Repartidores de comida ponen en riesgo su vida

De noviembre a la fecha se contabiliza un total de 29 personas fallecidas mientras laboraban

Sarahi Uribe | El Sol de México

  · jueves 20 de febrero de 2020

Trabajan sin contrato laboral, seguridad social; corren el riesgo de enfrentarse asaltos y acoso / Foto: Jaqueline Bautista

Ximena Callejas planeaba visitar a su mamá en Cancún y su mamá tuvo que venir a reconocerla a la SEMEFO, Karen iba de Neza a trabajar a Polanco y dejó una hija huérfana porque jamás regresó, la arrolló un tráiler mientras se trasladaba en bicicleta hacia su lugar de trabajo como parte de sus actividades diarias al ser repartidora de una de las aplicaciones de entrega a domicilio.

Karen y Ximena son sólo dos de los nombres que tiñen de rojo una lista que va de noviembre a la fecha que contabiliza un total de 29 personas fallecidas mientras laboraban como repartidores, ello de acuerdo con la Bitácora de Guerra que creó el colectivo #NiUnRepartidorMenos a raíz de la muerte de José Manuel Matías Flores, quien, con tan sólo 23 años y siendo su primer día en el trabajo en Uber Eats falleció tras ser embestido por un camión de basura de la Ciudad de México a la altura de Periférico y Eje 5.

Bajo este contexto aislado, los repartidores de comida y productos a domicilio para plataformas como Uber Eats, Rappi, Sin Delantal, Postmates y Cornershop exigen modalidades de regulación en su empleo, pues comentan que se trata de una de una actividad de riesgo que llevan a cabo sin un contrato laboral, seguridad social o médica, en la que se corre el riesgo de enfrentarse a accidentes viales, asaltos y acoso sexual.

Nada ni nadie los protege, salir cada día en bicicleta o motocicleta a entregar pedidos, se vuelve un riesgo, ni los clientes, ni las aplicaciones digitales, ni el gobierno extienden la mano, pues al ser considerados “socios” y no trabajadores, las plataformas digitales no tienen la obligación legal de proveer ningún tipo de seguridad social, aun cuando desempeñar su trabajo es riesgoso.

Bajo esta cortina de neblina, Saúl Gómez, coordinador de #NiUnRepartdorMenos dijo en entrevista a El Sol de México que ser distribuidor de insumos es un trabajo que requiere ser regulado y que debe mejorar sus condiciones ante las problemáticas a las que se enfrentan, “no queremos que se vayan las apps, sólo queremos sentirnos más seguros mientras hacemos nuestro trabajo”, refirió. Sin embargo, uno de los mayores retos que enfrenta la defensa colectiva de los derechos es el acceso a la información, pues actualmente no hay cifras oficiales que indiquen cuántas personas trabajan para las plataformas digitales como “socios repartidores”, hecho que pone el pie para afinar las estrategias, por lo que lograr identificar cuántas personas trabajan en este modelo de trabajo es un insumo fundamental para la construcción de políticas públicas y modificaciones legislativas que busquen garantizar el derecho al trabajo digno.

Por ello, la organización civil Nosotrxs, se unió a la causa de este sector e hizo un llamado al Sistema Nacional de Clasificación de Ocupaciones (SINCO) para resolver este problema, en el que el primer paso es, contar con información completa sobre la cantidad de personas que se encuentran en esta situación y cuáles son sus características. Además Nosotrxs, exige que se incluya la distinción de “trabajadores digitales”, para todos los que empleos que formen parte de una economía digital y que de esta manera exista un control y un registro de las personas para que así se pueda tener conocimiento sobre el esquema laboral de trabajadores, “se podrá incluir como categoría del SINCO en los empleos que así corresponda con el fin de exigir la seguridad social que estos trabajadores merecen”, externó la organización.

De la mano de Nosotrxs, Saúl y todos los integrantes de #NiUnRepertidorMenos como Stephanie y Samuel han entablado mesas de trabajo con la Secretaría de Movilidad, autoridades de la Ciudad México, así como con senadores y diputados pero hasta el momento no han llegado a ningún acuerdo, ya que argumenta Saúl, “no se ha podido crear un marco legal justo y que mejore nuestras condiciones de seguridad, así como con las aplicaciones para lograr estrategias que beneficien a ambas partes”.

En este caminar lleno de baches, socavones, tránsito y muchos topes, el colectivo ha lanzado una serie de acciones que visibilizan los retos que enfrentan, entro los que se encuentran: Bitácora de Guerra, que tiene que ver con el registro diario de accidentes de tránsito, agresiones viales y acoso; Rayado de Mochilas, que es el registro de repartidores que vincula sus mochilas con la identidad del repartidor para informar a familiares o personas cercanas en casos de accidente; también incluye la Bitácora de Acoso, registro de casos de acoso a repartidoras en la calle, en restaurantes o en los domicilios donde entregan y finalmente mapa de robos y fraudes en el que se mapean los puntos rojos de la ciudad donde los repartidores han sufrido asaltos, violencia o negativas de pago.

Con la frase “en tu pedido va mi vida”, Saúl, Stephanie y Samuel hacen un llamado a la empatía y a la protección mutua de todas las personas en la calle. “No somos un número más que recuerden, que como todo ser humano, tenemos derechos”, finalizan.