/ miércoles 15 de agosto de 2018

Rediseño institucional con claridad

Desde luego, que las muy altas expectativas sobre lo que será el nuevo gobierno federal y de cómo lo hará, hay determinadas áreas que concentran la atención. Estas son, las medidas encaminadas a reajustar presupuestos y gastos, la generación de empleos, combate a la corrupción y desde luego, contener la pendiente de violencia en general que se vive en el país, incluyendo a la Ciudad de México.

La reingeniería institucional, jurídica y política que aplicará la siguiente administración, deben estar precedidas por una la claridad de los objetivos a alcanzar. Por ejemplo, la mudanza (improbable) de las Secretarías de Estado a distintas partes de la República ¿cuál es la finalidad específica? ¿qué ese cambio junto con el de miles de trabajadores y sus familias, detone la economía del lugar? Pero por otra parte, hay que analizar que ciudades están en condiciones de recibir una verdadera ola de migrantes con las consecuentes demandas de servicios públicos e infraestructura.

Otro tanto podemos señalar en cuanto a los objetivos en materia de Seguridad Pública. ¿Se tienen claras las diferencias y características de la Seguridad Interior, Seguridad Nacional y de Seguridad Pública? Pues en función de la respuesta, se le asignarán responsables, procedimientos, presupuestos, más aún, se crearán los vínculos transversales con las políticas de cultura y promoción del deporte. La precisión conceptual no es sólo un asunto de debate entre académicos. Se trata de confeccionar programas que alcancen metas específicas, posibles de cumplir.

En cuanto a la violencia criminal. ¿Se pretende acabar con el consumo de drogas? ¿Qué pasará con el motor principal del crimen, que es la obtención de grandes cantidades de dinero y su blanqueo? Hasta el momento se han escuchado muy diversos planteamientos de integrantes del equipo de transición administrativa. Pero la materia de la Seguridad, en sus distintas acepciones, es compleja, y cualquier propuesta de solución, no hay duda, pasa por el papel que desempeñan las Fuerzas Armadas.

Por lo señalado, no se trata sólo de la aplicación de novedosas medidas institucionales, como es la recreación de la Secretaría de Seguridad Pública. La cuestión es ¿para qué fines específicos será utilizada? De tal manera que esto pueda contribuir a hacer las cosas de manera efectiva, visibles y sobre todo, que la población comience a recuperar la paz y la certeza en la aplicación de la ley.

En el terreno de la operación y la táctica, lo que hemos leído y escuchado es sabido: contar con policías capacitadas, retirar a las Fuerzas Armadas de las labores de apoyo a la Seguridad Pública, abatir los índices de violencia y de delitos de alto impacto. La pregunta sencilla de plantear y difícil de responder es: ¿cómo se va a hacer? Esperemos que en los siguientes días, conozcamos con mayor detalle las propuestas. Hay suficiente tiempo.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Desde luego, que las muy altas expectativas sobre lo que será el nuevo gobierno federal y de cómo lo hará, hay determinadas áreas que concentran la atención. Estas son, las medidas encaminadas a reajustar presupuestos y gastos, la generación de empleos, combate a la corrupción y desde luego, contener la pendiente de violencia en general que se vive en el país, incluyendo a la Ciudad de México.

La reingeniería institucional, jurídica y política que aplicará la siguiente administración, deben estar precedidas por una la claridad de los objetivos a alcanzar. Por ejemplo, la mudanza (improbable) de las Secretarías de Estado a distintas partes de la República ¿cuál es la finalidad específica? ¿qué ese cambio junto con el de miles de trabajadores y sus familias, detone la economía del lugar? Pero por otra parte, hay que analizar que ciudades están en condiciones de recibir una verdadera ola de migrantes con las consecuentes demandas de servicios públicos e infraestructura.

Otro tanto podemos señalar en cuanto a los objetivos en materia de Seguridad Pública. ¿Se tienen claras las diferencias y características de la Seguridad Interior, Seguridad Nacional y de Seguridad Pública? Pues en función de la respuesta, se le asignarán responsables, procedimientos, presupuestos, más aún, se crearán los vínculos transversales con las políticas de cultura y promoción del deporte. La precisión conceptual no es sólo un asunto de debate entre académicos. Se trata de confeccionar programas que alcancen metas específicas, posibles de cumplir.

En cuanto a la violencia criminal. ¿Se pretende acabar con el consumo de drogas? ¿Qué pasará con el motor principal del crimen, que es la obtención de grandes cantidades de dinero y su blanqueo? Hasta el momento se han escuchado muy diversos planteamientos de integrantes del equipo de transición administrativa. Pero la materia de la Seguridad, en sus distintas acepciones, es compleja, y cualquier propuesta de solución, no hay duda, pasa por el papel que desempeñan las Fuerzas Armadas.

Por lo señalado, no se trata sólo de la aplicación de novedosas medidas institucionales, como es la recreación de la Secretaría de Seguridad Pública. La cuestión es ¿para qué fines específicos será utilizada? De tal manera que esto pueda contribuir a hacer las cosas de manera efectiva, visibles y sobre todo, que la población comience a recuperar la paz y la certeza en la aplicación de la ley.

En el terreno de la operación y la táctica, lo que hemos leído y escuchado es sabido: contar con policías capacitadas, retirar a las Fuerzas Armadas de las labores de apoyo a la Seguridad Pública, abatir los índices de violencia y de delitos de alto impacto. La pregunta sencilla de plantear y difícil de responder es: ¿cómo se va a hacer? Esperemos que en los siguientes días, conozcamos con mayor detalle las propuestas. Hay suficiente tiempo.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso