/ lunes 28 de diciembre de 2020

Alianzas políticas rumbo al 2021

Históricamente las alianzas partidarias, para postular candidatos, construir acuerdos parlamentarios o formar estructuras de gobierno, han logrado impulsar transformaciones importantes en nuestra democracia. En el terreno de la competencia electoral vemos con claridad como desde las elecciones federales de 1988 distintos partidos se aglutinaron en torno de Cuauhtémoc Cárdenas quien fue impulsado a la presidencia por PARM, PPS, PFCRN y PMS.

Más adelante, en las elecciones locales del 2010, la coalición PAN-PRD logró triunfos importantes frente al PRI. En esa ocasión lograron el apoyo mayoritario del electorado para ganar las gubernaturas de Puebla con Rafael Moreno Valle, Oaxaca con Gabino Cué y Sinaloa con “MALOVA”. Si bien, las críticas fueron severas por el antagonismo de sus plataformas ideológicas, por sus orígenes y por sus propuestas de gobierno, demostraron eficacia para generar contrapeso frente a un partido con presencia dominante en la cámara de diputados, que perfilaba la recuperación de la presidencia de la república y mantenía la mayoría de las gubernaturas.

\u0009Rumbo a las elecciones de 2021, PAN-PRI-PRD solicitaron registro de la coalición “Va por México” que hasta ahora tiene acuerdo en postular candidaturas a diputaciones federales en 171 distritos con candidatos del PAN en 57, del PRI en 60 y del PRD en 54; serán coalición total en 18 Estados, parcial en 5 e irán por separado en los 9 restantes.

Se trata de una alianza política inédita que reúne a partidos que han sido adversarios y que, en voz de sus dirigentes, dejan de lado sus diferencias para sumar esfuerzos y buscar construir una nueva mayoría en la cámara de diputados y lo mismo en la búsqueda de las 15 gubernaturas donde en algunas serán aliados igual que para los demás cargos en juego frente a la popularidad del Presidente López Obrador y de MORENA, que como partido, aún con todas su contradicciones internas y problemas de organización territorial, mantiene altas preferencias electorales según diversas encuestas.

Las alianzas políticas por la vía de las coaliciones o de las candidaturas comunes no son nuevas, forman parte del funcionamiento de nuestro sistema de partidos y todos, los de izquierda, de derecha o de centro han formado parte de ellas, por convicción o por pragmatismo. El reto está en la capacidad que tengan para construir una propuesta conjunta, sólida, que abone a la democracia y no la destruya en pro del beneficio inmediato.


Coincido en la necesidad de presentarle a los electores opciones para que determinen por la vía del voto cómo encontrar mejores equilibrios para el ejercicio del poder, pero por su historia y tradición las fuerzas políticas que hoy se unen, en esta u otras coaliciones, no deben disminuir ni modificar en lo sustancial sus posturas ideológicas por el peso de la coyuntura buscando recuperar el poder, los riesgos son para ellos mismos y para el funcionamiento de la democracia en su conjunto. Están en su derecho sí, como en el pasado lo estuvieron los partidos que normalizaron el uso de las alianzas para competir y conquistar espacios importantes de poder.

Es cierto que las coaliciones disminuyen riesgos de atomización del voto y que hoy significan posibilidades de redistribución necesaria del poder. Veremos qué aporta cada fuerza política en favor de las candidaturas que postularán y cuál será el beneficio individual que cada una obtenga para su propia recuperación. Sin duda, es saludable que en el ejercicio de poder esté representada la pluralidad de la sociedad, que el sistema de partidos se fortalezca y que la definición de los programas de gobierno sea acertada frente a los retos que impone la coyuntura.

*Profesor en UP y UNAM. Especialista en temas político electorales.


@MarcoBanos

Históricamente las alianzas partidarias, para postular candidatos, construir acuerdos parlamentarios o formar estructuras de gobierno, han logrado impulsar transformaciones importantes en nuestra democracia. En el terreno de la competencia electoral vemos con claridad como desde las elecciones federales de 1988 distintos partidos se aglutinaron en torno de Cuauhtémoc Cárdenas quien fue impulsado a la presidencia por PARM, PPS, PFCRN y PMS.

Más adelante, en las elecciones locales del 2010, la coalición PAN-PRD logró triunfos importantes frente al PRI. En esa ocasión lograron el apoyo mayoritario del electorado para ganar las gubernaturas de Puebla con Rafael Moreno Valle, Oaxaca con Gabino Cué y Sinaloa con “MALOVA”. Si bien, las críticas fueron severas por el antagonismo de sus plataformas ideológicas, por sus orígenes y por sus propuestas de gobierno, demostraron eficacia para generar contrapeso frente a un partido con presencia dominante en la cámara de diputados, que perfilaba la recuperación de la presidencia de la república y mantenía la mayoría de las gubernaturas.

\u0009Rumbo a las elecciones de 2021, PAN-PRI-PRD solicitaron registro de la coalición “Va por México” que hasta ahora tiene acuerdo en postular candidaturas a diputaciones federales en 171 distritos con candidatos del PAN en 57, del PRI en 60 y del PRD en 54; serán coalición total en 18 Estados, parcial en 5 e irán por separado en los 9 restantes.

Se trata de una alianza política inédita que reúne a partidos que han sido adversarios y que, en voz de sus dirigentes, dejan de lado sus diferencias para sumar esfuerzos y buscar construir una nueva mayoría en la cámara de diputados y lo mismo en la búsqueda de las 15 gubernaturas donde en algunas serán aliados igual que para los demás cargos en juego frente a la popularidad del Presidente López Obrador y de MORENA, que como partido, aún con todas su contradicciones internas y problemas de organización territorial, mantiene altas preferencias electorales según diversas encuestas.

Las alianzas políticas por la vía de las coaliciones o de las candidaturas comunes no son nuevas, forman parte del funcionamiento de nuestro sistema de partidos y todos, los de izquierda, de derecha o de centro han formado parte de ellas, por convicción o por pragmatismo. El reto está en la capacidad que tengan para construir una propuesta conjunta, sólida, que abone a la democracia y no la destruya en pro del beneficio inmediato.


Coincido en la necesidad de presentarle a los electores opciones para que determinen por la vía del voto cómo encontrar mejores equilibrios para el ejercicio del poder, pero por su historia y tradición las fuerzas políticas que hoy se unen, en esta u otras coaliciones, no deben disminuir ni modificar en lo sustancial sus posturas ideológicas por el peso de la coyuntura buscando recuperar el poder, los riesgos son para ellos mismos y para el funcionamiento de la democracia en su conjunto. Están en su derecho sí, como en el pasado lo estuvieron los partidos que normalizaron el uso de las alianzas para competir y conquistar espacios importantes de poder.

Es cierto que las coaliciones disminuyen riesgos de atomización del voto y que hoy significan posibilidades de redistribución necesaria del poder. Veremos qué aporta cada fuerza política en favor de las candidaturas que postularán y cuál será el beneficio individual que cada una obtenga para su propia recuperación. Sin duda, es saludable que en el ejercicio de poder esté representada la pluralidad de la sociedad, que el sistema de partidos se fortalezca y que la definición de los programas de gobierno sea acertada frente a los retos que impone la coyuntura.

*Profesor en UP y UNAM. Especialista en temas político electorales.


@MarcoBanos