/ lunes 4 de marzo de 2024

Transformación o regresión

Iniciamos el mes con ajetreo político. El pasado 1 de marzo comenzaron las campañas rumbo a la elección del 2 de junio. A nivel federal, las y los ciudadanos elegiremos los perfiles de quienes ocuparán 629 cargos, entre diputaciones, senadurías y la presidencia. Mientras en procesos locales, en nueve entidades del país se definirán 19,634 cargos.

Si analizamos en todo el país las condiciones sociales, laborales, de seguridad, así como de respeto y garantía de nuestros derechos, el contexto de este proceso democrático, es más complicado que hace seis años.

Esto es resultado de la gestión morenista a nivel federal, donde se impuso desde el inicio una sola visión: la del presidente López Obrador.

Su discurso y permanente lucha contra casos de supuesta corrupción, el sistema neoliberal, los conservadores y la clase fifí -como él mismo llama-, puso en riesgo nuestro sistema democrático.

Los constantes ataques al INE, la Suprema Corte y demás actores que no coinciden con su visión y proyecto de nación, dieron origen al ambiente de polarización.

“No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”, era la máxima a seguir en la 4T, sin embargo, se perdió la brújula al intentar ocultar emblemáticos casos de corrupción como SEGALMEX, o los sobres recibidos por el hermano del presidente.

En un país que vive su peor momento en materia de seguridad, donde se reportan miles de desapariciones, homicidios, persecución de periodistas, la candidata del partido oficialista, plantea continuar ese proyecto de nación.

Los cien puntos que señaló en su arranque de campaña, son copia fiel de las propuestas de hace 6 años: más trenes, Pemex, CFE, apoyos sociales, revocación de mandato, no reelección y austeridad.

En nombre de esa austeridad, cuando estuvo al frente de la capital, se limitaron acciones importantes y se acotaron órganos constitucionales que hacen contrapeso al gobierno.

Sentenciaron desde el zócalo capitalino: transformación o regresión. Esto obliga a recordar el pasado, ver nuestro presente y analizar nuestras opciones.

El partido oficialista y su candidata, prometen seguir el proyecto de nación de la 4T con su llamado “segundo piso”.

Con esa garantía, donde incluso ha replicado el discurso, es de esperar que se repitan acciones como: manejo discrecional y a modo de la información, la agenda oculta en su gestión o descalificaciones, pues hoy son una constante el gobierno de López Obrador.

Y esa lección ya nos pasó en la capital:

En el año 2000 en la capital, donde impuso un mecanismo voraz que cambiaría el rostro de la CDMX, el Bando Dos y su concepción de Desarrollo inmobiliario, que 18 años más tarde replicaría Sheinbaum con los intentos de Programa General de Ordenamiento Territorial.

Bien dicen: quien no conoce su historia, está obligado a repetirla…


Iniciamos el mes con ajetreo político. El pasado 1 de marzo comenzaron las campañas rumbo a la elección del 2 de junio. A nivel federal, las y los ciudadanos elegiremos los perfiles de quienes ocuparán 629 cargos, entre diputaciones, senadurías y la presidencia. Mientras en procesos locales, en nueve entidades del país se definirán 19,634 cargos.

Si analizamos en todo el país las condiciones sociales, laborales, de seguridad, así como de respeto y garantía de nuestros derechos, el contexto de este proceso democrático, es más complicado que hace seis años.

Esto es resultado de la gestión morenista a nivel federal, donde se impuso desde el inicio una sola visión: la del presidente López Obrador.

Su discurso y permanente lucha contra casos de supuesta corrupción, el sistema neoliberal, los conservadores y la clase fifí -como él mismo llama-, puso en riesgo nuestro sistema democrático.

Los constantes ataques al INE, la Suprema Corte y demás actores que no coinciden con su visión y proyecto de nación, dieron origen al ambiente de polarización.

“No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”, era la máxima a seguir en la 4T, sin embargo, se perdió la brújula al intentar ocultar emblemáticos casos de corrupción como SEGALMEX, o los sobres recibidos por el hermano del presidente.

En un país que vive su peor momento en materia de seguridad, donde se reportan miles de desapariciones, homicidios, persecución de periodistas, la candidata del partido oficialista, plantea continuar ese proyecto de nación.

Los cien puntos que señaló en su arranque de campaña, son copia fiel de las propuestas de hace 6 años: más trenes, Pemex, CFE, apoyos sociales, revocación de mandato, no reelección y austeridad.

En nombre de esa austeridad, cuando estuvo al frente de la capital, se limitaron acciones importantes y se acotaron órganos constitucionales que hacen contrapeso al gobierno.

Sentenciaron desde el zócalo capitalino: transformación o regresión. Esto obliga a recordar el pasado, ver nuestro presente y analizar nuestras opciones.

El partido oficialista y su candidata, prometen seguir el proyecto de nación de la 4T con su llamado “segundo piso”.

Con esa garantía, donde incluso ha replicado el discurso, es de esperar que se repitan acciones como: manejo discrecional y a modo de la información, la agenda oculta en su gestión o descalificaciones, pues hoy son una constante el gobierno de López Obrador.

Y esa lección ya nos pasó en la capital:

En el año 2000 en la capital, donde impuso un mecanismo voraz que cambiaría el rostro de la CDMX, el Bando Dos y su concepción de Desarrollo inmobiliario, que 18 años más tarde replicaría Sheinbaum con los intentos de Programa General de Ordenamiento Territorial.

Bien dicen: quien no conoce su historia, está obligado a repetirla…