/ jueves 18 de abril de 2019

Republicanos, los verdaderos extremistas

Todas las principales políticas de Donald Trump han fracasado en lo sustantivo, lo político, o en los dos ámbitos. Su único logro legislativo, el recorte fiscal de 2017, sigue siendo impopular. Sus ataques al Obamacare sólo han mejorado la aprobación pública del programa. Su catastrofismo ha fortalecido la oposición mayoritaria al muro fronterizo que ha propuesto.

No obstante, aunque el Partido Republicano de hoy no puede legislar, dirige una poderosa maquinaria propagandística y ahora esa maquinaria está dedicada a la estrategia de hacer pasar a los demócratas por extremistas. Tal vez funcione, pero no debiera, porque los demócratas no son extremistas; los extremistas son los republicanos.

El ataque a los demócratas ha involucrado principalmente la satanización de dos legisladoras: las representantes Ilhan Omar y Alexandria Ocasio-Cortez (AOC). Omar es musulmana y los sospechosos de siempre se han unido para sacar de contexto una cita suya y afirmar, con toda falsedad, que ella simpatiza con los terroristas. AOC, quien dice ser una demócrata socialista —aunque en realidad es una socialdemócrata— ha sido objeto de una cobertura obsesiva por parte de la derecha. A lo largo de un periodo de seis semanas, Fox News y Fox Business mencionaron su nombre más de tres mil veces, invariablemente para decir que es ignorante, radical o ambas.

Los republicanos, por otra parte, son realmente extremistas. O pensemos en las posturas de Stephen Moore, a quien Trump está tratando de colocar en la Junta de la Reserva Federal.

Algo que tenemos que saber de Moore, además de su incapacidad para interpretar bien los hechos, es que, a diferencia de Herman Cain, el otro candidato de Trump a la Reserva Federal, es parte de la clase dirigente de la derecha. Sin embargo, de lo que nos venimos enterando hasta ahora es del grado del extremismo político de Moore. Muchas de sus declaraciones pasadas —como su afirmación de que “el capitalismo es mucho más importante que la democracia”— suenan como una caricatura liberal del conservadurismo. Pero no se trata de ninguna caricatura, Moore nos muestra lo que la derecha piensa en realidad.

También quiere privatizar la Seguridad Social, un programa que es en extremo popular, y además es la base de la seguridad del retiro para los trabajadores estadounidenses. Moore la convertiría en un plan 401(k), un plan de ahorro para el retiro de contribución definida perteneciente a la iniciativa privada. Así mismo, ha demostrado una absoluta hostilidad hacia Medicaid, que da cobertura a 65 millones de estadounidenses.

Por último, Moore ha propuesto, por anticipado, una purga a la institución a la que Trump quiere que se una, y ha hablado de despedir a “cientos” de economistas de la Reserva Federal “que no sirven para nada”.

Así que incluso si se seleccionan cuidadosamente demócratas de izquierda, un vistazo a sus posturas actuales demuestra que no son tan extremas. Al mismo tiempo, los pilares de la clase dirigente de la derecha tienen posturas que no coinciden para nada ni con la evidencia ni con la opinión pública. Los republicanos son los verdaderos extremistas.

Todas las principales políticas de Donald Trump han fracasado en lo sustantivo, lo político, o en los dos ámbitos. Su único logro legislativo, el recorte fiscal de 2017, sigue siendo impopular. Sus ataques al Obamacare sólo han mejorado la aprobación pública del programa. Su catastrofismo ha fortalecido la oposición mayoritaria al muro fronterizo que ha propuesto.

No obstante, aunque el Partido Republicano de hoy no puede legislar, dirige una poderosa maquinaria propagandística y ahora esa maquinaria está dedicada a la estrategia de hacer pasar a los demócratas por extremistas. Tal vez funcione, pero no debiera, porque los demócratas no son extremistas; los extremistas son los republicanos.

El ataque a los demócratas ha involucrado principalmente la satanización de dos legisladoras: las representantes Ilhan Omar y Alexandria Ocasio-Cortez (AOC). Omar es musulmana y los sospechosos de siempre se han unido para sacar de contexto una cita suya y afirmar, con toda falsedad, que ella simpatiza con los terroristas. AOC, quien dice ser una demócrata socialista —aunque en realidad es una socialdemócrata— ha sido objeto de una cobertura obsesiva por parte de la derecha. A lo largo de un periodo de seis semanas, Fox News y Fox Business mencionaron su nombre más de tres mil veces, invariablemente para decir que es ignorante, radical o ambas.

Los republicanos, por otra parte, son realmente extremistas. O pensemos en las posturas de Stephen Moore, a quien Trump está tratando de colocar en la Junta de la Reserva Federal.

Algo que tenemos que saber de Moore, además de su incapacidad para interpretar bien los hechos, es que, a diferencia de Herman Cain, el otro candidato de Trump a la Reserva Federal, es parte de la clase dirigente de la derecha. Sin embargo, de lo que nos venimos enterando hasta ahora es del grado del extremismo político de Moore. Muchas de sus declaraciones pasadas —como su afirmación de que “el capitalismo es mucho más importante que la democracia”— suenan como una caricatura liberal del conservadurismo. Pero no se trata de ninguna caricatura, Moore nos muestra lo que la derecha piensa en realidad.

También quiere privatizar la Seguridad Social, un programa que es en extremo popular, y además es la base de la seguridad del retiro para los trabajadores estadounidenses. Moore la convertiría en un plan 401(k), un plan de ahorro para el retiro de contribución definida perteneciente a la iniciativa privada. Así mismo, ha demostrado una absoluta hostilidad hacia Medicaid, que da cobertura a 65 millones de estadounidenses.

Por último, Moore ha propuesto, por anticipado, una purga a la institución a la que Trump quiere que se una, y ha hablado de despedir a “cientos” de economistas de la Reserva Federal “que no sirven para nada”.

Así que incluso si se seleccionan cuidadosamente demócratas de izquierda, un vistazo a sus posturas actuales demuestra que no son tan extremas. Al mismo tiempo, los pilares de la clase dirigente de la derecha tienen posturas que no coinciden para nada ni con la evidencia ni con la opinión pública. Los republicanos son los verdaderos extremistas.