/ martes 29 de enero de 2019

Anáhuac Global | Los problemas de Europa

Por: Santiago Fernández Sordo

Faltan nueve semanas para que oficialmente se dé la separación del Reino Unido de la Unión Europea y la incertidumbre sobre dicho evento es tan grande como lo era en el verano de 2016, cuando se dieron a conocer los resultados del referendo. Dos años de negociación no fueron suficientes para garantizar una transición ordenada en la ruptura y aún hoy es posible el peor escenario: una salida desordenada, sin acuerdo de transición, que lleve al Reino Unido a una recesión y que salpique a Europa con complicaciones comerciales y económicas aún inciertas.

El Parlamento británico ha comenzado ya a tomar algunas decisiones de emergencia y esta misma semana podría votar una serie de leyes que limiten las capacidades de la primer ministro, Theresa May, para manejar la situación. El Parlamento no está de acuerdo con el plan que se negoció entre May y Europa; teme que, tras haber rechazado el acuerdo, la primer ministro permita una salida desordenada del bloque en su afán por cumplir con el mandato de Brexit emanado del referendo de 2016 y, con poco tiempo en las manos, los legisladores buscarán una manera de postergar la fecha fatal.

Los europeos, por su parte, han decidido flexibilizar su postura e incluso han ofrecido dar más tiempo a los británicos para definir su situación. Un Brexit sin acuerdo no vendría sin consecuencias negativas para los europeos y sus líderes lo saben, a pesar de la dureza con la que afrontaron las negociaciones. Más aún, el riesgo de un Brexit sin acuerdo no es el único que asedia ahora a Europa.

El ambiente político de profunda división no es exclusivo de las islas y amenaza también con paralizar la toma de decisiones a nivel político en el bloque Europeo. El próximo mes de mayo se llevarán a cabo las elecciones parlamentarias en la Unión Europea. El ascenso de movimientos populistas y euroescépticos en la región obligan a pensar que es inminente un cambio sustancial en el equilibrio político dentro del Parlamento europeo este año: el proyecto de integración europea podría comenzar a enfrentar mucha mayor resistencia al interior de sus propias instituciones.

Además, la economía europea atraviesa por un momento de persistente desaceleración que se ha extendido ya por más de un año y podría desembocar tarde o temprano en una recesión. La producción industrial en Alemania, la economía más grande de Europa, se ha contraído por tres meses consecutivos y esta semana podría declararse oficialmente una recesión en ese país. Destino similar parece ser el de Italia; mientras que en Francia las protestas populares han comenzado a cobrar factura en la economía.

El futuro de Europa luce lleno de obstáculos y complicaciones; económicas y políticas. El Brexit aparece como el riesgo inmediato, pero hacia adelante los problemas no desaparecen y podrían tener importantes implicaciones para la estabilidad económica y política a nivel global.

* Profesor de la Facultad de Estudios Globales

Por: Santiago Fernández Sordo

Faltan nueve semanas para que oficialmente se dé la separación del Reino Unido de la Unión Europea y la incertidumbre sobre dicho evento es tan grande como lo era en el verano de 2016, cuando se dieron a conocer los resultados del referendo. Dos años de negociación no fueron suficientes para garantizar una transición ordenada en la ruptura y aún hoy es posible el peor escenario: una salida desordenada, sin acuerdo de transición, que lleve al Reino Unido a una recesión y que salpique a Europa con complicaciones comerciales y económicas aún inciertas.

El Parlamento británico ha comenzado ya a tomar algunas decisiones de emergencia y esta misma semana podría votar una serie de leyes que limiten las capacidades de la primer ministro, Theresa May, para manejar la situación. El Parlamento no está de acuerdo con el plan que se negoció entre May y Europa; teme que, tras haber rechazado el acuerdo, la primer ministro permita una salida desordenada del bloque en su afán por cumplir con el mandato de Brexit emanado del referendo de 2016 y, con poco tiempo en las manos, los legisladores buscarán una manera de postergar la fecha fatal.

Los europeos, por su parte, han decidido flexibilizar su postura e incluso han ofrecido dar más tiempo a los británicos para definir su situación. Un Brexit sin acuerdo no vendría sin consecuencias negativas para los europeos y sus líderes lo saben, a pesar de la dureza con la que afrontaron las negociaciones. Más aún, el riesgo de un Brexit sin acuerdo no es el único que asedia ahora a Europa.

El ambiente político de profunda división no es exclusivo de las islas y amenaza también con paralizar la toma de decisiones a nivel político en el bloque Europeo. El próximo mes de mayo se llevarán a cabo las elecciones parlamentarias en la Unión Europea. El ascenso de movimientos populistas y euroescépticos en la región obligan a pensar que es inminente un cambio sustancial en el equilibrio político dentro del Parlamento europeo este año: el proyecto de integración europea podría comenzar a enfrentar mucha mayor resistencia al interior de sus propias instituciones.

Además, la economía europea atraviesa por un momento de persistente desaceleración que se ha extendido ya por más de un año y podría desembocar tarde o temprano en una recesión. La producción industrial en Alemania, la economía más grande de Europa, se ha contraído por tres meses consecutivos y esta semana podría declararse oficialmente una recesión en ese país. Destino similar parece ser el de Italia; mientras que en Francia las protestas populares han comenzado a cobrar factura en la economía.

El futuro de Europa luce lleno de obstáculos y complicaciones; económicas y políticas. El Brexit aparece como el riesgo inmediato, pero hacia adelante los problemas no desaparecen y podrían tener importantes implicaciones para la estabilidad económica y política a nivel global.

* Profesor de la Facultad de Estudios Globales