/ miércoles 14 de febrero de 2024

Mi mamá y el sexo | Amor Romántico vs Flowers de Miley

¿Sexo o flores en 14 de febrero? Mi respuesta: Depende.

Primero, un poco de historia. La fecha 14 de febrero podría estar vinculada a que, justo ese día, los romanos veneraban a Juno, diosa del matrimonio, la fertilidad y la familia. Es aquí donde está la liga con las relaciones erótico afectivas.

Segundo. La referencia erótica de esta efeméride también está vinculada a San Valentin, un sacerdote que durante el imperio romano oficiaba matrimonios religiosos entre jóvenes enamorados, pero de manera ilegal, pues en ese tiempo el catolicismo estaba prohibido.

Pero el amor no es solo sexo y el sexo tampoco es solo para procrear. Si en el Día de San Valentín, lo que usted quiere es celebrar el amor, puede ser el amor por sí mismo, y ya sea que decida regalarse autoerotismo o flores, será muy válido.

Anotado esto, una de las grandes triunfadoras de los Grammys, Miley Cyrus lo explica magistralmente en su canción Flowers que es una verdadera oda a la desmitificación del amor romántico que, por cierto, puede generar codependencias tóxicas en las relaciones de pareja.

El pegajoso estribillo de Cyrus, en su traducción al español, sentencia grandes verdades: “Yo misma puedo comprarme flores. Yo misma puedo escribir mi nombre en la arena. Yo misma puedo hablar conmigo misma durante horas y decirme cosas que tú no entiendes. Yo puedo salir a bailar sola y hasta puedo tomar mi propia mano”.

Y remata con una frase que todos deberíamos repetirnos frente al espejo: “Nadie puede amarme más que yo misma”.

Así que nosotros mismos, nosotras mismas, podemos ser nuestro propio “Valentine” — o nuestro más grande enamorado— y regalarnos flores.

¿Sexo o flores?

La sexualidad se construye sobre cuatro pilares: los vínculos afectivos, la reproductividad, el erotismo y la identidad de género. En ese sentido, el amor y la amistad son aquellas emociones que nos vinculan con aquellos a quienes sentimos entre nuestros afectos más cercanos.

Tocando un poco los terrenos filosóficos a los que se refiere el autor argentino Darío Sztajnszrajber, en su libro “El amor es imposible”, resulta interesante entender el amor como la relación con la otredad y, en ese sentido, el amor siempre sería conflicto con el otro.

Es decir, solo tenemos control sobre nosotros mismos y no sobre “los otros”, aunque esos otros sean nuestros seres más queridos. No podemos dominar al otro en nombre del amor o porque “lo amamos”. Eso no sería el amor en sí mismo.

Sztajnszrajber explica también que él está en desacuerdo con las atribuciones narcóticas y de consumo que se atribuyen al amor para lograr la paz y la felicidad. Totalmente de acuerdo.

El amor no es la felicidad, pero tampoco podemos negar que las sensaciones placenteras vinculadas con el enamoramiento (que no el amor) son los efectos de las drogas más poderosas que se producen en nuestro cerebro: endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina.

Es precisamente la oxitocina la que nos confunde entre el apego de una relación afectiva y una relación sexo-afectiva, pues las neurociencias han comprobado que el clímax del coito nos regalara un torrente de hormonas relacionadas con la felicidad, como la adrenalina y las endorfinas, además de grandes cantidades de oxitocina.

Mejor flowers como Miley

Pensemos en el amor como un sentimiento, mejor aún, como una emoción, y recordemos que los educadores sexuales justo nos ocupamos de enseñar que la gestión saludable de nuestras emociones es lo que nos lleva a construir relaciones sanas.

Es por esto que el amor nada tendría que ver con el erotismo en sí mismo y mucho menos con la genitalidad. Ahora bien, el que el erotismo esté relacionado con el placer tampoco tendría que confundirse con el que podamos experimentar emociones placenteras y displacenteras.

En todo caso, el amor siempre tendría que ser una emoción placentera. Es decir, experimentar miedo, tristeza o ansiedad están lejos de ser placenteros, pero son emociones que cumplen funciones fundamentales relacionadas con la introspección y la sobrevivencia.

En el caso del amor, tendríamos que marcar como obsoletas frases como “el amor duele” para poder desmontar relaciones tóxicas construidas sobre un falso supuesto. El amor no debe de doler. Si alguien dice amarte y te lastima, incluso a propósito, entonces no estamos hablando de amor.

Aunque te regalen flores, chocolates y cenas románticas, si es una relación como la que vivió Miley Cyrus con su ex marido Liam Hemsworth, con una historia de infidelidades y adicciones, entonces mejor hagamos a un lado la efeméride comercial.

Hagamos que —en el caso de nuestra relación con nosotrxs mismos y con nuestros vínculos afectivos más queridos— todos los días sean de amor. Quizá para diluir lo empalagoso que ha resultado el 14 de febrero, la organización Love Foundation estableció el 1 de mayo como la fecha para celebrar el Día Mundial del Amor con una consigna: “el amor comienza en mí”.

Algo más. Resulta que en la mayoría de los países, el Día de la Amistad se celebra en julio, el día 30 para quienes siguen las efemérides de la ONU. Solo en México, al 14 de febrero, además del amor, le agregamos la responsabilidad de la amistad.


