. Peter Hook, indispensable contrapeso a la armonía pastel de Bernard Sumner sale de la banda y el sonido que recibimos en Music complete de 2015 -último álbum hasta el día de hoy- deja clara la importancia de Hook, ácido necesario para la alcalina persecución dance de Sumner, Gilbert y Morris.

De Music complete a hoy, Be a rebel, lo único que queda claro es que la esencia New Order necesitaba ese contrapeso punky de Hook. Aunque sobrevive la esencia… con un poco menos de condimento. En esta era de etiquetas que asustan con la nicotina, el azúcar, el tabaco, la grasa y el alcohol, a lo mejor tienen razón. Ya veremos.

El martes por la mañana se lanzó al mundo el nuevo sencillo de New Order llamado Be A rebel. Marcada por la supervivencia, New Order son de esas bandas cuyas cicatrices los convierten en exploradores siempre de nuevos terrenos que se aprecian en sus distintos momentos musicales. Iniciando su aventura musical en Joy Division, Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris sobreviven al trágico momento en el que Ian Curtis, vocalista de la banda, se suicida un día antes de su viaje a Estados Unidos, para lo que sería su primera gira en Norteamérica, la de consolidación del trabajo que habían realizado desde 1979 y que incluía el lanzamiento de un nuevo album, Closer, que completaba la estrategia de expansión comercial de la banda. Siempre iluminados con tonos mate y claroscuros de corte existencialista, Joy Division era la personalidad de Ian Curtis en sus letras, en sus presentaciones en vivo llenas de energetizantes y delirantes momentos sin control sobre los impulsos que literalmente se desbordaban de la razón.

Y es que Curtis era un hombre enfermo de epilepsia, condición que provocaba una constante depresión al saberse sin control voluntario de su cuerpo, y por momentos de su mente, que perdía concentración… y seguramente el espíritu, que perdía inspiración.

Un día antes del momento de su gran oportunidad de internacionalización que llegaba como consecuencia del impacto que habían logrado con su música en un momento de cambio en donde el punk debatía con el rock’n roll convencional y coqueteaba en las mentes de los productores experimentales con la fusion de la electrónica desarrollada en el laboratorio de la música para bailar, Joy Divison había logrado un cocktail expansivo que reflejaba la crudeza del punk llevada a un escenario en donde la tecnología dejaba clara la intención del sonido rudo, descarnado, arrebatador que acompañaba canciones de desolación, frustración, temor cotidiano a la rutina del promedio. La imagen de Curtis colgado de la lámpara de la cocina de su casa vestido con la gabardina que definía su personalidad esponjosa, cierra el capítulo de Joy Divison cuando publican, un mes después de su suicidio, Love Will Tear Us Apart.

Los tres cuartos sobrevivientes, en las consideraciones confusas del momento, confiados en lo que habían alcanzado, y procurando en lo más posible respetar la memoria de Curtis, deciden continuar su construcción musical modificando la arquitectura, seguramente más que como un ejercicio de separación acústica a la memoria de Curtis, como una única alternativa al ya no contar con la visión apocalíptica de su cantante/emblema, y privilegian la ruta electrónica por sobre la estructura básica del bajo, la batería y la guitarra. Incorporan a Gillian Gilbert, tecladista que los había apoyado ya en algunas presentaciones en vivo, y con un nuevo cuatro cuartos se definen como un New Order de las cosas.

Con un inicio tímido en la new wave de inicio de los 80, el álbum Movement, indeciso, deja ver el sentido de respeto de la banda a su pasado reciente, sin embargo, su recibimiento, apreciando el público el comportamiento siempre respetuoso a la memoria de Joy Division, y empatizando con el esfuerzo de seguir adelante, fortalece la confianza y convicción de adentrarse al terreno de su fantasía digital y en tres álbums dejan clara la nueva historia de New Order: Power, Corruption and Lies, Low-Life y Brotherhood.

Maestros de la adaptación, en 2007 sin embargo, se encuentran con la impredictibilidad de la neurosis de un negocio tan caótico como el de la música y el desencuentro de los supervivientes es explosivo. Peter Hook, indispensable contrapeso a la armonía pastel de Bernard Sumner sale de la banda y el sonido que recibimos en Music complete de 2015 -último álbum hasta el día de hoy- deja clara la importancia de Hook, ácido necesario para la alcalina persecución dance de Sumner, Gilbert y Morris.

De Music complete a hoy, Be a rebel, lo único que queda claro es que la esencia New Order necesitaba ese contrapeso punky de Hook. Aunque sobrevive la esencia… con un poco menos de condimento. En esta era de etiquetas que asustan con la nicotina, el azúcar, el tabaco, la grasa y el alcohol, a lo mejor tienen razón. Ya veremos.

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