/ domingo 1 de julio de 2018

Quién gane y cómo gane

Por fin han concluido las campañas electorales. A pesar de su relativa brevedad, del 30 de marzo a la fecha, debido a la laxitud y ambigüedad en los criterios legales, llevamos al menos desde los primeros días de septiembre en una dinámica que en realidad poco ha contribuido al fortalecimiento de la democracia como técnica de acercamiento de ideas, clarificación de propuestas y sobre todo, planteamientos viables para atender los problemas más graves del país. En cambio, nos hemos enfrentado a una retahíla de descalificaciones, rumores, insidias, veleidades, violencia sin comparación así como cambios de última hora de partido de figuras representativas, sin el menor asomo de vergüenza.

Muchos dirán que ese tipo de ambiente es inherente a las democracias, cierto. Pero la cuestión radica en la consistencia institucional y capacidades cívicas en cada caso. Recordemos incluso, que estamos en una nueva etapa de la comunicación, en dónde lo que antes parecía ciencia ficción, hoy es una absoluta realidad: la capacidad para manipular desde las máquinas, la preferencias, fobias y miedos de los electores. Cambridge analytics, es algo más que un ejemplo. Fue un recursos empleado en el Brexit y en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 en los Estados Unidos.

Tan importante como el nombre del ganador de los comicios presidenciales, será la forma en que logre la victoria. Es decir, que mediante los recursos que permite la ley y sobre todo, las prácticas cívicas, será que partidos políticos y sus candidatos, junto con las autoridades electorales y por supuesto, los distintos ámbitos de gobierno, tienen un papel fundamental para el buen funcionamiento de nuestra democracia como procedimiento. Por otra parte, contamos con el muy polémico rol que han desempeñado las encuestas, que han pasado de ser en no pocos casos, instrumentos de análisis a ser recursos propagandísticos con claros fines de manipulación de la opinión de ciudadano. El nutrido grupo de firmas especializadas, unas más acreditadas que otras, tendrán una gran responsabilidad a partir del lunes 2 de julio, cuando se contrasten sus datos con los expresados por la ciudadanía en las156, 899 urnas que se instalarán en todo el país.

Vamos a un escenario de clara fragmentación/dispersión del voto y por tanto de la representación. Los resultados de las elecciones de las 8 gubernaturas y de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México será un claro ejemplo. Lo mismo puede decirse de los Congresos locales, presidencias municipales y también de la composición del Congreso de la Unión. Será imposible que las tres coaliciones se mantengan con un misma agenda legislativa.

El conteo rápido y el Programa de Resultados Preliminares, así como los datos que tengan cada uno de los representantes de partidos y candidatos en cada una de las casillas, será, sin exagerar, el punto culminante del proceso. También otro punto a considerar es contar con los recursos tecnológicos adecuados para evitar que la atención al partido mundialista de México-Brasil, desplace la atención respecto de quién y cómo ganó la histórica elección.

javierolivaposada@gmail.com

Por fin han concluido las campañas electorales. A pesar de su relativa brevedad, del 30 de marzo a la fecha, debido a la laxitud y ambigüedad en los criterios legales, llevamos al menos desde los primeros días de septiembre en una dinámica que en realidad poco ha contribuido al fortalecimiento de la democracia como técnica de acercamiento de ideas, clarificación de propuestas y sobre todo, planteamientos viables para atender los problemas más graves del país. En cambio, nos hemos enfrentado a una retahíla de descalificaciones, rumores, insidias, veleidades, violencia sin comparación así como cambios de última hora de partido de figuras representativas, sin el menor asomo de vergüenza.

Muchos dirán que ese tipo de ambiente es inherente a las democracias, cierto. Pero la cuestión radica en la consistencia institucional y capacidades cívicas en cada caso. Recordemos incluso, que estamos en una nueva etapa de la comunicación, en dónde lo que antes parecía ciencia ficción, hoy es una absoluta realidad: la capacidad para manipular desde las máquinas, la preferencias, fobias y miedos de los electores. Cambridge analytics, es algo más que un ejemplo. Fue un recursos empleado en el Brexit y en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016 en los Estados Unidos.

Tan importante como el nombre del ganador de los comicios presidenciales, será la forma en que logre la victoria. Es decir, que mediante los recursos que permite la ley y sobre todo, las prácticas cívicas, será que partidos políticos y sus candidatos, junto con las autoridades electorales y por supuesto, los distintos ámbitos de gobierno, tienen un papel fundamental para el buen funcionamiento de nuestra democracia como procedimiento. Por otra parte, contamos con el muy polémico rol que han desempeñado las encuestas, que han pasado de ser en no pocos casos, instrumentos de análisis a ser recursos propagandísticos con claros fines de manipulación de la opinión de ciudadano. El nutrido grupo de firmas especializadas, unas más acreditadas que otras, tendrán una gran responsabilidad a partir del lunes 2 de julio, cuando se contrasten sus datos con los expresados por la ciudadanía en las156, 899 urnas que se instalarán en todo el país.

Vamos a un escenario de clara fragmentación/dispersión del voto y por tanto de la representación. Los resultados de las elecciones de las 8 gubernaturas y de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México será un claro ejemplo. Lo mismo puede decirse de los Congresos locales, presidencias municipales y también de la composición del Congreso de la Unión. Será imposible que las tres coaliciones se mantengan con un misma agenda legislativa.

El conteo rápido y el Programa de Resultados Preliminares, así como los datos que tengan cada uno de los representantes de partidos y candidatos en cada una de las casillas, será, sin exagerar, el punto culminante del proceso. También otro punto a considerar es contar con los recursos tecnológicos adecuados para evitar que la atención al partido mundialista de México-Brasil, desplace la atención respecto de quién y cómo ganó la histórica elección.

javierolivaposada@gmail.com