*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.

delia angélica ortiz | LinkedIn

Deliareportera | Facebook

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¿Sexo o flores en 14 de febrero? Mi respuesta: Depende.

Primero, un poco de historia. La fecha 14 de febrero podría estar vinculada a que, justo ese día, los romanos veneraban a Juno, diosa del matrimonio, la fertilidad y la familia. Es aquí donde está la liga con las relaciones erótico afectivas.

Segundo. La referencia erótica de esta efeméride también está vinculada a San Valentin, un sacerdote que durante el imperio romano oficiaba matrimonios religiosos entre jóvenes enamorados, pero de manera ilegal, pues en ese tiempo el catolicismo estaba prohibido.

Pero el amor no es solo sexo y el sexo tampoco es solo para procrear. Si en el Día de San Valentín, lo que usted quiere es celebrar el amor, puede ser el amor por sí mismo, y ya sea que decida regalarse autoerotismo o flores, será muy válido.

Anotado esto, una de las grandes triunfadoras de los Grammys, Miley Cyrus lo explica magistralmente en su canción Flowers que es una verdadera oda a la desmitificación del amor romántico que, por cierto, puede generar codependencias tóxicas en las relaciones de pareja.

El pegajoso estribillo de Cyrus, en su traducción al español, sentencia grandes verdades: “Yo misma puedo comprarme flores. Yo misma puedo escribir mi nombre en la arena. Yo misma puedo hablar conmigo misma durante horas y decirme cosas que tú no entiendes. Yo puedo salir a bailar sola y hasta puedo tomar mi propia mano”.

Y remata con una frase que todos deberíamos repetirnos frente al espejo: “Nadie puede amarme más que yo misma”.

Así que nosotros mismos, nosotras mismas, podemos ser nuestro propio “Valentine” — o nuestro más grande enamorado— y regalarnos flores.

¿Sexo o flores?

La sexualidad se construye sobre cuatro pilares: los vínculos afectivos, la reproductividad, el erotismo y la identidad de género. En ese sentido, el amor y la amistad son aquellas emociones que nos vinculan con aquellos a quienes sentimos entre nuestros afectos más cercanos.

Tocando un poco los terrenos filosóficos a los que se refiere el autor argentino Darío Sztajnszrajber, en su libro “El amor es imposible”, resulta interesante entender el amor como la relación con la otredad y, en ese sentido, el amor siempre sería conflicto con el otro.

Es decir, solo tenemos control sobre nosotros mismos y no sobre “los otros”, aunque esos otros sean nuestros seres más queridos. No podemos dominar al otro en nombre del amor o porque “lo amamos”. Eso no sería el amor en sí mismo.

Sztajnszrajber explica también que él está en desacuerdo con las atribuciones narcóticas y de consumo que se atribuyen al amor para lograr la paz y la felicidad. Totalmente de acuerdo.

El amor no es la felicidad, pero tampoco podemos negar que las sensaciones placenteras vinculadas con el enamoramiento (que no el amor) son los efectos de las drogas más poderosas que se producen en nuestro cerebro: endorfinas, serotonina, dopamina y oxitocina.

Es precisamente la oxitocina la que nos confunde entre el apego de una relación afectiva y una relación sexo-afectiva, pues las neurociencias han comprobado que el clímax del coito nos regalara un torrente de hormonas relacionadas con la felicidad, como la adrenalina y las endorfinas, además de grandes cantidades de oxitocina.

Mejor flowers como Miley

Pensemos en el amor como un sentimiento, mejor aún, como una emoción, y recordemos que los educadores sexuales justo nos ocupamos de enseñar que la gestión saludable de nuestras emociones es lo que nos lleva a construir relaciones sanas.

Es por esto que el amor nada tendría que ver con el erotismo en sí mismo y mucho menos con la genitalidad. Ahora bien, el que el erotismo esté relacionado con el placer tampoco tendría que confundirse con el que podamos experimentar emociones placenteras y displacenteras.

En todo caso, el amor siempre tendría que ser una emoción placentera. Es decir, experimentar miedo, tristeza o ansiedad están lejos de ser placenteros, pero son emociones que cumplen funciones fundamentales relacionadas con la introspección y la sobrevivencia.

En el caso del amor, tendríamos que marcar como obsoletas frases como “el amor duele” para poder desmontar relaciones tóxicas construidas sobre un falso supuesto. El amor no debe de doler. Si alguien dice amarte y te lastima, incluso a propósito, entonces no estamos hablando de amor.

Aunque te regalen flores, chocolates y cenas románticas, si es una relación como la que vivió Miley Cyrus con su ex marido Liam Hemsworth, con una historia de infidelidades y adicciones, entonces mejor hagamos a un lado la efeméride comercial.

Hagamos que —en el caso de nuestra relación con nosotrxs mismos y con nuestros vínculos afectivos más queridos— todos los días sean de amor. Quizá para diluir lo empalagoso que ha resultado el 14 de febrero, la organización Love Foundation estableció el 1 de mayo como la fecha para celebrar el Día Mundial del Amor con una consigna: “el amor comienza en mí”.

Algo más. Resulta que en la mayoría de los países, el Día de la Amistad se celebra en julio, el día 30 para quienes siguen las efemérides de la ONU. Solo en México, al 14 de febrero, además del amor, le agregamos la responsabilidad de la amistad.


*Delia Angélica Ortiz es periodista especializada en inclusión y diversidad.

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