/ viernes 6 de octubre de 2017

Ciudades

La Polis fue un espacio vital preconizado por Platón como la demarcación optima dentro de la cual el hombre viviría por entero su vida. En ese imaginado espacio, cada habitante asumiría la obligación de cuidar y convivir con los demás para renovar la polis y enriquecer la existencia del agregado humano y el territorio vital, material de la convivencia. De la Polis derivaba la noción prístina de la política, como obligación ineludible de quienes viven en ella de redistribuir y renovar perennemente los valores, entendidos como valores los objetos de cualquier actitud, necesidad, deseo o propósito individual y social.

En la Polis no hay megalópolis ni Big Apples. Hay espacios de convivencia e intercambio de propósitos e ideas para beneficio de niños, hombres, mujeres, trabajadores del campo, de las regiones urbanas, de los hombres adiestrados en el desempeño de vocaciones, oficios, en beneficio de la población de la Polis. La Polis es, en consecuencia, el espacio para el intercambio de propósitos y la expresión crítica constructiva que beneficie a todos.

En el transcurso de los 267 años que corren entre el 13 de agosto de 1521 y el 16 de septiembre de 1810, no fueron permitidas aquí ni la crítica incidental al titular o titulares del ejecutivo, ni la más leve oposición a sus decisiones.

Las decisiones que tomaron Cristóbal Tapia en 1521, Hernán Cortés entre 1521 y 1524, los miembros de las Audiencias: Primera de 1528 a 1531 y Segunda de 1531 a 1535, las de Antonio de Mendoza, Primer Virrey de Nueva España, de 1535 a 1550 y las de los 61 hombres que desem-peñaron ese cargo de 1550 a 1821, fueron implantadas sin debate, ni consulta y acatadas sin disputa.

La ratificación de que ningún habitante de Nueva España podría oponerse, ni discrepar de las determinaciones reales, la efectuó el 25 de junio de 1767 el XLV Virrey Carlos Francisco de Croix. Enseguida hizo saber que al rayar el alba los jesuitas quedarían incomunicados y saldrían de Nueva España sin más pertenencias “que el breviario, la ropa puesta y el dinero que pertenecía a cada uno.” Se les imputaba “haber intervenido en política y oponerse a las decisiones reales…”El mismo día, el Virrey publicó el Bando de Expulsión que terminaba con una advertencia definitiva: “deben saber los súbditos del gran Monarca, que nacieron para callar y obedecer y no para discurrir, ni opinar en los altos asuntos del gobierno.” El visitador José de Gálvez, habría de ordenar la ejecución inmediata de 69 hombres.

Las concentraciones urbanas capitalinas en la República, se multiplican. Emulan el insoportable crecimiento de la Megalópolis que sustituyó al Distrito Federal- El temblor de las 13 horas con 14 minutos del 19 de septiembre, es las advertencia final de que no puede seguir creciendo la megaciudad capital. Es un crecimiento canceroso, criminal. La corrupción administrativa de los mandos medios, superiores y de cúspide seguirá su nocivo incremento.

Al término de la Segunda Guerra Mundial un modesto servidor público de Londres señaló que con las bombas voladoras U2, Hitler estuvo a punto de acabar con la intelectualidad humanística, técnica, científica y literaria de la Gran Bretaña que vivía en Londres. Era necesario descentralizar la capital en cinco ciudades-jardín. La descentralización de Londres se efectuó en cinco años. Es impostergable que la megalópolis capitalina siga el ejemplo inglés.

La Polis fue un espacio vital preconizado por Platón como la demarcación optima dentro de la cual el hombre viviría por entero su vida. En ese imaginado espacio, cada habitante asumiría la obligación de cuidar y convivir con los demás para renovar la polis y enriquecer la existencia del agregado humano y el territorio vital, material de la convivencia. De la Polis derivaba la noción prístina de la política, como obligación ineludible de quienes viven en ella de redistribuir y renovar perennemente los valores, entendidos como valores los objetos de cualquier actitud, necesidad, deseo o propósito individual y social.

En la Polis no hay megalópolis ni Big Apples. Hay espacios de convivencia e intercambio de propósitos e ideas para beneficio de niños, hombres, mujeres, trabajadores del campo, de las regiones urbanas, de los hombres adiestrados en el desempeño de vocaciones, oficios, en beneficio de la población de la Polis. La Polis es, en consecuencia, el espacio para el intercambio de propósitos y la expresión crítica constructiva que beneficie a todos.

En el transcurso de los 267 años que corren entre el 13 de agosto de 1521 y el 16 de septiembre de 1810, no fueron permitidas aquí ni la crítica incidental al titular o titulares del ejecutivo, ni la más leve oposición a sus decisiones.

Las decisiones que tomaron Cristóbal Tapia en 1521, Hernán Cortés entre 1521 y 1524, los miembros de las Audiencias: Primera de 1528 a 1531 y Segunda de 1531 a 1535, las de Antonio de Mendoza, Primer Virrey de Nueva España, de 1535 a 1550 y las de los 61 hombres que desem-peñaron ese cargo de 1550 a 1821, fueron implantadas sin debate, ni consulta y acatadas sin disputa.

La ratificación de que ningún habitante de Nueva España podría oponerse, ni discrepar de las determinaciones reales, la efectuó el 25 de junio de 1767 el XLV Virrey Carlos Francisco de Croix. Enseguida hizo saber que al rayar el alba los jesuitas quedarían incomunicados y saldrían de Nueva España sin más pertenencias “que el breviario, la ropa puesta y el dinero que pertenecía a cada uno.” Se les imputaba “haber intervenido en política y oponerse a las decisiones reales…”El mismo día, el Virrey publicó el Bando de Expulsión que terminaba con una advertencia definitiva: “deben saber los súbditos del gran Monarca, que nacieron para callar y obedecer y no para discurrir, ni opinar en los altos asuntos del gobierno.” El visitador José de Gálvez, habría de ordenar la ejecución inmediata de 69 hombres.

Las concentraciones urbanas capitalinas en la República, se multiplican. Emulan el insoportable crecimiento de la Megalópolis que sustituyó al Distrito Federal- El temblor de las 13 horas con 14 minutos del 19 de septiembre, es las advertencia final de que no puede seguir creciendo la megaciudad capital. Es un crecimiento canceroso, criminal. La corrupción administrativa de los mandos medios, superiores y de cúspide seguirá su nocivo incremento.

Al término de la Segunda Guerra Mundial un modesto servidor público de Londres señaló que con las bombas voladoras U2, Hitler estuvo a punto de acabar con la intelectualidad humanística, técnica, científica y literaria de la Gran Bretaña que vivía en Londres. Era necesario descentralizar la capital en cinco ciudades-jardín. La descentralización de Londres se efectuó en cinco años. Es impostergable que la megalópolis capitalina siga el ejemplo inglés.

ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 18 de junio de 2018

Vacío

Pablo Marentes

martes 12 de junio de 2018

Rector

Pablo Marentes

lunes 21 de mayo de 2018

Anónimos

Pablo Marentes

sábado 05 de mayo de 2018

Cúpulas

Pablo Marentes

lunes 30 de abril de 2018

Postdebates

Pablo Marentes

sábado 21 de abril de 2018

Cercos

Pablo Marentes

sábado 14 de abril de 2018

Vísperas

Pablo Marentes

sábado 07 de abril de 2018

Prosa

Pablo Marentes

sábado 31 de marzo de 2018

Distribución

Pablo Marentes

sábado 24 de marzo de 2018

Animales políticos

Pablo Marentes

Cargar Más