/ sábado 18 de noviembre de 2017

Que dice mi mamá que… siempre no

Parecieron decir, los organizadores del Premio Internacional “Giuseppe Sciacca”, a Miguel Ángel Mancera y a Armando Ahued cuando sin un “agua va”, los des-invitaron al evento en que se suponía serán galardonados con una “Distinción especial del jurado, por actividades institucionales”, como padres del programa de salud social “Médico en tu casa” que exitosamente se desarrolla desde hace un par de años en la Ciudad de México.

Los dejaron vestidos y alborotados, pues aparte de que el otorgamiento ya se había presumido ampliamente, el doctor Ahued se encontraba en Italia, una semana antes se había entrevistado con el papa Francisco para agradecerle por la Ciudad de México y su gobierno, la solidaridad mostrada durante los sismos de septiembre, y a menos que él diga lo contrario, oficialmente no les cancelaron la invitación ni recibieron explicación del por qué ya no serían condecorados, lo que dio pauta a algunas versiones.

Por cierto, tanto la fundación como el premio, deben su existencia a la memoria de un joven estudiante italiano católico, al parecer un dechado de virtudes y modelo a seguir, quien murió en 1986 al no abrir su paracaídas.

No obstante que en el último momento lo “bajaran del tren”, debemos reconocer las muchas bondades de su programa y el que los tres últimos gobiernos de la ciudad, hayan tenido la fortuna de contar entre sus servidores públicos de nivel superior a Armando Ahued, que destaca por su inteligencia, ética, discreción y capacidad de convocatoria, cualidades muy pero muy escasas en la administración pública y que sin duda comparte con el magistrado federal Jorge Ojeda Velázquez quien recién ascendió como miembro de número, en la Academia Mexicana de Ciencias Penales, cuya ceremonia engalanó con la brillantez de su discurso (evento al que tuve el honor de asistir).

Por el programa se crearon brigadas de salud con: médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, sicólogos, odontólogos y otros, que recorren casa por casa ofreciendo atención médica a nuestra enorme población vulnerable, detectando las enfermedades crónicas que acompañan fielmente a la pobreza extrema, aplicando estudios de laboratorio y entregando los medicamentos adecuados. También les proporcionan orientación a las familias sobre el cuidado a sus enfermos, trámites legales y administrativos relacionados con la salud, sin duda un ejemplo para los otros gobiernos que lo están replicando.

El ejército de voluntarios que integran las brigadas de salud, en su gran mayoría son estudiantes de nuestras escuelas, que participan en la superación de los problemas sociales, orientados por servidores públicos responsables y por profesionistas con experiencia, igualmente voluntarios. De tal combinación de esfuerzos está resultando una acción de gobierno, cuyo impacto se aprecia de inmediato, digna del elogio de propios y extraños. Hasta de la fundación que instituyó el premio, aunque después se haya “rajado” de fea forma.

Al momento desconozco la existencia de alguna aclaración oficial sobre la grosería al gobierno de la Ciudad de México, pero se rumora que cuando los organizadores se enteraron que en la CdMx está legalizada la interrupción del embarazo (aborto), sin dudarlo rectificaron por su “conciencia” católica extremadamente conservadora, lo bueno es que la trascendencia del programa nunca dependió de su reconocimiento, así que:

Con su pan… se lo coman

 

napoleonef@hotmail.com

Parecieron decir, los organizadores del Premio Internacional “Giuseppe Sciacca”, a Miguel Ángel Mancera y a Armando Ahued cuando sin un “agua va”, los des-invitaron al evento en que se suponía serán galardonados con una “Distinción especial del jurado, por actividades institucionales”, como padres del programa de salud social “Médico en tu casa” que exitosamente se desarrolla desde hace un par de años en la Ciudad de México.

Los dejaron vestidos y alborotados, pues aparte de que el otorgamiento ya se había presumido ampliamente, el doctor Ahued se encontraba en Italia, una semana antes se había entrevistado con el papa Francisco para agradecerle por la Ciudad de México y su gobierno, la solidaridad mostrada durante los sismos de septiembre, y a menos que él diga lo contrario, oficialmente no les cancelaron la invitación ni recibieron explicación del por qué ya no serían condecorados, lo que dio pauta a algunas versiones.

Por cierto, tanto la fundación como el premio, deben su existencia a la memoria de un joven estudiante italiano católico, al parecer un dechado de virtudes y modelo a seguir, quien murió en 1986 al no abrir su paracaídas.

No obstante que en el último momento lo “bajaran del tren”, debemos reconocer las muchas bondades de su programa y el que los tres últimos gobiernos de la ciudad, hayan tenido la fortuna de contar entre sus servidores públicos de nivel superior a Armando Ahued, que destaca por su inteligencia, ética, discreción y capacidad de convocatoria, cualidades muy pero muy escasas en la administración pública y que sin duda comparte con el magistrado federal Jorge Ojeda Velázquez quien recién ascendió como miembro de número, en la Academia Mexicana de Ciencias Penales, cuya ceremonia engalanó con la brillantez de su discurso (evento al que tuve el honor de asistir).

Por el programa se crearon brigadas de salud con: médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, sicólogos, odontólogos y otros, que recorren casa por casa ofreciendo atención médica a nuestra enorme población vulnerable, detectando las enfermedades crónicas que acompañan fielmente a la pobreza extrema, aplicando estudios de laboratorio y entregando los medicamentos adecuados. También les proporcionan orientación a las familias sobre el cuidado a sus enfermos, trámites legales y administrativos relacionados con la salud, sin duda un ejemplo para los otros gobiernos que lo están replicando.

El ejército de voluntarios que integran las brigadas de salud, en su gran mayoría son estudiantes de nuestras escuelas, que participan en la superación de los problemas sociales, orientados por servidores públicos responsables y por profesionistas con experiencia, igualmente voluntarios. De tal combinación de esfuerzos está resultando una acción de gobierno, cuyo impacto se aprecia de inmediato, digna del elogio de propios y extraños. Hasta de la fundación que instituyó el premio, aunque después se haya “rajado” de fea forma.

Al momento desconozco la existencia de alguna aclaración oficial sobre la grosería al gobierno de la Ciudad de México, pero se rumora que cuando los organizadores se enteraron que en la CdMx está legalizada la interrupción del embarazo (aborto), sin dudarlo rectificaron por su “conciencia” católica extremadamente conservadora, lo bueno es que la trascendencia del programa nunca dependió de su reconocimiento, así que:

Con su pan… se lo coman

 

napoleonef@hotmail.com

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