/ domingo 2 de agosto de 2020

La epidemia en la agenda se seguridad internacional

De las dimensiones de la Seguridad, ésta es la más influyente en los contextos regional y nacionales. A pesar de ser una obviedad, la afirmación requiere de evidencias, de acontecimientos, para entonces saber de qué se habla y de cómo se pueden procesar variables y tensiones, que en un momento dado, se convierten en antagonismos al Estado en cuestión.

La integración de la agenda de Seguridad Internacional, no es un documento, con criterios jerárquicos respecto de los antagonismos que pueden alterar la vida cotidiana de países o regiones geopolíticas. Se tratan de asuntos, que por sus efectos, sobrepasan las capacidades de cualquier gobierno y son capaces de propiciar crisis políticas, económicas y sociales, tal como ahora vivimos en distintas partes del planeta. De allí, que mientras para unos gobiernos el terrorismo es una absoluta prioridad, para otros no; el crimen organizado transnacional, el cambio climático, las migraciones forzadas, las catástrofes naturales, son algunos de los antagonismos que tienen distintas prioridades, pero que a final de cuentas, integran la agenda de Seguridad Internacional.

Sin embargo, los efectos de la epidemia, que apenas han comenzado, empiezan a revelar ineptitudes, rivalidades burocráticas internas, improvisaciones, negligencias, corrupciones, esto por lo que hace a estructuras de gobierno en varios países. En cuanto a las sociedades, la incredulidad a la existencia del virus, la falta de conciencia cívica para evitar los contagios, el desapego a la solidaridad con los miembros de los servicios médicos, representan algunos de los obstáculos infranqueables que pudieron haber ayudado, y mucho, en al menos contener la expansión de la epidemia.

Hoy como vemos, ya es tarde. En cuatro estados de Estados Unidos, la epidemia ha sido declarada fuera de control. En España, se ha decretado en varias autonomías –equivalente a los Estados de la República para nosotros, el uso obligatorio del cubrebocas. En el Reino Unido, ya se valoran medidas para regresar al confinamiento. Lo mismo en Francia y Canadá. En Latinoamérica, la región a nivel mundial más afectada por la epidemia, la respuesta ha sido disímbola y sin un ápice de colaboración, cooperación o intercambio de experiencia. Ha salido a flote el proverbial aislacionismo de nuestros países.

La realidad es incontrovertible: los antagonismos internacionales, requieren de respuestas y medidas, también internacionales. Los desmentidos y ruptura de la Casa Blanca con la Organización Mundial de la Salud, son un muy visible ejemplo de que aunque sea Estados Unidos, por sí solo, es imposible que haga frente con éxito a la epidemia. Ese país es el que más muertos contabiliza al día de hoy y sin embargo, la polarización que ejerce el Presidente, que incluso sugiriendo la posposición de la fecha de la fecha de las elecciones de noviembre, ha merecido la negativa de la élite del Partido Republicano. La epidemia como variable político electoral. Quién lo dijera.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

De las dimensiones de la Seguridad, ésta es la más influyente en los contextos regional y nacionales. A pesar de ser una obviedad, la afirmación requiere de evidencias, de acontecimientos, para entonces saber de qué se habla y de cómo se pueden procesar variables y tensiones, que en un momento dado, se convierten en antagonismos al Estado en cuestión.

La integración de la agenda de Seguridad Internacional, no es un documento, con criterios jerárquicos respecto de los antagonismos que pueden alterar la vida cotidiana de países o regiones geopolíticas. Se tratan de asuntos, que por sus efectos, sobrepasan las capacidades de cualquier gobierno y son capaces de propiciar crisis políticas, económicas y sociales, tal como ahora vivimos en distintas partes del planeta. De allí, que mientras para unos gobiernos el terrorismo es una absoluta prioridad, para otros no; el crimen organizado transnacional, el cambio climático, las migraciones forzadas, las catástrofes naturales, son algunos de los antagonismos que tienen distintas prioridades, pero que a final de cuentas, integran la agenda de Seguridad Internacional.

Sin embargo, los efectos de la epidemia, que apenas han comenzado, empiezan a revelar ineptitudes, rivalidades burocráticas internas, improvisaciones, negligencias, corrupciones, esto por lo que hace a estructuras de gobierno en varios países. En cuanto a las sociedades, la incredulidad a la existencia del virus, la falta de conciencia cívica para evitar los contagios, el desapego a la solidaridad con los miembros de los servicios médicos, representan algunos de los obstáculos infranqueables que pudieron haber ayudado, y mucho, en al menos contener la expansión de la epidemia.

Hoy como vemos, ya es tarde. En cuatro estados de Estados Unidos, la epidemia ha sido declarada fuera de control. En España, se ha decretado en varias autonomías –equivalente a los Estados de la República para nosotros, el uso obligatorio del cubrebocas. En el Reino Unido, ya se valoran medidas para regresar al confinamiento. Lo mismo en Francia y Canadá. En Latinoamérica, la región a nivel mundial más afectada por la epidemia, la respuesta ha sido disímbola y sin un ápice de colaboración, cooperación o intercambio de experiencia. Ha salido a flote el proverbial aislacionismo de nuestros países.

La realidad es incontrovertible: los antagonismos internacionales, requieren de respuestas y medidas, también internacionales. Los desmentidos y ruptura de la Casa Blanca con la Organización Mundial de la Salud, son un muy visible ejemplo de que aunque sea Estados Unidos, por sí solo, es imposible que haga frente con éxito a la epidemia. Ese país es el que más muertos contabiliza al día de hoy y sin embargo, la polarización que ejerce el Presidente, que incluso sugiriendo la posposición de la fecha de la fecha de las elecciones de noviembre, ha merecido la negativa de la élite del Partido Republicano. La epidemia como variable político electoral. Quién lo dijera.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso